¡Conoce cómo una década de trabajo logró lo que parecía imposible con esta épica historia!
Aparadores fastuosos y vitrinas impolutas siempre causan una extraña fascinación. Su efecto se multiplica cuando, puestas en la mansión de un personaje influyente, comparten algo excepcional, digno de estar en un museo. Este es el caso de un juego de copas que pertenecieron a la dinastía de los Romanov. Viajaron 10 mil kilómetros, del Imperio Ruso a México, y terminaron en casa de Alonso Rondia, prominente político mexicano, y uno de los cuatro protagonistas de Casi el paraíso, el primer best-seller mexicano de la historia, ahora convertido en película.
En la novela se infiere que Rondia pagó una suma estratosférica por cuatro copas. Históricas. Únicas. Valiosas. No obstante, tienen un punto débil: son frágiles y, en el peor de los casos, una imitación. Pareciera, de hecho, que las copas sintetizan la escencia de la novela, hoy convertida en el evento cinematográfico mexicano del año: son un juego de poder y de apariencias, donde todo lo que brilla… puede ser falso.
Un título para ser tratado como rey
La lista de best-sellers de The New York Times es la lista. El registro, publicado cada semana desde octubre de 1931, popularizó el término best-seller a nivel global como sinónimo de obras campeonas en ventas. Y de vez en vez estas obras ultra-populares añaden otras dos condiciones de excepción: la ovación unánime de la crítica y trascender su tiempo. En México, aunque no hay un listado así, es bien sabido que el primer gran best-seller mexicano con esas características fue Casi el paraíso, de Luis Spota.
Luego de ocho novelas y una amplia trayectoria en medios de comunicación (que incluía entrevistas, columnas, la dirección de un periódico y diversos premios), Luis Spota sorprendió al México de 1956 con Casi el paraíso. La novela era una radiografía a la sociedad mexicana de la época, exaltando su malinchismo, un poder corrupto, y la eterna facha llena de apariencias que la cubría. ¿Su protagonista? Ugo Conti, un (falso) conde italiano.
La obra siguió un camino curioso: fue best-seller todo el siglo 20, y a partir de los años ochenta se convirtió en lectura casi obligada de bachilleratos y universidades. De 1956 al año 2000, siete de las 30 novelas de Spota llegaron al cine; no así Casi el paraíso, la más famosa –por mucho— de todas.
¿De qué trata la película, adaptada a la segunda década del siglo 21? Al llegar a México, el conde italiano Ugo Conti (Andrea Arcangeli) sabe que encontró el paraíso: un lugar donde la alta sociedad mexicana se rinde a sus pies como joven aristócrata. Alonso Rondia (Miguel Rodarte), político con sueños de grandeza, ve en Conti su pasaporte al poder, y le ofrece lujos, dinero ilimitado y el corazón de su hija Teresa (Karol Sevilla, en su debut en cine). Mientras el conde aprovecha su relación con Alonso, se reencontrará con Frida Becker (Esmeralda Pimentel), el amor de su vida, y la única persona que sabe la verdad: Ugo, cuyo verdadero nombre es Amadeo Pádula, es todo menos un conde.
Luis Spota y su paso por el cine
Luis Spota fue escritor, guionista, director, boxeador, y periodista. Ejerció el oficio de la información como nadie, tanto que fue llamado “El niño terrible de Bucareli” como referencia a la avenida donde estaba su periódico, Excélsior. Trabajar arduamente lo hizo merecer la primera plana por varias semanas consecutivas, y hubo días donde llegó a publicar hasta diez notas. Conocía México como nadie.
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Spota fue un hombre de cine. En 1951 llegó a cines Flor de sangre, adaptación de su quinta novela, Vagabunda (1950). A ella seguirían más de 20 proyectos donde fue guionista, director o autor de la idea original o de la novela base. Curiosamente, previo a Casi el paraíso, la última adaptación de una de sus obras fue un remake de Vagabunda, en 1993.
En la palma de tu mano (1951), su primer guion, ganó el Ariel de Oro a mejor película. En la década de los 70, dos adaptaciones de sus novelas también ganarían el premio, aunque él no fungió como guionista: Las grandes aguas (1978), y Cadena perpetua (1979). Hacia 1989 Las grandes aguas mutó de formato y se convirtió en una telenovela de 85 capítulos.
Sin embargo, había una notoria esquivez hacia Casi el paraíso. Ya sea por sus temas o sus complicaciones de logística (la necesidad de contarla en diversas locaciones, el estar hablada en varios idiomas, el requerir una producción multinacional…), nadie se había atrevido a darle luz verde a una adaptación.
