Así como David Bowie no se explica, se siente y se vive; Moonage Daydream, también.
¿Quién era David Bowie? ¿Qué era David Bowie? Pregunta una voz unos minutos después de iniciar Moonage Daydream, presentándolo poco antes que éste suba a un escenario. Hay artistas difíciles de describir. En este caso, se suele sobre adjetivar su trabajo buscando una definición precisa, pero con alguien tan excepcional que vivió la mayor parte de sus años en una constante manifestación sobre su visión del arte y el mundo, el describirlo es una tarea sumamente compleja.
Sabiendo esto, el cineasta Brett Morgen en 2007 le propuso a Bowie hacer una película híbrida no ficcionada, pero en su momento no se alinearon los tiempos y el proyecto quedó en el aire. A partir de su fallecimiento, Morgen retomó la idea de crear una experiencia en formato IMAX sobre el también conocido ‘Duque Blanco’, concretando sus intenciones en Moonage Daydream, estrenada en Cannes y que, luego de su paso por el festival de Toronto, llega mundialmente a salas este 16 de septiembre.
Sus antecedentes dirigiendo trabajos como Crossfire Hurricane, y Cobain: Montage Of Heck, fueron credenciales suficientes para que los herederos de Bowie le confiaran una millonaria cantidad de archivos y documentos para ensamblar esta ambiciosa pieza.
El director honra el legado del británico sin seguir rigurosamente su cronología, esquivando cualquier otro tipo de convencionalismos.
En Moonage Daydream, no le rinde tributo al artista desde la admiración, sino que orbita en su obra sin abusar de los elementos personales que la componen, dejándonos ver aspectos de su vida personal como la relación con sus padres, la influencia de su hermano, o su percepción sobre el amor, evitando caer en la tentación de usar esto como parte de de la narrativa emocional, sino como elementos meramente ilustrativos, logrando que Moonage Daydream más allá de ser un documental, sea un caleidoscopio que nos permita conocer con mayor profundidad la filosofía de David Bowie y cómo ésta se refleja en las diversas etapas de su carrera.
La edición -también en manos de Morgen-, es un logro bastante intrincado, ya que con tal cantidad de material de archivo -gran parte de él- nunca antes expuesto entre conciertos en vivo, entrevistas, imágenes, audios, así como su obra pictórica y audiovisual, mezcla distintos estilos y formatos de video, fotografía fija, collage, animaciones, texturas visuales y sonoras en las que el protagonista a través de distintos testimonios, nos va develando por capas algunos de los procesos por los que fue atravesando para convertirse en uno de los creadores más prolíficos e influyentes de las últimas décadas, sin que claramente éste fuera su objetivo principal.
El audio en sí mismo es también un viaje que bien se podría vivir aparte. Paul Massey, el ingeniero de mezcla, confecciona todos los elementos auditivos que resultan absolutamente cautivadores, incluso sin las imágenes. En muchos momentos, las declaraciones del mismo Bowie son como consejos o confesiones directas, sin intermediarios, con agudeza, inteligencia, profundidad y sentido del humor, mientras que las canciones que visten este trabajo se escuchan como nunca antes.
Temas que son cuidadosamente seleccionados sin ofrecer de manera gratuita una banda sonora de grandes éxitos.
Moonage Daydream llega a los cines mexicanos gracias a Universal Pictures sabiendo lo inusual que es tener la oportunidad de ver algo tan hipnótico como inclasificable. Hay momentos vertiginosos, abrumadores. Otros de calma y reflexión. Poder adentrarse en este trabajo en IMAX, el formato en el que fue concebido, es algo que no debería pasar por alto, demostrando que existen muchos caminos para explorar en el terreno narrativo y audiovisual.
Así como David Bowie no se explica, se siente y se vive; Moonage Dream, también. ¡Compra tus boletos para ver esta película en Cinépolis AQUÍ!