Vive en cines la odisea de un grupo de niños para ayudar a detener el cambio climático en la comedia francesa La cruzada.
Imagina que eres un padre y que un día, tu hijo de 12 años se pone a vender varios objetos de valor, como ropa, relojes, joyas, cuadros y más, ¡sin avisarte! Sin embargo, su motivación te estruja el corazón por su altruismo y ganas de cambiar al mundo. Eso es un poco de la premisa, de La cruzada, una divertida comedia familiar con un mensaje muy especial.
Lo que el pequeño desea es financiar un proyecto en África que aspira a salvar el planeta. Un plan secreto urdido por un grupo de niños de todo el mundo para frenar el cambio climático y evitar que el mundo termine en una catástrofe.
Esta es la peculiar premisa de la comedia dramática familia del actor, director y guionista francés Louis Garrel, La cruzada, presentada con gran éxito en la última edición del Festival de Cannes, en la sección especial Cine por el Clima.
Posteriormente se proyectó en el Festival de San Sebastián, para finalmente estrenar en salas francesas el pasado 22 de diciembre. Ahora, después de formar parte del Tour de Cine Francés, la película tiene su estreno individual en México este 19 de enero.
Una secuela de su anterior película, Un hombre fiel, con los mismos personajes y una historia familiar igual de estremecedora, pero ofreciendo situaciones, temas y reflexiones totalmente diferentes, el cineasta francés mezcla temas como nuestras posturas ante el cambio climático y los problemas comunitarios,
Al igual que en aquella película de 2018, el propio Garrel y su pareja en la vida real, la actriz Laetitia Casta, interpretan a un matrimonio de clase media que queda impactado por las peculiares ideas de su travieso e inteligente hijo (Joseph Engel).
En la misma línea que las películas de Éric Rohmer y otros cineastas como Steven Spielberg o Chris Columbus, Garrel parte de historias sencillas, pequeñas e identificables para el espectador, aunque tengan una duración mínima (La cruzada cuenta su historia en apenas 66 minutos).
La película, que fue aplaudida en los festivales antes mencionados por su ligereza y al mismo tiempo por su profundidad al tocar temas complicados para una audiencia infantil, acaba siendo una fábula entretenida y emotiva que, lejos de incurrir en un activismo fácil y moralejas llenas de clichés, atrapa el corazón del espectador casi desde el inicio.