Nosotros los Conti
Durante las décadas de 1970 y 1980 se intentó adaptar Casi el paraíso como una telenovela. Los primeros intentos de convertirla en una película llegaron en los años noventa, con René Cardona Jr. (director del clásico Tintorera y de taquillazos como Pero sigo siendo el rey o la saga La risa en vacaciones) como productor, pero luego se retomó la idea de una historia para la pantalla chica. Fue hasta inicios de la década pasada que los derechos quedaron “libres”. Ahí se abrió la ventana de oportunidad.
Edgar San Juan (Ciudad de México, 1970) es la figura central de esta travesía. Productor de títulos como La nana, Las ausentes y Mal de ojo, y guionista de Norteado y Chalán, no dudó en comprar los derechos. Estaban en manos de Elda Peralta, expareja de Spota, quien los heredó tras la muerte del autor.
“Leí la novela a los 13 años y quedé fascinado por el mundo de Ugo Conti”, señala San Juan, en entrevista exclusiva para Paloma & Nacho. “Me fascinó la escritura de Spota; sentí que su prosa era audiovisual. Cuando leía la novela, veía imágenes. Me enseñó a ser guionista”.
Casi el paraíso fue un contacto iniciático con el malinchismo y con un fenómeno doloroso: el trato que nos damos entre mexicanos y la glorificación a los extranjeros, ese “complejo de alfombrita que nos hace ponerlos por encima”. Además, considera a la novela como insignia para una generación. “Siempre había un libro de Spota en nuestras casas, pero esta es su mejor novela”.
Aunque la trama es profunda y lidia con temas fuertes, tanto el material original como la película son directos y fáciles de entender. Esta fue la intención desde el principio, aun cuando el ahora director ni siquiera se imaginaba tras las cámaras. Ahí se incorporó un segundo elemento que sería fundamental en los siguientes años: Gary “Gaz” Alazraki.
En la primavera de 2013, Alazraki impuso récord de taquilla para el cine mexicano, el cual llevaba 11 años estático. El crimen del padre Amaro(otra adaptación literaria) sumó $162.1 millones de pesos (MDP) en 2002, y Nosotros los Nobles elevó la marca al doble: $340 MDP. Es curioso observar que Los Nobles, cuyo epicentro es la lucha de clases, tenía un personaje europeo (Peter Pintado) tratado de forma ceremoniosa. En efecto: Ugo Conti rencarnaba, tangencialmente, en ese blockbuster.
Alazraki era amigo de San Juan, y se interesó al saber que ya tenía los derechos. Además, por destino o casualidad, dos personas cercanas a él ya lo habían vislumbrado como director del proyecto, pues veían en Alazraki un estilo que la adaptación necesitaba. Hablamos de Max Leonardo, dueño de Farmacias del Ahorro, y el empresario Ernesto Coppel.
Considerando el humor negro de la historia original y la complejidad de la trama, Casi el paraíso era el follow-up ideal para Alazraki tras Nosotros los nobles. El jóven director no tardó en aceptarlo. “[Gary] es una persona con un lenguaje visual increíble, inteligente y sensible”, cuenta San Juan, entonces guionista y productor. La película que planearon sería –sin rodeos— cara, y así comenzaron a buscar alianzas con productoras en México e Italia.
El proyecto, de dimensiones considerablemente mayores a la media de un filme mexicano, tardó en cocinarse. En 2018, con la llegada de un nuevo gobierno federal, Edgar San Juan tuvo un ofrecimiento formidable: ser Subsecretario de Cultura a nivel nacional. En principio rechazó la oferta, pues Casi el paraíso era su “bebé” en proceso de gestación. Sin embargo, al tener estudios en Ciencias Políticas descubrió que ese puesto le permitiría servir a su país, enriquecer la cultura. Con fondos de inversión y una coproducción italiana listos, San Juan propuso a Alazraki contar con un productor delegado, pero el creador de Los Nobles fue enfático: “Si pones a otro productor no va a ser lo mismo, y prefiero saltar del barco”.
Entre los nuevos posibles directores surgió el nombre de Roberto Sneider, que ya tenía gran experiencia al adaptar novelas icónicas. En 1994 estrenó su aclamada ópera prima Dos crímenes (Jorge Ibargüengoitia); En 2008 hizo lo propio con Arráncame la vida (Ángeles Mastretta), que en su momento fue una de las 10 películas mexicanas más taquilleras (y caras) de la historia. En 2016 dirigió Me estás matando, Susana, basada en Ciudades desiertas, de José Agustín. Ahí estaba el director de grandes novelas mexicanas. En palabras de San Juan, “su elegancia, dirección de actores y acertadas elecciones al adaptar clásicos” lo hacían la mejor opción.
