Estás a punto de entrar a una verdadera experiencia pluricultural y honesta sobre la vida.
No hay viaje más humano y aspiracional que la felicidad y, probablemente, no hay otra manera externa de sentirlo que a través de la empatía. Por eso, como cinéfilos, muchas veces amamos al cine por ser ese conducto que, a través del voyeurismo, nos permite conocer y vivir las emociones y problemáticas a las que se enfrentan otras personas, desde nuestros propios vecinos hasta las personas más lejanas a nuestro mundo. Y esa parece ser la idea con la que, desde un foco poético y a la vez de registro, Dorottya Zurbó y Aaron Bhattarai visitaron Bután, el que se conoce como “el país más feliz del mundo”, para explorar los grandes matices de la felicidad en Agent of Happiness, su aclamada cinta de Sundance 2024 que por fin llegará a México.
¿Qué puedes esperar de Agent of Happiness?
Como una propuesta que se siente como si mezclará la fantasía con la realidad en un mismo relato, Agent of Happiness, la segunda película de Zurbó y Bhattarai, se adentra en lo profundo de la humanidad para indagar, entre personas comunes, el qué es la felicidad y cómo es que habitamos junto a ella.
Yendo casa por casa a preguntar a los residentes de Bután si son felices, esto gracias al “Índice de la Felicidad Nacional Bruta” que su gobierno hace anualmente, Amber Kuman Gurung, un “agente de la felicidad”, conocerá las historias y opiniones de cientos de personas que, en el día a día, buscan subsistir y sentirse bien consigo mismos y sus metas. Esto mientras el hombre de 40 años aún se encuentra buscando su propia felicidad y al amor de su vida.
La cinta, que a manera de un roadtrip explora los enormes paisajes del país asiático, promete ser un deleite visual y emocional que nos acerque con nuestra propia felicidad mientras conocemos las distintas visiones de otras personas.
Acercamiento a otra cultura
Lo primero que hay que destacar y agradecer de Agent of Happiness es que, además de su profundo mensaje de la felicidad, este documental nos presenta un registro inmediato y fresco sobre la cultura de los residentes de Bután.
Desde un pequeño momento cotidiano, sus grandes creencias budistas, hasta las actividades de ganadería que hacen en su vida, este viaje de kilómetros muestra lo mejor, lo peor y lo más normal que se vive dentro de Bután. Aquí su forma de ver la vida, sus características y enormes prendas de ropa, y su tranquila forma de hablar son parte de lo que define su día a día.
Sobre el proceso de realización, la directora Dorottya Zurbó reveló durante el Q&A:
“Fue un gran aprendizaje para nosotros. La estructura fue lo más difícil de crear este documental. Nunca habías hecho un documental multipartes, multifamiliar y multipersonajes”.
“Mientras acababa la postproducción en Hungría, mi productor (Arun Bhattarai) fue y les enseño uno por uno lo que habías hecho. Fue un momento muy emocionante”.
Una fotografía humana y hermosa
Si hay algo que hace muy bien Agent of Happiness para lograr contar su historia eso es la gran concepción visual que agregan Zurbó y Bhattarai al ser (también) directores de fotografía de este documental. Con una gran visión de los paisajes de Bután, el viaje de Amber no solo nos permite ver los hermosos cuadros naturales, fríos y vividos que componen su ambiente, sino que también nos acerca de una manera descriptiva a la simpleza en la que habitan los residentes de Bután. Una imagen donde chozas rurales y enormes templos de su propia religión conviven de una manera tan armoniosa que salen de lo pintoresco y se siente como si se unieran al sistema natural de su país.
Desmitificación de la “felicidad”
Otro de los grandes hechos que logra hacer Agent of Happiness, sin duda, es desmitificar la idea de la felicidad en “el país más feliz del mundo”.
Bajo una concepción occidental, probablemente pensarías que el sinónimo de la “felicidad” y una gran calidad de vida, como la que se viven en Bután, es vivir las facilidades de primer mundo, tener acceso a los avances más trascendentes de la humanidad y alcanzar una vida sin conflictos económicos. Sin embargo, independientemente de esta concepción, el viaje de Amber llega para voltear nuestro rostro y poner los pies bajo otra tierra ¿qué es lo que te puede hacer más feliz? Tus propias metas, tus vínculos, la espontaneidad junto a tus amigos, y tus esfuerzos en el día a día.
Una oportunidad de intimidad
Como uno de los mejores aciertos detrás de la cinta de Dorottya y Aaron se encuentra una clara dirección por si bien, generar un macro concepto de la felicidad, no escatimar en el tiempo, cercanía y escucha a las palabras que nos tienen que ofrecer los residentes de Bután.
Dentro de su viaje, el “agente de la felicidad” abre una puerta para conocer realmente a las personas más plenas del mundo y a las más ajenas a su propio país, marcando un sentido palpable de la humanidad entre la cotidianidad. Uno de esos casos es la historia de Dechen, una mujer transgénero que es bailarina en un bar urbano y que, de una manera tan enajenada se separa del arquetipo de preguntas que trae Amber y, asimismo, nos permite encontrar distintos tintes narrativos en una misma historia.
Felicidad e introspección
Como una mirada fresca y amplia, el viaje de Amber se acerca a cada persona que te imagines, desde una persona de la tercera edad hasta un niño, para ver qué es lo que los hacer felices, cuáles son los parámetros bajo los que conciben su felicidad y qué tanto la relacionan con sus sueños, sus aconteceres cotidianos y con la espontaneidad de la vida. Esto no con una idea sola de encontrar la respuesta a la felicidad, porque la verdad es que cada uno es feliz a su propia manera, sino con un gran objetivo de conocer qué dicen las personas en su día a día, cómo ven la vida y cuán diferente puede ser el camino de una persona al de otro.
Su persecución, además de tachar la tarea gubernamental que se le asignó, nos deja entrever la felicidad propia a través de los ojos de los demás y, con lente que mira hacia los dos lados, explora la mirada emocional de los residentes vistos en pantalla y nosotros mismos, como personas, como familia, como amigos o como cultura.
“Lo que aprendí de la gente de Bután es que hasta en las situaciones más difíciles se puede encontrar esperanza. En este mundo envuelto en la ambición, lo que te enseña la gente es ser feliz en el presente. Admiro la capacidad que tienen la gente de Bitán de conectar con su alrededor, con su ambiente, con su tierra y vivir el presente como motivo de su felicidad”, nos compartió compartió la cineasta Dorottya Zurbó sobre lo que aprendió después de finalizar el rodaje de Agent of Happiness.
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