No descartemos que sorpresas continúen en el Óscar 2023.
Hay quienes dicen que el Óscar es un reconocimiento fácil de anticipar si seguimos de cerca lo sucedido en la temporada de premios. Esta premisa se cumple en la gran mayoría de las ocasiones, pero hay otras en que las sorpresas se hacen presentes. Las categorías histriónicas suelen ser estupendos ejemplos de ello. Basta echar un vistazo a la historia del certamen para darnos cuenta de ello. ¿Se repetirá la historia en esta 95ª edición de los Premios de la Academia? No lo descartemos, que Michelle Yeoh le pisa los talones a Cate Blanchett en la terna de Mejor actriz, mientras que la de Mejor actor parece destinada a un final de fotografía entre Austin Butler, Brendan Fraser y Bill Nighy.
Tendremos que esperar al 12 de marzo para saber lo que sucede, pero de momento, un recuento de las mayores sorpresas del Óscar en las categorías actorales.
El factor Marisa Tomei
La terna a Mejor actriz de reparto fue especialmente cerrada durante la 65ª entrega de los Premios de la Academia, con Judy Davis, Vanessa Redgrave y Miranda Richardson disputándose la etiqueta de favorita. Por eso, nadie pudo creerlo cuando Marisa Tomei fue nombrada la gran ganadora por Mi primo Vinny. La improbable victoria desató toda clase de teorías de conspiración, muchas de las cuales apuntan a un error en la impresión de la papeleta o en la lectura de los presentadores. Sin embargo, hay quienes dicen que la carrera fue tan cerrada que terminó por dividir los votos, lo que terminó por darle ventaja a la inesperada vencedora. Un fenómeno que desde entonces recibe el nombre del factor Marisa Tomei.
Mickey Rourke es derrotado a dos de tres caídas
Había buenas razones para pensar que Mickey Rourke se llevaría el Óscar a Mejor actor por The Wrestler en la 81ª entrega de los Premios de la Academia. ¡Todo estaba a su favor! Los votantes que adoran los regresos triunfales de las estrellas caídas en desgracia; el furor por la obra de Darren Aronofsky; y el hecho de que el actor lo había ganado prácticamente todo. Pero la apuesta segura terminó por venirse abajo cuando Sean Penn fue reconocido con su segunda estatuilla. Un premio que rompió todas las quinielas y sobre todo el corazón del derrotado actor, quien de este modo vio esfumarse la oportunidad de escribir su nombre en lo más alto de la historia hollywoodense.
Judy Garland se queda con las ganas ante Grace Kelly
Por extraño que parezca, Judy Garland nunca ganó un Óscar. Sin embargo, había buenas razones para pensar que lo alcanzaría con su primera nominación durante la 27ª entrega de los Premios de la Academia, donde compitió en la categoría de Mejor actriz por Nace una estrella. El rol de una vida y un clásico instantáneo. Es por esto que a casi 70 años de distancia nadie ha podido entender cómo fue que Grace Kelly le arrebató la estatuilla por La que volvió por su amor. Una buena película y una gran interpretación, pero que difícilmente supera lo hecho por la que partía como la gran favorita de la noche.
Jack Nicholson y Al Pacino se quedan con las ganas
La carrera por el Óscar a Mejor actor en la 47ª edición de la ceremonia parecía limitada a dos contendientes: Jack Nicholson por Chinatown y Al Pacino por El padrino II. La terna era complementada por Albert Finney y Dustin Hoffman, quienes parecían un par de piedras en los zapatos de los favoritos. Y al fondo Art Carney por Harry y Tonto. Pero contra todos los pronósticos, este último terminó alzándose con la victoria, superando así a las que han pasado a la historia como dos de las mejores interpretaciones de todos los tiempos. Esto, admitámoslo, con una película que no es precisamente la más icónica de su tiempo. En su momento generó sorpresa, años después todo fue atribuido al ya explicado factor Marisa Tomei.
La inconforme Lauren Bacall
Lauren Bacall es una de esas leyendas que nunca fueron galardonadas con un Óscar. Más trágico aún es que sólo fue nominada en una ocasión, en la 69ª entrega de los Premios de la Academia por El amor tiene dos caras, por lo que fue especialmente doloroso ver cómo su gran oportunidad se desvanecía ante el talento y el encanto de Juliette Binoche. Y dicho sea de paso, ante una fortísima campaña publicitaria para El paciente inglés que cambió para siempre la máxima fiesta cinematográfica. La veterana resintió la derrota, al grado que escribió al respecto en su autografía, donde clamó que no fue rebasada en talento sino en marketing. ¡Ouch! Sea como sea, la decisión de los académicos sorprendió a más de uno, pues se pensaba que el Óscar competitivo sería un hermoso homenaje para Bacall.