Algunas diferencias creativas llevaron a su salida, al tiempo que San Juan también dejó su cargo político. Para esas alturas el proyecto ya había pasado por varios estudios; ahora estaba en la mira de Cinépolis Distribución, y Marco Polo Constandse (Cásese quien pueda y La boda de Valentina) sería su nuevo director. Su nombre era sinónimo de éxito comercial.
Cuando parecía que solo faltaban por completar los fondos necesarios para el rodaje, que empezaría en otoño de 2022, Constandse dejó el proyecto debido a obligaciones contractuales con una serie. Fue allí cuando Edgar San Juan entró a asumir el reto principal, pues si él no dirigía, podría pasar mucho tiempo hasta encontrar otro líder.
“Nos pusimos a pensar, y creo que la película me venía pidiendo que la dirigiera”, afirma. “Estudié guionismo, es mi área de especialidad, y después me hice productor. Aunque había dirigido dos cortos y me sentía satisfecho, pensaba que dirigir una película de este calibre me sobrepasaba”.
Tanto en México como en el resto del mundo, el presupuesto de una ópera prima suele estar regulado. Es poco común que un director primerizo disponga de vastos recursos… pero Casi el paraíso lo necesitaba. En una “noche de insomnio”, San Juan llegó a una epifanía: para evitar un ‘Heaven’s Gate’ a la mexicana, lo mejor sería adaptar la novela al siglo 21, respetando los valores y la impostura de una sociedad llena de mentiras, donde se valora la farsa y la posición por encima de todo. Títulos como El talentoso Sr. Ripley y Atrápame si puedes se convirtieron en inspiraciones para el trabajo de escritura.
Una era extraña
Durante los primeros tratamientos, la adaptación se manejó como una historia de época, centrada en la fastuosidad de los años 50, y lo que dicha década provocaba en sus protagonistas. Al hacer la adaptación contemporánea se visibilizó una contundente realidad: México no ha cambiado. O al menos no respecto a los elementos que Spota criticó. Cada vez hay más corrupción, más fascinación por lo extranjero, y una clase política que propicia más que resultados, dudas y reclamos.
Maquetar la historia al siglo 21 requirió de “anclas temáticas” para que la farsa de Ugo aún hiciera sentido. En nuestros tiempos aún hay gran necesidad de validación, y a ella se suma un monstruo que respalda las “realidades” con que muchos se venden: las redes sociales. Creadas como una forma de conectar personas, hoy son un receptáculo de insatisfacciones, presunción e innumerables mentiras.
“Es una era extraña…”, afirma Hipatia Argüero, coguionista, en exclusiva a Paloma & Nacho. “Hay situaciones sacadas de contexto y malentendidos, y la gente las ve como verdades absolutas. Es un mundo que, francamente, da miedo. Pero hay quienes saben sacar provecho a las redes sociales: construir personajes, manipular, salirse con la suya, y reproducir narrativas, como la forma en que se ve al hombre y la mujer. Es difícil rastrear los hilos de la verdad, y más cuando tienes una mentira bien armada, como Ugo”.
Aunque las redes sociales son relativamente nuevas, lo que se mueve en ellas existe desde hace mucho tiempo: prejuicios, mentiras, y la idea del estrellato para alguien común. Teresa Rondia, pieza clave en la mentira de Ugo, es un ejemplo de ello. Es una figura pública gracias a la posición política de su padre, pero también totalmente náive. Eso la lleva a ser víctima del farsante italiano, algo sobre lo que Karol Sevilla profundiza: “Todos son unos perfectos mentirosos. En este ajedrez, cada quién mueve sus fichas… y la vida es así; a veces la gente se ch*nga a otros para tener éxito”.
Las redes sociales no son el único cambio significativo en la adaptación. En la novela, los personajes femeninos sólo son relevantes en función de lo que Ugo hace –o no– con ellos. Ven los triunfos o derrotas de los hombres a su alrededor y sin formar parte activa. En contraste, la versión cinematográfica propone mujeres fuertes y con un juego propio.
