Éxitos, tropiezos y grandes aciertos, así ha sido la historia de las secuelas de Walt Disney.
Los estudios Disney siempre han tenido una relación curiosa con las secuelas. Walt Disney las evitó a toda costa bajo el argumento de que “por naturaleza soy un experimentador. A día de hoy no creo en las secuelas. No puedo seguir ciclos populares. Tengo que pasar a cosas nuevas”. Sus sucesores más inmediatos honraron esta mentalidad por varios años, hasta que la evolución propia de la industria y las exigencias de los aficionados obligaron a replantear la fórmula para volver a algunos de los mundos más queridos por las audiencias. Una tendencia que, según el calendario oficial del ratón, continuará al menos durante el futuro más inmediato.
Desde la secuela iniciada pero nunca concretada por el mismísimo Walt Disney hasta Moana 2, te llevamos por este recorrido por todas las secuelas animadas realizadas por los estudios Disney en sus más de cien años de existencia.
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NOTA: La siguiente lista sólo incluye secuelas producidas para estreno en salas de cine.
Snow White Returns
Ya lo decíamos al inicio: Walt Disney era renuente a las secuelas, pero el gran amor que sentía por Blanca Nieves y los siete enanos casi lo hace cambiar sus principios para una nueva exploración de la princesa con Snow White Returns. El proyecto no fue concebido como largometraje, sino como un cortometraje que ocuparía un lugar de honor entre su flamante catálogo.
La historia, tal y como el título adelanta, mostraría a Blanca Nieves de vuelta en el bosque para su visita anual a los enanos. Emocionados, los simpáticos personajes deciden construir una cama para dársela como regalo sorpresa, pero sus planes salen mal por diversas circunstancias, entre las que sobresale el hecho de que olvidaron cortar las raíces del árbol empleado y ahora son incapaces de mover el mueble. En el medio, la princesa y sus amigos disfrutan de una sopa al ritmo de la canción eliminada del filme, Music in Your Soup.
Al final, Walt Disney decidió no seguir adelante con el proyecto, convencido de que el filme había construido un legado único y sin precedentes que no tenía necesidad de ser extendido. Más recientemente, los aficionados han fantaseado con lo que pudo ser, motivados por los bosquejos revelados en la edición diamante del filme y que hoy pueden ser disfrutados en internet. Lo más probable es que nunca lo sabremos.
Bernardo y Bianca en Cangurolandia (Dir. Hendel Butoy, Mike Gabriel, 1990)
La llamada Era del Renacimiento de Walt Disney empezó en 1989 con La sirenita, pero sus cimientos realmente empezaron a establecerse en 1977 con Bernardo y Bianca. Aunque dista mucho de estar entre los grandes clásicos del ratón, la película sí que sobresalió por dos aspectos clave: obtuvo una de las mejores recaudaciones en un periodo de altibajos dentro del estudio, mientras que artísticamente representó un pico con Madame Medusa que hoy día sigue siendo objeto de estudio y adoración entre los artistas de animación. Fue así como, tras 53 años de películas originales, Disney se decantó por la dupla ratonil para su primera secuela destinada a las pantallas de cine.
Este simple hecho le valió a Bernardo y Bianca en Cangurolandia un lugar en la historia del gigante animado, pero no pasó mucho tiempo para que la proeza se viera opacada por una producción más bien turbulenta. “Mi primer comentario fue ‘¿quién querrá ver una secuela de Bernardo y Bianca?’”, confesaría el director Mike Gabriel varios años después. Sus dudas demostraron ser ciertas ante la pobre recepción del filme entre las audiencias. “Me persiguió porque cuando salió la película y nadie vino, simplemente pensé: ‘¿Qué dije cuando me dijeron por primera vez que iban a hacer una secuela?’ Esas fueron las primeras palabras que salieron de mi boca”.
Objeto de estudio
Mucho se ha especulado sobre el tropiezo padecido por los simpáticos roedores. Este suele ser atribuido a la obsesión de los altos mandos del estudio por ubicar la historia en Australia basándose sólo en el éxito de Cocodrilo Dundee y sin tener un conocimiento profundo del lugar. De hecho, los ejecutivos sólo accedieron con renuencia a un viaje de scouting ante las presiones del equipo artístico. A esto se suma la falta de identidad ante la negativa por contar con un niño aborigen como protagonista, lo que impactó en toda la trama. Finalmente, y para responder a la dudas arrojadas por Gabriel, al hecho de que Disney se decantó por una secuela como vía en busca de mayores ingresos ante la falta de producciones live-action que dieran respaldo a su estudio animado.
Fantasía 2000 (Varios, 1999)
¿Es Fantasía 2000 una secuela o una mera expansión del filme más artístico y experimental encabezado por Walt Disney? Difícil respuesta, más aún cuando consideramos que aunque el filme original ocupa un lugar muy especial entre los amantes de la animación, el estrenado en 1999 cada vez disfruta de más aprecio entre los aficionados que no han vacilado en concederle el estatus de clásico. La etiqueta no es para menos: ¡hablamos de una de las últimas obras de la Era del Renacimiento del gigante animado así como de un importante puente simbólico del 2D al 3D!
Los esfuerzos por realizar una nueva entrega de Fantasía comenzaron en los 80, pero la idea fue tomada con tibieza. Después de todo, el estudio no atravesaba su mejor momento y los altos mandos consideraban que quizá no era el momento más adecuado para una jugada tan arriesgada. Una que en 1940 representó un gran éxito entre la crítica, pero también un estrepitoso descalabro económico. El nerviosismo empezó a desvanecerse a inicios de los 90, cuando las estupendas ventas en VHS del clásico animado y los excelsos resultados de La sirenita, La bella y la bestia y Aladdin hicieron pensar que el público estaba listo para una nueva inmersión en los mundos de la música y la animación.
