Tomando como base una historia cercana, el director de esta obra retrata los retos de empezar otra vez.
Cuando se tiene todo, es imposible pensar que algún día se pueda perder. ¿Qué sucede, entonces, cuando la vida de vueltas y se tiene que empezar de cero? ¿De dónde se saca la fuerza para reconstruir una vida? Esas son sólo algunas preguntas que responderá Malu, la película brasileña que forma parte del Sundance Film Festival CDMX 2024. El drama, que representa el debut del también guionista Pedro Freire, promete una interesante reflexión no sólo sobre la vida misma, sino de cómo nuestros éxitos y fracasos influyen en la relación que tenemos con otras personas. A continuación, conoce 5 razones para ver Malu.
Una historia universal
Este es el relato de Malu, una mujer que, durante sus años de juventud, fue una actriz reconocida. Tenía fans, proyectos en puerta y una vida bastante acomodada. Pero hoy no tiene trabajo, y su universo se resume a vivir con su madre en una favela de Río de Janeiro. Al mismo tiempo que se encuentra acechada por los recuerdos del pasado, debe enfrentar una compleja relación con su propia hija adulta, y el viaje para reencontrarse a sí misma. Aunque no todos tengamos una relación con el medio artístico, nos podemos identificar fácilmente con Malu por una sencilla razón: su caída y resurgimiento están muy bien trabajados. Sus situaciones son orgánicas, su tristeza es palpable, y el arco que enfrenta es uno que no resulta del todo desconocido.
Se encuentra inspirada en hechos reales
Una historia tan conmovedora sólo podía contarse desde la realidad. Y para ello, el director Pedro Freire se inspiró en la Malu de la vida real, su madre. Lejos del morbo o la adulación, Freire quiso mostrar el ocaso de una mujer que pasó de tenerlo todo a no saber su lugar en el mundo. En más de una ocasión, el brasileño ha señalado a su figura materna como la inspiración artística de su vida; y si su labor como director refleja algo, es que aprendió lo mejor de Malu. Conocerla tan de cerca permite un mejor análisis a su personalidad, y también una historia que va más allá de los lugares comunes. Esta película es un estudio de las figuras maternas, y del fascinante y trágico mundo que hay en sus mentes.
“Malu Rocha fue una actriz muy especial en mi vida. Fue una influencia intelectual y artística más allá de ser mi mamá. Mi visión del mundo a nivel social y político es gracias a ella. Fue más bien una referencia intelectual que maternal”, mencionó el director Pedro Freire sobre el génesis de esta película durante un Q&A en el marco del Sundance Film Festival CDMX.
Más que una historia de familia
Si bien, Malu se enfoca en la constante lucha de la protagonista para adaptarse a su nueva dinámica, también toca tópicos importantes para los tiempos actuales. Hay pinceladas de salud mental, sobre las dinámicas familiares, y también de lo que representa ser una mujer a los 50 años en un mundo donde las “segundas oportunidades” no son precisamente el común denominador. Es bien sabido que el mundo del espectáculo resulta doloroso para las personas en una edad avanzada, o con una belleza no hegemónica, y Malu nos deja ver un poco de eso. El contexto político, y también las críticas de la sociedad nos hacen entender por qué no todo está bien en la mente de la protagonista.
“Siempre me ha interesado las brechas generacionales y cómo se influencian y se traumatizan. Para escribir el guion utilicé básicamente mi memoria, me refiero a cómo lo recuerdo, no cómo exactamente pasó. Pero de cualquier forma para mí esta película es ficción basada en la memoria. Lloré mucho escribiendo el guion y filmando el guion”, reveló el director.
El trabajo de su director
Aunque se trata de su primer largometraje, Pedro Freire logra un destacado trabajo en muchos sentidos. Su puesta en escena, incluso dentro del contexto de Malu, es limpia y elegante, de inmediato nos transforma a la realidad de una mujer que se adapta a nuevas experiencias. La iluminación y la fotografía crean más de un cuadro que deja con la boca abierta. Se demuestra, una vez más, que no se necesita de grandes locaciones o presupuestos para merecer la pantalla grande. Con la parte actoral también logra un gran trabajo, pues nos convence de los lazos familiares entre sus actrices, y hace que la carga emocional dependa 100% de su trabajo, no de diálogos lacrimógenos u otros maniqueísmos.
Durante el Q&A, el cineasta brasileño habló sobre la sensibilidad para entender al género femenino y saberlo plasmar en una película como Malu.
“Algo que me alegro de esta película es haber desarrollado un oído para escuchar lo que dicen las mujeres. Porque yo crecí con mujeres que fueron mucho más fuertes que yo en términos de carácter y personalidad porque yo siempre fui muy tímido. Sólo me escondía y escuchaba a mi alrededor”, dijo.
Un proyecto que inspira
Al terminar de ver Malu, el espectador no sólo entiende la historia de una mujer, sino también de las que la rodean y cómo cada generación influye, incluso sin querer, en la siguiente. Hay traumas, experiencias y miedos que se pasan de abuela a madre, y de madre a hija, pero también hay sueños, anhelos y esperanzas de un futuro mejor. En una sociedad como la mexicana, donde la madre es sinónimo de respeto, admiración y gran influencia, es inevitable pensar en cómo Malu puede inspirar a muchos no sólo para mejorar sus lazos afectivos, sino también para vencer el miedo y descubrirse sin importar la edad o el mundo alrededor.
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