El afamado cineasta no sólo habló de la violencia que impera en sus películas, sino lo que será su nuevo y último proyecto: The Movie Critic.
Quentin Tarantino tomó por asalto al Festival de Cannes, el mismo que en 1994 le entregó la Palma de Oro por Pulp Fiction, su célebre obra que, a casi 30 años de su estreno, sigue siendo una de las películas más disruptivas del séptimo arte.
Pero esta vez, el cineasta estadounidense, que el 27 de marzo cumplió 60 años, no llegó a la Riviera Francesa para presentar su más reciente trabajo, sino para presentar la película Rolling Thunder, de John Flynn en 35 mm y ofrecer un Master Class que enloqueció las casi mil personas que tuvimos la fortuna de escucharlo en la sala de la Quincena de los Realizadores, una sección paralela del certamen galo.
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Tras la proyección, Tarantino subió al escenario del Palacio Stephanie para hablar de varios temas, excepto de The Movie Critic, su próxima película que podría ser la última de su brillante trayectoria.
“Lo siento, hay demasiados celulares”, se disculpó el director de Kill Bill y Había una vez en Hollywood, quien previamente había compartido algunos detalles del proyecto.
“Es una película que se centra en un crítico de segunda línea que escribía en una revista pornográfica que murió a los 30 años”, expresó el cineasta, quien sí tuvo tiempo para hablar de sus gustos cinéfilos.
Taxi Driver es una de las mejores películas de la historia del cine. Lo que hizo Scorsese con esa historia fue algo increíble.
“Sé que a todo el mundo le gusta Spielberg y Martin Scorsese. Pero si tengo que elegir yo me quedo con Brian De Palma. Estar del lado de De Palma te obligaba a tener que pelear con un montón de personas que decían que solo era un imitador de Hitchcock. Que no valía una mierda. ¡Ellos sí que eran unas mierdas!”, expresó el cineasta, quien también ocupó algunos minutos para responder a todos los que critican su cine por exceso de violencia.
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“Me gustan mis películas y las películas violentas porque son muy cinematográficas. Mi único límite es que jamás firmaría la muerte de un animal en la pantalla. No puedo ver a un perro morir. Cuando tengo problemas con la violencia es que está mal hecha”, añadió el cineasta, que fue ovacionado en cada una de sus intervenciones.
“Estoy totalmente en contra de tener que alcanzar compromisos sociales con mi arte. Sé que hay gente que me critica por eso, bueno, ¡pues que se jodan!”, lanzó Quentin Tarantino provocando la euforia de la multitud, quien seguramente vivió una de sus tardes más doradas de la edición 76° del Festival de Cannes.
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