Inmaculada: Gran triunfo del cine nunsploitation | Paloma & Nacho

Inmaculada: Nuevo gran triunfo del cine nunsploitation

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¿Por qué Inmaculada puede ser el nuevo gran ejemplo del cine nunsploitation?

Inmaculada, protagonizada y producida por Sydney Sweeney, llega a la pantalla grande y Luis Miguel Cruz nos cuenta qué representa esta cinta de nunsploitation dentro de su género.

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nmaculada, protagonizada por Sydney Sweeney, y va sobre una monja que descubre horrores indescriptibles en un convento italiano.

Exploitation, dícese del acto de utilizar algo o a alguien de una manera injusta para el beneficio propio. En el caso del cine, la palabra ha sido empleada para referirse a las películas de bajo presupuesto caracterizadas por la violencia extrema, el uso excesivo de sangre, el sexo gratuito y cualquier otro contenido destinado al impacto a toda costa. Características que han sido clave para el desarrollo de subgéneros como el spaghetti western, el giallo o la euro war, así como para categorizar obras que emplean el término a modo de sufijo para tocar un elemento central.

Tal sería el caso del nazisploitation, el slaveploitation y el sexploitation, que plasman con cruzada el nazismo, la esclavitud y la sexualidad. Mención aparte para el nunsploitation, uno de los casos más interesantes dentro del cine exploitation que, como su nombre lo indica, asienta sus bases en la más inusual deconstrucción de lo que implica ser una monja.

Nunsploitation: una excepción del género

Desentrañamos la razón por la cual las monjas se están apoderando del cine de terror

La mayor parte de las películas exploitation parten de situaciones de naturaleza violenta, siendo el nunsploitation una de las pocas excepciones. En este caso, se vale del carácter simbólico de las monjas para abordar temas tan complejos como son el patriarcado, el tratamiento histórico de la mujer, la represión femenina a través de los tiempos, las distintas caras del feminismo, y el miedo a la sexualidad, entre muchos otros. O como dijera Bev Zalcock en su libro Renegade Sisters: Girl Gangs on Film, “portadoras de una sexualidad latente, a veces delincuente, estas hermanas están constantemente al borde de la rebelión. Y si bien aparentemente la imagen de las monjas sirve como medida de moralidad, su situación histórica es también una medida de la misoginia que sustenta la sociedad patriarcal”.

Si bien sus bases pueden rastrearse hasta los 20 con la sueca Häxan (Benjamin Christensen), realmente nace en Europa entre los 60 y los 70, al igual que el grueso del cine exploitation. Estas obras estrenaron marcadas por la polémica y el escándalo, pero también por la curiosidad de un público que favoreció un importante pico de popularidad. Lejos de perderse con el paso de los años, el tiempo les concedió el estatus de culto y propició todo tipo de análisis por parte de la crítica y los académicos.

Hoy día, títulos como The Devils (Ken Russell, 1971), Suor Omicidi (Giulio Berruti, 1979) e incluso la mexicana Alucarda (Juan López Moctezuma, 1977) ostentan la condición de clásicos. Su potencia se difuminó hacia los 80 y 90, con cambios sociales que repercutieron de lleno en toda la industria. Más recientemente, el siglo XXI ha marcado un importante resurgimiento que parece llevarle de vuelta a lo más alto.

El fenómeno nunsploitation en Inmaculada

Inmaculada es protagonizada por Sydney Sweeney

El nunsploitation nunca se fue del todo, pero su retorno en la época actual sólo ha podido concretarse desde los beneficios de una doble visión. Por un lado las obras de carácter independiente como Nude Nuns with Big Guns (Joseph Guzman, 2010), St. Agatha (Dir. Darren Lynn Bousman, 2018) Agnes (Mickey Reece, 2021); por el otro las que se vieron reforzadas por la implicación de grandes nombres como los de Robert Rodriguez y Lindsey Lohan con Machete (2010), Paul Verhoeven con Benedetta (2021) y Paco Plaza con Hermana Muerte (2023). Producciones que fueron de lo sutil a lo irreverente, de lo reflexivo a lo explosivo para abordar las más diversas inquietudes.

Ahora la batuta pasa a Sydney Sweeney con Inmaculada, que fusiona un poco de ambos mundos para narrar desde la mirada del nunsploitation la historia de una monja estadounidense que llega a un convento italiano con la esperanza de reencontrarse a sí misma. Su búsqueda da un giro al descubrirse embarazada y ser vista como una Virgen María contemporánea, al menos hasta que la oscura verdad del presunto milagro sale a flote. 

