Los esfuerzos de Disney por hacer producciones más inclusivas vuelven a verse manchados. Ahora fue el turno de Un extraño mundo.
Un extraño mundo. No nos referimos a la película de Disney, sino al que habitamos en la actualidad. Uno tan complejo que el hecho de proyectar una simple película se ha convertido en un acto de fe. Si no nos creen pregunten a Jenna Barbee, profesora de Florida que fue acusada e investigada por presunto adoctrinamiento de estudiantes. Su crimen: poner Un extraño mundo, ahora sí la del ratón, a sus estudiantes.
La historia, compartida en el TikTok de la instructora, fue así. Ella quería dar un descanso a sus estudiantes después de una serie de exámenes. Su opción fue la mencionada película, pues consideró que era una buena manera de enseñarles “ciencias de la tierra y ecosistemas y cómo interactúan: plantas, humanos, animales… Mi proceso de pensamiento fue, qué mejor manera de mostrar todos estos estándares junto con grandes lecciones sobre cómo superar las diferencias, difundir la amabilidad, la comunicación y perseguir tus sueños”.
No había nada raro. Se trata, después de todo, de una película familiar. Y por cualquier duda, la profesora tenía documentos firmados por los padres de sus alumnos en los que autorizaban la visualización de cintas clasificadas PG sin objeciones de ningún tipo. Pero su clase fue mezclada con la de otro profesor y así comenzaron los problemas…
Una polémica sin razón
Pero volvemos a lo mismo, ¿en qué radica la polémica de Un extraño mundo? Aquellos que la vieron recordarán a Ethan, un personaje abiertamente homosexual. Algo que no fue bien visto por todos los padres. Tal fue el caso de Shannon Rodríguez, miembro del consejo del distrito escolar, que decidió denunciar a la profesora por adoctrinamiento.
Sobra decir que Barbee negó rotundamente las acusaciones. De hecho dijo que “muchos estudiantes han venido a mí este año, mucho antes de mostrar esta película, hablan de cómo son parte de esa comunidad y no es gran cosa para mí”. Aseguró además que lo de Ethan es “inofensivo” y es sólo “un enamoramiento del que se habla”. Concluyó diciendo que “a ninguno de mis estudiantes le importó, ni pestañeó. Ni siquiera sabían que esto era un gran problema hasta que el miembro de la junta y el estado lo convirtieron en un gran problema”.
No es la primera vez que las películas Disney se ven envueltas en este tipo de controversias. El estudio ha tratado de hacer producciones más inclusivas con la comunidad LGBTQ+, pero se ha topado con numerosas trabas en el camino. Ahí estuvo el proyecto de ley Don’t Say Gay y el malestar por el beso homosexual en Lightyear. Y ahora Un extraño mundo.
A pesar de esto, todo apunta a que los esfuerzos del ratón continuarán. Una buena decisión que busca lograr un reflejo más atinado de la sociedad y por consiguiente un mundo menos extraño y mejor para todos.