“Es evidente que el heteropatriarcado nos sigue avasallando, pero aquí las mujeres tomamos un rol protagónico. Por ejemplo: Frida, con su audacia, logra insertarse en lo más alto de la política y mover los hilos”, asevera Esmeralda Pimentel, cuyo personaje es el único que sabe la mentira de Ugo, y también tiene sus intereses.
Consciente de rescatar el humor negro que destacó en la novela, San Juan se acompañó de dos mentes más: la ya mencionada Hipatia Argüero (alguna vez alumna de Edgar), y Juan Curi. El realizador disfrutó escribir las primeras versiones en solitario, pero sabía que necesitaba miradas frescas, jóvenes y aguerridas. A ella la describe como “rebelde, antisistema, con una gran mente de escritora… una Frida” (irónicamente, ella prefiere a Teresa). Él, por su parte, tiene “una visión crítica para detonar el humor; saber cuál es la mejor manera de contarlo”. Los tres, como equipo, añadieron capas al relato.
Casi el paraíso es esencialmente un drama, pero los excesos de sus personajes la hacen coquetear con la comedia oscura. No son pocos los momentos en que las carcajadas –deliberadamente sembradas por los guionistas- aparecen, y eso fue una delicia para los involucrados. Los actores agradecen ese “escape” para hablar de temas escabrosos, y los responsables del guion aseguran que la película no podría existir sin esos toques de humor.
“Siempre procuramos no perder de vista el lado humorístico y hasta ligero de la historia. Nos estamos riendo con los personajes, y también de ellos. Vemos el absurdo teatro que es la política mexicana, este aspiracionismo europeo… Ese ‘Si te vuelves parte de la familia, eso implica todo’”, añadió Argüero.
“Algunas historias universales incluso se podrían contar sin un país, tiempo o sociedad específicos, porque tienen temas tan profundos que no importa cuándo y dónde se cuentan”, afirma Arcangeli, quien añade: “Por eso es poderoso que decidieran contar Casi el paraíso en la época contemporánea, pues el corazón de la historia no se perdió”.
Luz verde al proyecto
Para llevar a Casi el paraíso al siglo 21, Miguel Rivera, vicepresidente de Programación Global y Contenido de Cinépolis, y productor de la cinta, fue una de las cabezas que tuvo injerencia en aprobar la elección de San Juan como director.
En una industria cinematográfica mexicana con gran inclinación por la comedia –representa más del 70% de la taquilla anual nacional– para grandes lanzamientos, la decisión de Cinépolis Distribución parece arriesgada. Sin embargo, esta forma parte de su visión empresarial. Además, al ahora director lo conocían de proyectos previos.
“No solo vemos una oportunidad para que más películas, a las que quizás les cuesta encontrar distribuidor, tengan una opción. También creemos que el público mexicano se ha sofisticado. Con Edgar tenemos una relación muy profesional, fue productor de Mal de ojo, que se convirtió en una gran experiencia. Ya éramos parte del esquema de Casi el paraíso, y cuando tomó la decisión [de dirigir] no dudamos en apoyarlo. Era una apuesta, pero estamos felices de haberla hecho. Es un ejemplo de nuestro ADN: apoyar a cineastas con su primera película”, señala Rivera.
Los datos le asisten: de la mano de Cinepolis Distribución llegaron a cines películas como Chilangolandia, Señora Influencer (ambas de Carlos Santos) y Huesera (aclamadísimo debut de Michelle Garza Cervera).
Con todo listo, llegó el momento que San Juan había esperado durante años: buscar a Ugo Conti, y a quienes se convertirían en las fichas de su juego.
En busca del Conde perfecto
En 2018, San Juan y Alazraki (aún involucrado en el proyecto) viajaron a Italia para encontrar al actor que representara la inocencia, el encanto y descaro de Amedeo Pádula, pero que también pudiera transformarse en el ambicioso y refinado Ugo Conti. Este último, según el libro, debía ser capaz de “arañar corazones y llenarlos de inquietud”. Con apenas 24 años, Arcangeli llamó la atención de ambos. Su belleza, encanto y habilidades para comunicar con la actuación lo dejaron claro: él era Ugo Conti.
Cuando el proyecto se reactivó, y con él la búsqueda del casting, la elección de Arcangeli se mantenía intacta. El actor no conocía México, y su primer contacto novelizado con el país fue el retrato de una sociedad mentirosa, superficial y corrupta. La historia de Spota lo sedujo, así que aceptó. En aras de dar la actuación de su vida, empezó con clases de español para ser ese Ugo Conti de ensueño.
