Sin duda, el australiano debe agradecerle eternamente a Tom Cruise.
En la actualidad, sería imposible no pensar en Hugh Jackman como Wolverine, el mutante con garras de adamantium. Cuando, hace algunos años, el actor anunció que Logan sería su última película como el personaje, muchos fanáticos conocieron el verdadero dolor. Hoy sabemos que Jackman volverá en Deadpool y Wolverine para retomar el papel que le dio fama mundial. Sin embargo, muy pocos conocen la historia de cómo llegó a él, y de cómo luchó contra el rechazo para demostrar que podía convertirse en estrella.
A finales de los años 90, cuando la producción de X-Men apenas buscaba a sus actores, el rol de Wolverine cayó en manos de Dougray Scott (Impacto profundo). El histrión estaba emocionado, pues, si todo salía bien, pronto conocería el verdadero éxito. Sin embargo, ya estaba firmado para Misión: imposible 2, y sus compromisos con esa película no le permitieron participar en la producción de Marvel. Tristemente, nunca consiguió un papel a la misma altura.
“Eso estaba fuera de mi control. Tom Cruise no me dejó hacerlo. Estábamos haciendo Misión imposible y me dijo: ´Tienes que quedarte y terminar la película´. Le dije que lo haría, pero que también iría a hacer lo otro. Por alguna razón dijo que no podía. Era un tipo muy poderoso. Otras personas estaban haciendo lo posible para que funcionara. Me encanta lo que hizo Hugh (Jackman) con él. Es un tipo encantador”, dijo Scott a The Telegraph hace algunos años.
Cuando empezó la búsqueda del nuevo Wolverine, Hugh Jackman fue uno de los asistentes al casting. Leyó algunas líneas del guion frente a Bryan Singer (director) y el guionista Tom DeSanto. Sin embargo, no sentía un buen recibimiento: “Pude darme cuenta de que él estaba como: ´¿Por qué, a la hora del almuerzo, estoy audicionando a un tipo para un papel que ya elegí?´ Estaba enojado”, dijo Jackman a Entertainment Weekly.
En ese entonces, Kevin Feige ya tenía un puesto en Marvel, pero era sólo uno de tantos productores que trabajaba en los proyectos. A pesar de ello, pudo participar en la producción de X-Men y estar al pendiente de lo que sucedía con la elección de Jackman.
“Hubo una lucha para conseguir a nuestro Wolverine. Lauren Shuler Donner (su jefa) estaba muy entusiasmada con este chico australiano, que había sido rechazado inicialmente. En mi memoria, una de las razones principales era su altura (1.9 metros). En los cómics, Wolverine es un tipo bajo y le hacen comentarios respecto a eso. Pero estaban desesperados”.
La audición de Hugh Jackman no había salido muy bien, así que estaba convencido de su rechazo. Sin embargo, Feige lo invitó a comer con el guionista. La comida sí salió bien, pero Hugh estaba derrotado emocionalmente.
“Dije: ´Kevin, todos sabemos que no conseguiré el papel. No tienes que ir a cenar también. Pero no, se sentó ahí, compartimos algunos platillos y me llevó al aeropuerto. Nunca lo olvidaré. Fue lo más amable que pudo hacer. Pensé que nunca lo volvería a ver”, añadió.
Al final, a Marvel le quedó claro que sí tenía a su Wolverine. Quizá en el estudio se vieron motivados por las prisas, pero al final, su elección terminaría por ser todo un éxito. 25 años después de aquel viaje al aeropuerto, Hugh Jackman sí se reencontró con Kevin Feige para hacer Deadpool y Wolverine, primera película de ambos personajes dentro del MCU. Si algo confirma esta historia, es que muchas cosas estaban destinadas a ser, incluso de la manera más dramática posible.
Deadpool y Wolverine llegará a las salas de Cinépolis este 25 de julio.
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