Estas cintas no cumplieron con su tarea de asustarnos al máximo.
A continuación, presentamos las mayores decepciones del cine de horror en 2023. Este año tuvo muy buenas exponentes del género, las cuales destacaron por la forma en que plantearon sus sustos, por la forma en que se dirigieron o por sus buenos protagonistas (aquí tienes algunas propuestas).
Sin embargo, hubo algunos filmes con temáticas tenebrosas que simplemente no tuvieron lo que se necesita para conectar con el público. Aquí te contamos cuáles fueron.
Post Mortem: Imágenes del más allá (Dir. Péter Bergendy)
La premisa de esta cinta húngara es muy atractiva, pero nunca logra despegar del todo. Conocemos a Tomás (Viktor Klem), un soldado que, durante la Primera Guerra Mundial experimenta un gran trauma que trata de aliviar años después convirtiéndose en un fotógrafo especial, pues captura fotografías de personas vivas junto a los cadáveres de sus seres queridos. Esto para que puedan despedirse adecuadamente. Esta curiosa profesión lo lleva a una lejana villa en Hungría. Ahí, Tomás se entera de un secreto y le comienzan a suceder varias cosas que se relacionan con lo paranormal.
Lo que comienza como algo con mucho potencial –más que nada por su atmósfera inquietante, y por su cruda exploración del duelo–, pronto se convierte en un desfile de efectos especiales de mala calidad que, pasada media hora, abandona todo lo que era interesante para decantarse por un enfoque casi paródico: espíritus transparentes que flotan por doquier emitiendo muchos ruidos; una subtrama que involucra un motín de muertos vivientes y mucha, mucha comedia involuntaria.
La monja II (Dir. Michael Chaves)
El universo de El conjuro ha tenido altas y bajas, pero sin duda el regreso de la monja a las pantallas pertenece al segundo grupo. Ambientada cuatro años después de los eventos de la primera entrega, la Hermana Irene (Taissa Farmiga) está de vuelta para enfrentar al demonio estelar. Ahora, Valak (Bonnie Aarons) ataca a Irene de la forma menos esperada: poseyendo a Maurice (Jonas Bloquet) y aterrorizando a las alumnas de un internado.
Mientras la primera entrega tenía un puñado de sustos verdaderamente bien construidos y buenas actuaciones de Taissa Farmiga y Demián Bichir, esta continuación no destaca para nada, salvo por una escena muy bien resuelta que involucra el extraño comportamiento de unas revistas en un puesto de periódicos. Por lo demás, la película es una de las grandes decepciones del cine de horror en 2023. Ritmo lento, muchas sobreactuaciones y una historia repetitiva.
Winnie-the-Pooh: Miel y sangre (Dir. Rhys Frake-Waterfield)
Cuando el tierno osito creado por A.A. Milne entró al domino público, al director Rhys Frake-Waterfield se le ocurrió convertirlo en un villano de slasher. ¿Por qué? Porque sí. Porque pudo hacerlo. Y eso es todo. No hay ninguna justificación detrás de esta historia que parte de la forzada premisa de que Pooh, Piglet e Igor se convirtieron en animales salvajes después de que Christopher Robin creció, fue a la universidad, se casó y los abandonó. La gota que derramó el vaso en su conversión a la maldad fue que Christopher era su único proveedor de alimentos, los cuales contrabandeaba desde la cocina de su casa hasta el Bosque de los Cien Acres.
Filmada, actuada y contada como si se tratara de una burla a todo lo que Milne quería decir con el bello cuento primigenio, este slasher está construido con una edición torpe, malas actuaciones y dos botargas que pretenden hacerse pasar por un oso y un cerdito. Lo peor es que la cinta inició una oleada de adaptaciones similares de cuentos queridos por muchas personas. Viene una película de horror de Bambi. ¿Preparados?
Drácula: Mar de sangre (Dir. André Øvredal)
Basada en “The Captain’s Log”, un capítulo de la novela Drácula, de Bram Stoker, esta cinta nos cuenta la historia de cómo el temible conde vampiro aterroriza –y devora– a gran parte de la tripulación del Demeter, un enorme barco, en 1897. Así, comienza una cacería desenfrenada que al mismo tiempo se convierte en un curioso ejercicio de trabajo en equipo para todas las personas que conviven dentro del buque.
A pesar de contar con la dirección de André Øvredal, esta fue una de las mayores decepciones del cine de terror en 2023, pues, aunque el cineasta nos tenía acostumbrados a tétricos, fríos y punzantes proyectos como La morgue (2016) e Historias de miedo para contar en la oscuridad (2019), ahora trabaja con una narrativa que no va a ningún lado y se siente estancada gracias a un guion poco interesante y tintes góticos y gore que no alcanzan su potencial entero. Es una pena, ya que la producción sí tiene puntos fuertes, como los escenarios y el maquillaje.
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