Te decimos por qué no te puedes perder el reestreno especial de la tercera parte de la saga mágica a dos décadas de su lanzamiento original.
Se cumplen 20 años de una de las aventuras más queridas por todos los Potterheads, ya que fue la primera en la que los habitantes del mundo mágico se enfrentaban a obstáculos mucho más maduros, pero también porque fue la que abrió la puerta a una infinidad de posibilidades.
Aquí te decimos cuáles son las principales razones para ver Harry Potter y el prisionero de Azkaban durante su reestreno especial en Cinépolis.
Realismo tras la cámara
Esta es la única película de la saga del niño que vivió en ser dirigida por un mexicano ganador del Oscar, y ese es nada más y nada menos que Alfonso Cuarón. El realizador fue capaz de darle un bienvenido toque de realismo a la cinta, que forma parte de un universo marcado en gran parte por la fantasía.
Esto no significa que no haya elementos fantásticos, ya que así, no sería una verdadera exponente del mundo mágico. Sin embargo, al abandonar el tono infantil de sus predecesoras, se permitió infusionarlo todo con una oscuridad intoxicante, reflejada en los arcos de sus protagonistas, quienes transitan hacia la adolescencia. Además, el aura melancólica encaja muy bien con el estilo gótico de principios de los 2000.
Nuevos magos y brujas
Otra de las razones para ver Harry Potter y el prisionero de Azkaban es la presentación de personajes icónicos que no habían aparecido en la franquicia. Es el caso de Sirius Black (Gary Oldman), el profesor Remus Lupin (David Thewlis), Peter Pettigrew (Timothy Spall) y la profesora Sybill Trelawney (Emma Thompson).
Con su llegada a este universo, la vida de Harry (Daniel Radcliffe) cambia por completo, y se empiezan a formar alianzas y enemistades muy importantes para el futuro del estelar y quienes lo rodean.
Consejos para tratar a un hipogrifo
En Hogwarts, y en el mundo mágico en general, es común toparse con criaturas mitológicas, como los trolls, los cíclopes y los dragones. Pero una de las más representativas aparece en esta cinta: se trata de los hipogrifos, animales enormes que son una cruza entre caballo y águila.
Aquí, Hagrid, el afable gigante (Robbie Coltrane), nos da consejos para acercarnos a los hipogrifos y establecer una amistad duradera con ellos. Así que ya lo sabes: si quieres que uno de ellos te lleve en su lomo y te de un recorrido por los aires, primero tienes que ver esta película.
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Travesura realizada
A pesar de ser una de las entregas más oscuras de la saga, esta película le da un espacio a la diversión y los chistes, ya sea con las clases de Adivinación de la profesora Trelawney, con las lecciones de Defensa contra las Artes Oscuras del profesor Lupin (Ridiculus incluido) o con las hazañas logradas con el Mapa del Merodeador.
Estamos ante una cinta que, con todo y sus densas implicaciones emocionales, se puede disfrutar, más que nada por las pequeñas dosis de humor que maneja. Basta con ver a la pariente de Harry que termina inflada como globo.
Tiempo al tiempo
Otra de las razones para ver Harry Potter y el prisionero de Azkaban es el “giro” que se le da al concepto de los viajes en el tiempo (¿Vieron lo que hicimos ahí?). Cuando las cosas se empiezan a poner complicadas para Harry, Hermionie (Emma Watson) y Ron (Rupert Grint), Granger, la alumna más aplicada de Hogwarts, entra al rescate de la situación con un artefacto que le dio la profesora McGonagall (Maggie Smith). Se trata del Giratiempo.
Con este, entra en la historia un recurso narrativo que es bastante utilizado en películas de ciencia ficción, pero que se adaptó muy bien a la exploración de la magia. Varias de las escenas más representativas del filme suceden gracias al artefacto.
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