Claro que es uno de los mejores directores de todos los tiempos, pero hay algo más…
John C. Reilly tiene una carrera larga y envidiable que incluye colaboraciones con algunos de los mejores cineastas de su tiempo. Tal es el caso de Paul Thomas Anderson, quien lo ha dirigido en títulos como Hard Eight (1996), Boogie Nights (1997) y Magnolia (1999).
Es un hecho que la alianza puede atribuirse al talento y la buena química de ambas partes. Pero para la magia que ambos han cosechado en pantalla se requiere más. Así lo ha confirmado el propio actor, quien explicó en entrevista con Vulture las razones por las que disfruta tanto colaborar con el realizador.
“Es alguien que está muy emocionado de ver lo que vas a hacer a continuación. Eso suena como algo obvio, pero tener la atención completa de una persona mientras estás actuando es importante. Te sorprendería la cantidad de escenarios de películas en los que el director mira el monitor o se preocupa por lo que están haciendo las luces o la cámara. Donde no hay nadie conectado emocionalmente contigo para venir después de la toma y decir, como lo hace Paul, todo sudoroso y emocionado: ‘oh, sí, eso fue genial. Vi esa vez que te enojaste un poco más cuando dijiste esa cosa. Sigamos así. Eso es muy genial. Sí, sí, sí’”.
No es el único, pues recordó que “Martin Scorsese es igual: contrata a grandes personas y deja que lo sorprendan. No he trabajado con muchos directores mediocres, pero si tuviera que describir a alguien de esa manera, sería porque no estaba prestando atención”.
John C. Reilly no es el único que ha disfrutado del enorme talento de Paul Thomas Anderson. Otros nombres recurrentes en la obra del cineasta son el fallecido Philip Seymour Hoffman, Joaquin Phoenix y Daniel Day-Lewis, cuyas respectivas cualidades han sido determinantes para afianzar al creativo entre los grandes directores de su tiempo.