“No conocía una sola palabra. Sólo decía ‘gracias’, ‘sí’ y ‘no’ porque igual se usan en italiano. Conocía el México de las películas; me gustan directores como Alejandro González Iñárritu y Alfonso Cuarón. Crecí viendo su cine y tenía una idea vaga de lo que realmente es México”.
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Fueron casi tres meses los que Arcangeli pasó en México. Las calles de la colonia Roma, que conocía de vista gracias a la película homónima, fueron su punto de conexión. La clave para salir avante fue la amistad que formó con su director y compañeros de elenco.
“Estaba solo, sin mi familia, sin conocer a nadie, pero tengo que agradecer a Miguel, Karol y Esmeralda. La complicidad que se ve en la película es real; es el proyecto donde más he reído. Siempre había tiempo para reír con ellos, y eso no pasa siempre”.
Y, sin embargo, estrellas
La lucha y el destino de Conti no serían lo mismo sin Frida Becker, la mujer que le enseña el verdadero amor, y realmente lo hace dudar sobre su propósito. En novela y película, ambos se conocieron en Italia, en sus años de juventud, y vivieron uno de esos amores que mueven entrañas, cambian pensamientos, y merecen arriesgarlo todo. Pero las torpes decisiones de Amedeo terminan por separarlos, y años después se reencuentran en los dominios de Alonso Rondia, a quien ambos buscan sacarle provecho. Él finge ser un Conde y ella se convirtió en la publirrelacionista del político.
Tras 15 años de trayectoria, sobre todo en tv, y media docena proyectos en cine –la mayoría comedias—, Esmeralda Pimentel enfrenta el reto más grande de su carrera. Si bien no conocía esta novela de Spota al audicionar, quedó fascinada por su mundo en cuanto supo que formaría parte de él. Irónicamente, también le aterró que la adaptación contemporánea mantuviera el mismo retrato de México.
“Me parece terrible que una novela de los años 50 siga tan actual. Pareciera que hay cosas que no cambian; y tiene que ver con la impunidad y la corrupción, con nuestro complejo de inferioridad. Fue un shock entender que las cosas siguen igual”.
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Frida es uno de los personajes más favorecidos en la adaptación. Ya no es una mujer sometida ante el poder de los hombres, sino alguien que recorre su propio camino. Pimentel recuerda: “Me sorprendió cuando Edgar me llamó diciéndome que me quería en el proyecto. Para mí fue un gran halago saber que él vio características de Frida en mí”.
Por mucha fuerza y poder ganados con los años y los golpes de la vida, hay algo en Frida que aún representa un obstáculo: el reencuentro con su amor de la juventud. De muchas formas, Ugo Conti también es un misterio para ella. ¿Por qué volvió?, ¿Qué gana con acercarse a ella?, ¿Podrá resistirse a los sentimientos que decidió enterrar? Casi el paraíso es una historia de poder, y aunque ambos personajes tienen una rígida agenda personal, no pueden negar aquel amor olvidado en el tintero.
“Tenemos dos intérpretes maravillosos. En Andrea, el contraste de Amedeo Pádula con Ugo Conti es excepcional. Lo mismo sucede con Esmeralda; tiene un desdoblamiento que me fascina”, relata San Juan.
Entre la ambición de Ugo Conti y la venganza de Frida Becker está el juego de Alonso Rondia. Acostumbrado a hacer su voluntad, el político busca ser gobernador de Oaxaca y así favorecer sus intereses. Pero cuando Conti aparece de improviso, sin su beneplácito, entre los invitados a una reunión, encuentra cómo sacarle provecho y beneficiar aún más sus negocios. Cree que puede utilizar su encanto para generar simpatía con los votantes.
San Juan refiere que Alonso Rondia representa a esa clase política racista, clasista, que busca proteger su linaje a toda costa y siempre quiere más. Por ello confía ciegamente en Ugo e incluso lo apoya monetariamente, sin saber que vino de la nada. La creciente cercanía de su hija Teresa con el Conde es una gran estrategia de campaña, pues ‘vende’ la idea de familia refinada con conexiones.
“Cuando trajimos el guion al siglo 21, solo pude ver a Miguel Rodarte [como Alonso]”, afirma el director. “Él tiene esta cosa juguetona, crítica, cínica, y a la vez cercana. Miguel, para su interpretación, se come el guion, lo digiere y ofrece maravillas. Era el actor más experimentado del set, y cuando tenía dudas hablaba con él. Fue el maestro de todos”.
