La propiedad expira en 2024 y el ratón podría pasar al dominio público.
“Sólo espero que nunca perdamos de vista una cosa”, aseguraba Walt Disney en una de sus frases más célebres. “Que todo empezó con un ratón”. Vaya que sí. Lo que comenzó como un sueño animado hoy se ha convertido en el mayor emporio del entretenimiento. Y todo sigue siendo representado por la figura del inigualable Mickey Mouse. Un símbolo de The Walt Disney Company, pero también de la animación, de toda la industria norteamericana e incluso del país de las barras y las estrellas. El personaje es uno con el estudio y el estudio es uno con él. Por eso, cuando surge la posibilidad de que éste pierda sus derechos, uno no puede sino extrañarse.
La historia de Mickey Mouse comenzó en 1928 y como tal acumula 94 años como emblema de la compañía. Esto podría cambiar en 2024 con la expiración de su copyright, lo que le convertiría en un personaje de dominio público. El estudio podría seguir usándolo, pero también podrían hacerlo artistas, diseñadores e incluso aficionados. Esto, sobra decirlo, sin pagar ningún tipo de regalía.
No es la primera vez que el ratón atraviesa estos dilemas. En su momento, la Ley de Derechos de Autor permitió resguardar al personaje durante 56 años: 28 iniciales con una extensión de otros 28 años. Cuando el periodo estaba cerca de llegar a su fin, Disney ejerció presión para la realización de reformas que se manifestaron en la Ley de Derechos de Autor de 1976. Un par de décadas más tarde, la compañía pudo ampliar nuevamente su propiedad y evitar que ésta pasara al dominio público mediante la Ley de Extensión del Plazo de Copyright de 1998, que llegó a ser referida como la Ley de Protección de Mickey Mouse. Esta última extensión vence en 2024.
La historia sugiere que Disney no debía tener mayores problemas para ampliar el plazo. Algo que además le permitiría celebrar el siglo con su mayor emblema. Pero la situación no es tan fácil en esta ocasión.
Esto porque un grupo de legisladores republicanos ha decidido oponerse a cualquier esfuerzo por extender esta protección. Esto con la intención de castigar a Disney, que es visto por algunos conservadores como “una fuerza cultural descomunal con una agenda progresista a la que recientemente han descrito como peligrosa [y] que usa su poder corporativo e influencia cultural para difundir ideologías que no apoya” [vía].
Aunque es un hecho que el imperio ratonil ha tenido tiempo más que suficiente para planear una estrategia que le permita conservar su más valorado tesoro, la defensa será compleja por el contexto en que se da. Un estudio empoderado al máximo y que recientemente entró en disputa con el gobierno de Florida por una serie de reformas educativas. Las autoridades del estado respondieron con dureza al privar a Walt Disney World de su autonomía.
Tampoco nos olvidemos del peso del público, o en términos más políticos, de los votantes. Si bien son muchos los que aman la mancuerna integrada por Disney y Mickey, cada vez son más los que critican la presunta hipocresía del ratón que defiende con fiereza sus propiedades cuando buena parte de sus ganancias provienen de la adaptación de historias populares o de novelas del dominio público.
El ratón está en apuros y parece que la magia que le ha caracterizado no será suficiente para salir del problema en esta ocasión Seguiremos pendientes del desarrollo de esta noticia que podría ser una verdadera revolución en la industria que todos conocemos.
