Un clásico de horror inspiró a los temibles villanos y su apariencia.
Durante muchos años se consideró que Duna, la obra de Frank Herbert, era casi inadaptable. Pero si algo ha demostrado Denis Villeneuve con dos películas, es que tiene el talento necesario para adaptar, como nadie, el mundo de Arrakis. Desde los efectos visuales hasta la complejidad de los personajes, Duna: Parte dos llevó las cosas a otro nivel, incluyendo la maldad y apariencia de los Harkonnen. Como grandes villanos del cine, estos tienen una apariencia más que imponente. Y aunque Herbert los describió de una gran manera, el equipo detrás de la cinta recurrió a otro tipo de inspiración.
Una de las escenas más espectaculares fue la batalla en la arena de Geidi Prime, el planeta de los Harkonnen. Ahí, el director de fotografía (Greig Fraser) y los responsables de efectos visuales decidieron filmar con infrarrojo todo el material para mostrar la ausencia de color en el planeta. El resultado fue a todas luces espectacular, pero faltaban muchos detalles por conocer. Uno de ellos era la inspiración para el look de la despiadada dinastía liderada por El Barón.
En el libro The Art and Soul of Dune: Part Two, las autoras Tanya Lapointe y Stephanie Brooks recapitularon algunos de los momentos más impresionantes y cómo se pensaron para la cinta. Ahí se contó que, cuando la diseñadora de vestuario, Jacqueline West, empezó a trabajar en los atuendos de los personajes, se acercó al director para conocer cómo los veía.
“Un grupo homogéneo de hombres y mujeres con tipos de cuerpo similares, todos con el mismo estilo de ropa. Como una multitud de Nosferatus”.
Si analizaron a detalle la escena, seguro se encontraron con un dato bastante siniestro alrededor de los Harkonnen. Muchos tienen una fisionomía similar, son pálidos, no suelen usar colores claros en sus prendas, y resultan totalmente amenazantes.
Nosferatu, la película de 1922, es una nueva versión de Drácula, el clásico de vampiros por excelencia. En ella, un agente inmobiliario necesita vender un castillo cuyo propietario es el excéntrico conde Graf Orlock. El conde, en realidad, es un vampiro milenario que esparce el terror en la región de Bremen, y se interesa en Ellen, la novia del agente.
Uno de los aspectos que más se acerca a la apariencia de Nosferatu es ver a Feyd-Rautha como un hombre calvo. En la versión de los años 80 no se le ve así, pero en esta película se le ve más amenazante que nunca. Ante la duda de por qué lo hizo calvo, esto respondió Denis Villeneuve.
“Me encanta la idea de que los Harkonnen son una sociedad a la que no le gusta el cabello. Se lo quitan todo. Quieren alejarse tanto como sea posible de cualquier rasgo del pasado, de los lugares donde vienen. Hay una cierta voluntad de pureza”.
Después de conocer cómo Noferatu inspiró a la aterradora familia Harkonnen, seguramente nunca verán Duna: Parte dos de la misma manera.
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