Rodarte, que en su trayectoria cuenta con taquillerísimos títulos como El tigre de Santa Julia, Salvando al Soldado Pérez y Perfectos desconocidos, conocía a Spota y sabía del fenómeno Casi el paraíso en su lanzamiento. Al saber que la adaptación sería contemporánea, aprovechó a Rondia para hablar de temas que le interesaban.
“La fascinación que los mexicanos sentimos por los extranjeros se conjuga perfecto con la política. Es una crítica aguda de cómo mantenemos a una sociedad basada en apariencias, mentiras y engaños. Los personajes viven en una realidad con símbolos de estatus, de riqueza… Es una delicia jugar con eso que nos describe, esa herencia que vamos arrastrando”.
En un país donde los políticos protagonizan primeras planas de los periódicos, Casi el paraíso también bebe de esas experiencias. No son coincidencia ciertas tomas, diálogos y personajes que se asemejan a la clase política –y sus familiares– más polémicos en las últimas décadas. “Es un momento para reflexionar y decir: ´No te respaldes en símbolos de estatus; no por ser diputado te gastes todo en bolsas Louis Vuitton´”, afirma Rodarte, quien se lleva el “privilegio” de criticar a la clase política.
Pero Rondia tiene un punto débil, y no se trata sólo de esas copas que atesora como a su propia vida. En medio de todo está Teresa, su hija. Para ella, acostumbrada a tenerlo todo a cambio de nada, un like representa no sólo la aprobación de sus seguidores, sino un peldaño más en su camino al éxito.
Karol Sevilla: De niña Disney a Condesa
En la película, Teresa conoce a Ugo Conti en Acapulco, y queda prendada de su porte, cuerpo atlético y encanto. De hecho, esta es una de las primeras escenas de la adaptación. Sin embargo, lo que más le atrae es el mundo que él le vende: uno donde es empresario, filántropo, socialité y heredero de un linaje indescriptible. En la mente de Teresa ya se confabula un plan lógico, pero peligroso: mezclar su posición con lo fascinante de Conti, y convertirse en la pareja del momento. “¿Qué importa el dinero cuando tienes likes?” se lee en el póster individual del personaje. Pero incluso estos likes tienen un precio… y ella no será la única que lo pague.
“En el libro, Teresa es como una ratoncita, tímida, frágil, débil. Ugo la usa a su conveniencia, pero no sabemos su perspectiva. Queríamos despegarnos de esa idea donde está desdibujada, sin mundo interior. Si bien representa todo lo que está mal en el mundo, cuando abre la boca, te cae bien. Me encanta escribir personajes que me deberían caer mal, pero me caen increíble [como ella]”, afirma la coguionista.
Karol Sevilla, actriz y cantante mexicana que alcanzó la fama internacional gracias a la serie juvenil Soy Luna, encontró aquí la oportunidad más grande de su carrera. Teresa es su primer personaje en cine y también la antítesis del rol con el que millones la conocieron. Muchas actrices podrían temer a un papel retador, pero la oportunidad encantó a Karol.
“Fue un aprendizaje enorme. Es mi debut en la pantalla grande, y cuando supe del elenco, me dieron nervios. [Con Tere] salí de mi zona de confort, pues ella habla a esos jóvenes que se la viven en redes sociales. Desde el primer día que llegué me encontré con compañeros que me ayudaron. Aprendí de los grandes”, dijo la joven en exclusiva a Paloma & Nacho.
La participación de Sevilla es, además, un aliciente para que nuevas generaciones conozcan el mundo creado por Spota. San Juan es consciente de lo que representa tener a Karol en el elenco, y la ve cómo un posible vínculo para que el clásico conecte con nuevos lectores y espectadores.
“Fue casi un milagro. Estábamos buscando a nuestra Teresa Rondia, que debía tener fuerza, pero también frivolidad. Debía ser joven, pero con un conocimiento de las redes sociales; astuta, pero al mismo tiempo ingenua”.
La historia es así: los productores asociados llegaron con el director y una idea fija. Conocían el trasfondo actoral de Sevilla, su estatus de “niña Disney” y su dominio en diversas plataformas. Todo ello podría crear a la Teresa perfecta. En palabras del director: “por un lado era sencilla, humilde, y por el otro, un huracán”. Su energía, disposición, y las ganas de hacer suya a Teresa sobresalieron de inmediato. “Quería arrancar el personaje del guion”, recuerda.
