Steven es consciente de que Tiburón, uno de los mayores clásicos de su carrera, fue contraproducente para la especie del título.
ET, Indiana Jones, La lista de Schindler… Nadie se atrevería a dudar que Steven Spielberg es uno de los directores más importantes de todos los tiempos. Decidir cuál es su mejor película es una misión casi imposible, pero todo amante del cine sabe que su camino a lo más alto empezó con Tiburón.
La película catapultó la carrera del cineasta a lo más alto. No conforme con ello, moldeó la industria contemporánea con el replanteamiento del blockbuster, que desde entonces se decantó por la temporada veraniega. Esto, por supuesto, sin olvidarnos de las potentes campañas publicitarias que desde entonces acompañan a las principales superproducciones. Cambió, en otras palabras, nuestra forma de ver el cine. Pero no todo fue positivo, ya que también cambió nuestra forma de ver el mar.
El estreno de Tiburón desató un pánico injustificado al animal titular, que desde entonces empezó a ser visto como una máquina de matar aun cuando las estadísticas señalan que se trata de una especie que rara vez ataca a las personas. El pánico fue tal, que se estima que la población se redujo en un 70% en la década de los 70, en una caída libre que comenzó poco después del estreno del filme.
Sobra decir que ésta nunca fue la intención de Steven Spielberg, quien aprovechó una entrevista en BBC Radio 4 para expresar lo mucho que lo siente: “Lamento mucho que la población de tiburones se haya visto diezmada a causa del libro y la película. Lo lamento muchísimo”.
Aunque las percepciones han cambiado, lo cierto es que el cine sigue sin ser el mayor aliado de este animal. Desde el estreno de Tiburón, han sido muchas las películas que han replicado la fórmula del miedo, con propuestas tan radicalmente opuestas que van de lo basado en hechos reales a la ficción pura y dura. ¿Alguien dijo Sharknado? Y en el centro de la polémica siempre estará el clásico del multilaureado director.
Finalmente, no está de más recordar que no es la primera vez que esta historia inspira disculpas. No de Steven Spielberg, sino del escritor de la novela, Peter Benchley. En su momento, el autor lamentó el pavor inspirado por su obra, aun cuando enfatizó que ésta se inspira en hechos reales sucedidos en 1916.
Por cierto, si después de leer esta nota se preguntan cuáles son las posibilidades de morir por el ataque de estos animales, la National Geographic dio la respuesta: ¡una entre, 3,700,000! La muerte de gripe es más factible ya que es de una entre 63.
