El director de La sirenita no se tienta el corazón al momento de explicar la supresión de una secuencia icónica de Sebastián.
Al igual que la gran mayoría de las adaptaciones live-action de Disney, La sirenita es bastante fiel al clásico animado. Algo que para nada significa que ambas versiones sean idénticas. Algunas de las diferencias provienen directamente de la música, con la adición de nuevas canciones y la supresión de algunas. Una de las sacrificadas para el salto a la acción real es Les Poissons, usada durante el enfrentamiento culinario entre Sebastián y el Chef Louis.
La decisión ha generado controversias entre los aficionados. Hay quienes piensan que se trata de un momento que no aporta nada a la trama. Otros, por su parte, consideran que es una de las secuencias más divertidas de toda la película, con el cangrejo sacrificando su elegancia en beneficio de la supervivencia. Al final, la última palabra recayó en el director Rob Marshall, quien explicó su decisión a IndieWire:
“Ese era el problema: ¿[cómo] se vería eso? Ese es realmente un concepto de animación. Parecían los dibujos animados de un sábado por la mañana. Ese tipo de cosas realmente se pueden hacer en animación, pero en un género diferente, simplemente no funcionaría. Sería tan tonto”.
Nos encanta el momento, pero admitimos que Rob Marshall tiene un punto. El de Sebastián y Louis es un duelo animado a la vieja usanza, que remite a duplas icónicas como Silvestre y Piolín, el Coyote y el Correcaminos, y Tom y Jerry, por nombrar algunas. Quizá habría funcionado en un híbrido de corte más animado, pero no para una película que apunta más directamente a la magia original de La sirenita que a la comicidad. En otras palabras, no tenía cabida en esta historia.
“Creo que si lo hubiéramos filmado, hubiera sido imposible que funcionara, pero también habría sido [recortado], porque no tiene nada que ver [con la historia en ese momento]. Es una canción encantadora, pero simplemente no pertenece a una película de acción real. Esa fue la verdadera razón”.
Una decisión lamentable para algunos, pero difícil de debatir. Más aún tras las palabras de un especialista en el cine musical como es el caso de Rob Marshall. El tiempo y el mar dirán si el cineasta tuvo la razón. Y por supuesto, el público, que no tardará en emitir su veredicto.
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