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Lo siguiente fue una prueba de química con Andrea. Los realizadores querían una dupla que pudiera jugar, y entregarse a lo que el guion pedía. Al verlos juntos la búsqueda llegó a su fin. Conti tenía a su Teresa, y Karol, el papel que promete cambiar su carrera. “Supe que con ella podía lograr un personaje opuesto al de la novela… pero más completo y ambicioso”, cuenta el director.
Una farsa perfecta
Entre Italia y México, Ugo Conti (ayudado por su “creador”, el conde Francesco de Astis) se encargó de construir un pequeño imperio de engaños rodeado de lujos, yates y ropa de los mejores diseñadores. El equipo detrás de cámaras supo, desde un inicio, cómo debía lucir ese paraíso en la pantalla grande.
La historia se desarrolla en tres escenarios principales: Ciudad de México, Acapulco, e Italia. Y justo en ese orden se llevó a cabo la filmación, que empezó en la primavera de 2023. Arrancar en la capital mexicana fue una decisión acertada.
La organización de Julio Bárcenas, asistente de dirección, fue fundamental para lo apretado de las agendas. ¿La primera escena que se filmó? Un encuentro íntimo entre los personajes de Esmeralda y Andrea. Para todos era claro qué debía transmitir una pasión atrapada entre la lucha del poder y la justicia.
Más adelante, Ugo y Teresa se conocen en un yate que navega por la bahía de Acapulco. En pantalla, embarcaciones y mar forman una postal, pero para San Juan y Alejandro Cantú, director de fotografía, fue una odisea Ese día de rodaje comenzó a las 5 am, con decenas de personajes, ocho embarcaciones, un arsenal de luces, seguridad y todo el equipo necesario. También se necesitaba seguir “el ritmo del mar”, impredecible y fascinante. “Como Mad Max en la bahía de Acapulco”, lo recuerda San Juan.
“Los yates son una cosa dificilísima de filmar”, afirma Cantú. “Tenemos un ABC de la cinematografía, con los elementos más difíciles de filmar: Animals (animales), boats (botes, embarcaciones) y children (niños). Los yates se mueven todo el tiempo, y es un asunto de posiciones. Fue lo más difícil de filmar porque se movía la cámara, todo se salía de cuadro y era incontrolable”.
Desde su trinchera, Cantú planeó el aspecto visual (los ambientes, los movimientos de cámara…) y se encargó de crear una narrativa. Su visión fue clara desde el inicio, y la trabajó de la mano con San Juan: Italia sería más desaturada, con tonalidades sepias, y la época actual tendría una imagen más neutra.
Nominado a cuatro premios Ariel, el cinematógrafo de Carmín tropical, El diablo entre las piernas y La diosa del asfalto estableció esa división para marcar el antes de Ugo Conti (su infancia y juventud en Italia), y el después (su “formación” y llegada a México).
Filmar en Italia significó, como era de esperarse, un ligero choque de culturas. En México, un día de rodaje incluye hasta 12 horas de trabajo, mientras que en Italia sólo son 8. Si a eso le sumamos las complicaciones por rodar en calles transitadas, entornos desconocidos y pocos días disponibles, el reto se amplificaba. Al final, la visión inicial del entourage mexicano se respetó de principio a fin.
“El equipo italiano fue sumamente profesional. Siempre hay diferencias en la forma en que uno se imagina las cosas y cómo resultan; ocurre en casi todas las artes, pero aquí fue muy cercano”, añadió Cantú.
Será porque te amo
Desde que San Juan asumió como director, Camilla Uboldi se mantuvo a cargo de la música original. Nacida en Italia, y con la Ciudad de México como fondo de su crecimiento, la compositora y animadora cuenta con importantes títulos a sus espaldas, como Mal de ojo, Zapatos rojos (por la que ganó el Ariel a Mejor música original) y Confesiones.
El encuentro con el cineasta se dio en 2016, por una amiga en común. Al saber que los planes incluían el rodaje en Italia, su colaboración parecía inevitable. Un par de años después, Uboldi leyó una versión del guion, ambientada en los años 50. Aun con el cambio a la época actual, consideró que la esencia del relato se mantenía intacta.
“Como toda comedia negra, tiene matices. Hay un lado más ligero, pero también va a lugares más oscuros. Al sumar el juego de las redes sociales, [la adaptación] requería elementos de música pop. Deseábamos que la música nos dijera que Ugo es un impostor. Buscamos tener la sospecha y, al mismo tiempo, la fascinación”.