Sweeney audicionó para una versión anterior de la película hace diez años, pero ésta nunca pudo concretarse. Convencida del potencial de la trama y de sus cualidades como actriz, optó por rescatar el guion con el apoyo de Michael Mohan (guionista de The Voyeurs) para desarrollar una obra de alta carga social que ironiza sobre la incapacidad de las mujeres para decidir sobre sus propios cuerpos en pleno siglo XXI. 

Sydney Sweeney en Inmaculada

En el cine, y en general en la cultura popular, las monjas han estado presentes una gran parte del tiempo, pues han sido protagonistas de filmes de horror y hasta musicales.

La temática tiene una gran relevancia en un nivel general, pero también en el personal. La actriz ha lamentado en múltiples ocasiones que amplios sectores de la audiencia hablen más de su cuerpo que de su trabajo, aun cuando es algo con lo que ha aprendido a lidiar consciente de que no puede hacer mucho al respecto.

“La gente se siente conectada y libre de poder hablar de mí como quieran, porque creen que he entregado mi vida”, declaró a Variety. Que ya no estoy a nivel humano, porque soy actriz. Que estos personajes son para todos los demás, pero yo como Sydney ya no soy para mí. Es esta extraña relación que la gente tiene conmigo y sobre la que no tengo control ni voz”.

Curiosamente, Inmaculada se fortalece de toda esta situación al mostrar a un personaje femenino presuntamente asexual por su condición de monja. Un carácter que nunca puede ser alcanzado por los percances que atraviesa durante su estancia en el convento, como las tentaciones a las que es expuesta y los riesgos a los que se ve sometida, pero también por la visión de un público y crítica en general que ha convertido a la protagonista en una de las actrices más sexualizadas de la actualidad. Una retorcida metanarrativa que se apoya de lleno en las bases del nunsploitation para una obra que parece encaminada al culto y que deja ver el enorme potencial de Sydney Sweeney dentro del terror.

Los horrores de una monja

El público en general casi siempre ha relacionado a las monjas con temas de santidad o servicio, pero si hay un ámbito en el que este precepto ha sido sin duda desafiado, ese es, sin duda, el cinematográfico.

Inmaculada hace un atinado uso del miedo para alcanzar sus objetivos. No con una lucha demoniaca, como han hecho tantas producciones protagonizadas por monjas en los últimos años. Se trata de algo más perturbador aún como son los horrores surgidos desde lo más profundo de la sociedad. Estos, además, reforzados desde muchas otras líneas como es su construcción gótica que convierte al convento en un laberinto del que no hay escape, sus múltiples referencias frankensteinianas y un tercer acto tan brutal como sangriento que permite apreciar las cualidades de su protagonista como una posible scream queen. Todo esto inmortalizado con un cuadro final que vivirá por siempre en el más oscuro recuerdo de las audiencias. El terror no es indispensable en la fórmula del nunsploitation. Pero para nada es casualidad que este filme en particular asiente sus pilares en el género para fortalecer sus mensajes.

La unión entre el miedo y la religión siempre ha ido más allá de la ficción. Basta recordar episodios históricos como los vividos en Europa con la Inquisición o en Salem con la caza de brujas para recordarlo. Más recientemente, Estados Unidos ejecutó una campaña plagada de tintes místicos para justificar su Guerra contra el terror. En todos los casos, sociedades condenadas a la paranoia ante una amenaza tan invisible como latente. Dicho esto, no sorprende que el denominado terror religioso brille con más fuerza en periodos en que la esperanza flaquea. No sólo en seres superiores que debían resguardarnos sino también en nosotros mismos como individuos y como sociedad. Sucedió en los 60 y 70; la tendencia se ha repetido a lo largo del siglo XXI.

El caso de Inmaculada

El caso de Inmaculada

En Inmaculada, la crisis se acentúa con el uso del terror social que plasma la manera en que la lucha feminista impacta una y otra vez contra prácticas misóginas de las que parece no haber escape. A menos que éstas sean ferozmente destrozadas, claro está. Esto, sin olvidarse de la franca crítica a los escándalos sexuales que han rodeado a la iglesia desde hace varios años. Una construcción que de una identidad muy propia al filme. De este modo se aleja de los exponentes contemporáneos del nunsploitation o del terror religioso para convertirse en una producción única en su estilo. 

Es así como Inmaculada abre un nuevo episodio dentro del cine nunsploitation. Uno importante y necesario que afianza las dotes de su protagonista, pero sobre todo que aborda algunas de las inquietudes más urgentes de la sociedad. Esos diálogos que por momentos pareciera que sólo pueden abordarse desde el cine. 

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Autor

  • Luis Miguel Cruz Lopez

    Periodista y crítico de cine y series. Además de Cinépolis, he trabajado en varios medios mexicanos líderes en contenidos audiovisuales. Cofundador de Radix, primer y único medio especializado en animación iberoamericana.

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