Esto, y la insistencia del presidente del estudio Roy E. Disney, quien clamaba que “siempre digo: Fantasía [es mi película favorita]. Puse Blanca Nieves en segundo lugar porque creo que es otro tipo de milagro, pero Fantasia para mí fue como una caja de chocolates, si me perdonan la analogía de Gump. Hay muchos sabores ahí de los cuales se puede elegir”.
La medida del éxito
Al igual que su antecesora, no fue un éxito masivo. Algo que para nada sorprendió a la crítica especializada que consideró que además de viejos estigmas, esta nueva obra enfrentaba retos adicionales como el ser “una Fantasía para la generación MTV. Garantizó su paso a la historia al ser el primer largometraje de un gigante hollywoodense estrenado en IMAX, así como el primer filme animado concebido para el formato. Más importante es que, aunque todavía está lejos de emular la grandeza la cinta que lo inició todo, su valía ha aumentado de manera significativa con el paso de los años.
WiFi Ralph (Dir. Rich Moore, Phil Johnston, 2018)
Tuvieron que pasar 28 para que Disney se aventurara en la que es considerada como la segunda secuela oficial en toda su historia: WiFi Ralph. La primera triunfó con la inmersión del personaje titular en un videojuego distinto al suyo, pero consciente de la evolución de la industria gamer y de la digitalización del mundo, el estudió optó por una nueva fórmula para esta segunda entrega: abrir la puerta a las infinitas posibilidades del internet.
La decisión contribuyó a que la película gozara de gran popularidad, pero también de gran viralidad, motivada por su carácter altamente metanarrativo mediante la incorporación de elementos, términos y acciones que hoy forman parte de nuestra vida diaria: el uso de apps y redes sociales, las subastas en eBay, las tendencias y los influencers, e incluso los virus y la dark web.
Más cinematográficos fueron sus cameos. Ralph el Demoledor tuvo muchos, todos centrados en videojuegos; Wifi Ralph reunió todavía más, sólo que esta vez enfocados en su amplísimo catálogo: desde los más añejos como Clarabella a propiedades como Marvel y Star Wars, sin olvidarnos de Disney Princess con todo y mofa para Mérida por sus orígenes Pixar. ¡Incluso podemos ver un Stan Lee! Esta construcción resultó en lo que muchos suelen ver como la película más novedosa del ratón, que rompió con muchos de sus tradicionalismos buscando una actualización ante los ojos de las audiencias. También tiende a verse como un arma de doble filo: generó entusiasmo entre quienes vieron sus incontables referencias como una fiesta a la cultura pop, pero desencantó a aquellos que las tomaron como una oda a los excesos que imperan en el mundo contemporáneo.
Frozen 2 (Dir. Chris Buck, Jennifer Lee)
Frozen no sólo es el mayor éxito en la era moderna de Walt Disney, sino que también es la película con la que el estudio rescató y actualizó muchos de los elementos más icónicos en toda su historia: los musicales, los cuentos de hadas y las princesas. Por esto mismo la secuela lucía como una necesidad, tanto para el ratón como para los fervientes aficionados del joven clásico animado. Cuando el estudio finalmente la confirmó, la acompañaron grandes retos.
Evidentemente debía estar a la altura de la original en calidad narrativa, técnica y musical. No conforme con esto, un importante sector del público confiaba en el cumplimiento de una petición que resonaba con fuerza de tiempo atrás: Give Elsa a Girlfriend.
La petición nació en 2013, tres años después del filme original y no tardó en hacerse viral bajo la lógica de que la franquicia ya había comenzado una revolución en la forma de plasmar relaciones amorosas con Anna y que ahora debía llevar los esfuerzos aún más lejos con Elsa que tenía todo para convertirse en un símbolo de la representación LGBTQ+ bajo el himno de Let It Go. No todos vieron la idea con buenos ojos, pues también fueron muchos los que consideraron que era un tratamiento innecesario y fuera de lugar. Al final, la producción se decantó por la ambigüedad, con Honeymaren convenciendo a la gélida princesa de permanecer con los Northuldra donde realmente podrá ser quien ella es.
La película fue un éxito de crítica y taquilla, y abrió el camino para la histórica Frozen 3 que ascenderá como la primera vez que el ratón estrena una tercera entrega animada en salas de cine. Con un poco de suerte, confiamos en que el filme resolverá de una vez y para siempre las dudas suscitadas.
Moana 2 (Dir. David Derrick Jr., 2024)
En muy poco tiempo, Moana ha pasado de ser una princesa querida entre el público, aunque admitámoslo, no tan popular como otras integrantes de Disney Princess, al MVP del estudio de Walt Disney. ¡No es exageración! Basta con recordar una serie de acontecimientos recientes en torno al nuevo rol que el estudio le ha concedido.
Fue en 2020 cuando el ratón anunció que retomaría al personaje para una nueva aventura. La idea inicial, sin embargo, no era una secuela cinematográfica, sino una serie destinada al streaming. Los planes cambiaron cuando la entrega original se posicionó como la película más vista en plataformas de todo el 2023, incluso por encima de los estrenos de ese mismo año. La respuesta no tardó en llegar, pues fue en febrero de 2024 cuando Disney confirmó la transformación del show en un largometraje destinado a las salas de cine.
La lógica indica que fue la mejor decisión. No conforme con ello, el primer tráiler de la secuela tuvo 178 millones de reproducciones en sus primeras 24 que las que se posicionó como el segundo mejor avance del estudio sólo por detrás de las 225 millones de El rey león. Si sumamos las expectativas generadas por la adaptación en acción real, podemos concluir que no hay mejor momento para ser aficionado de Moana.
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