La mandolina, instrumentos popular en el sur de Italia, fue su aliada para crear esa aura de fantasía en torno al protagonista. Casi el paraíso tiene una mezcla de sonidos que oscilan entre lo “grotesco” (para Alonso Rondia), lo “oscuro”, e incluso la comedia, género que fascina a la compositora. Tras ver algunas escenas, Uboldi tuvo claro que los flashbacks requerían una identidad propia, y para ello se valió de la música tradicional de su país.
Así, en Casi el paraíso no sólo están las composiciones de Uboldi. También hay temas de Peso Pluma y artistas de diversas épocas, cortesía de NBC Universal y Telemundo. Juan Ponce, vicepresidente de Telemundo, fue invitado a ver la primera versión de Casi el paraíso tras el rodaje. Terminada la proyección, manifestó su interés, y el de ambas compañías, para formar parte de la producción. Su participación permitió acceder a una amplia biblioteca musical que nutriera el relato.
“Pasar de hacer una película de época a una con música contemporánea fue complicado. Pero esto nos permitió jugar con el soundtrack, tomar canciones representativas de México e Italia, y hacer una reinterpretación. La gente se sorprende, lo disfruta y sale tarareando canciones”, dijo el director.
Para algunos será una sorpresa reconocer que Yo no te pido la luna no es original de Daniela Romo, sino de la cantante italiana Fiordaliso. Otro ejemplo es Será porque te amo, de Ricchi e Poveri, tema usado en el tráiler y en los contenidos de promoción. Su elección da una pista de cómo luce el aspecto musical.
Karol Sevilla también trabajó en un tema homónimo para la película. Cuando la actriz pudo ver un primer corte, San Juan estaba aterrado ante la reacción de Karol a su debut en pantalla grande… pero ella quedó enamorada. Noches después, Sevilla llamó al director para contarle que trabajó en un tema especial. Con bocina y teléfono en mano le enseñó la canción. “Es Casi el paraíso encarnada en una letra y música”, describe Edgar, agradecido.
La fortuna favorece a los audaces
Han pasado casi siete décadas desde que Luis Spota incomodó al México fársico, banal y corrupto retratado en Casi el paraíso. Desde entonces, hemos tenido 12 presidentes, nuevos (y viejos) partidos políticos, transformaciones sociales… y muchas cosas siguen igual. Duele pensar que la observaciones de Spota siguen vigentes.
Conforme el talento involucrado al frente y detrás de cámaras ha podido ver la película, el consenso es claro: San Juan atesoró las palabras de Spota durante años y las convirtió en un título capaz de mover fibras, y cuestionar, dolorosamente, cómo es México en realidad. “Me emociona el poder de la película”, afirma Pimentel. “Es una película de corte épico. Su grandeza cinematográfica le da una atmósfera sumamente atractiva”, agrega Rodarte.
Por fortuna, la película tiene un impresionante apoyo a sus espaldas.
“Es el proyecto más importante de Cinépolis Distribución este año, estamos apostando a un lanzamiento ambicioso, y creemos que es el proyecto indicado para apostarle no sólo por las cualidades que tiene la novela, sino la producción en sí”, refiere Miguel Rivera.
Andrea Arcangeli ve el estreno de Casi el paraíso como el cierre de un ciclo perfecto. El proyecto “lo esperó” seis años y ahora está listo para que México caiga a los pies de Ugo Conti. Eso sí: no deja de agradecer a la persona con quien sostuvo pláticas de cine, vida y religión hasta altas horas de la noche: “Sólo hay una palabra para describir a Edgar San Juan: pasión. La pasión de este hombre es increíble, y ser parte de Casi el paraíso es un honor”, precisó.
Nadie mejor para contar su experiencia que el mismo San Juan. Casi el paraíso lo acompañó en su adolescencia, le enseñó a ser guionista, lo sedujo durante años, y provocó que diera el salto para dirigir.
“Es un proyecto mítico, el primer best-seller de la literatura mexicana. Poder llevarlo al cine, dejar que la gente lo interprete y lo conozca, se reencuentre, o descubra a Luis Spota, es hermoso. Saber que pude llevar al cine una novela como esta, que idolatro, y desearía que todos leyeran, es una gran responsabilidad y un sueño cumplido. Siento que si Luis Spota viera esta película, la disfrutaría… la disfrutaría tanto como disfrutó su novela”.
¿Qué queda por hacer, una vez que ha concluido esta extenuante y satisfactoria travesía? Brindar, tal como lo hacen los personajes de la novela, con las copas del zar Nicolás Romanov.
A final de cuentas, la fortuna favorece a los audaces.
Casi el paraíso ya se encuentra disponible en todos los cines de México.
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