Todos conocemos a sus criaturas fantásticas, pero no nos olvidemos de los perturbadores individuos que brillan en su filmografía.
¿Qué es un monstruo? Guillermo del Toro, todo un especialista en la materia, los define como “los santos patrones de nuestras imperfecciones que nos permiten la posibilidad de fallar y seguir adelante”. Este modo de pensar puede apreciarse en las criaturas fantásticas exhibidas a lo largo de su filmografía, cuyas diferencias inspiran miedo y nerviosismo, hasta que su inocencia termina por demostrar que estos seres quizá no sean tan distintos a nosotros. Pero la obra del mexicano también nos dice que hay muchos tipos de monstruos: individuos que han perdido toda su pureza y que invariablemente han caído al mal. Es a ellos a quienes hay que temerles. A continuación un recuento de los sujetos más monstruosos en la obra de Guillermo del Toro.
Ángel de la Guardia (Cronos, 1993)
Si de criaturas se trata, el vampírico Jesús Gris es el primer monstruo en la obra de Guillermo del Toro. Pero si nos decantamos por la maldad, el puesto corresponde a Ángel de la Guardia. Lo sabemos: un nombre irónico para un sujeto profundamente ambicioso y que no duda en realizar toda clase de infamias para hacerse con un enigmático dispositivo que concede la vida eterna.
Esto incluye el brutal homicidio de un tío que cometió toda clase de abusos contra su persona, así como la incansable persecución del mencionado personaje hasta concretar su asesinato. O algo así, ya que el infame individuo ignora que el anticuario se ha sometido a sus efectos. Esto último resulta en un enfrentamiento directo de la luz contra la oscuridad y de la que nadie emerge realmente victorioso.
Richard Strickland (La forma del agua, 2017)
El ser humano ha cometido toda clase de atrocidades en nombre de la ciencia y el progreso. Es por esto que el coronel Richard Strickland no duda en perpetrar una más, aún cuando esto implique el dolor y la aniquilación de una criatura tan fascinante como única, pero sobre todo inocente.
Su accionar, sin embargo, no se limita al terreno criptozoológico, sino que se extiende con todos aquellos marginados que se cruzan en su camino. Es por esto que su búsqueda termina convirtiéndose en una auténtica obsesión no sólo por alcanzar su cometido, sino por demostrarse a sí mismo y a todos los que le rodean que él mismo es alguien superior, ignorante de que esta forma de pensar terminará por convertirse en su perdición.
Jacinto (El espinazo del diablo, 2001)
El niño es un símbolo extremadamente poderoso en la ficción. Hablamos de un ser que representa la pureza extrema y cuya profanación resulta en un atentado contra la inocencia misma. Algo que, sobra decirlo, amerita el peor de los castigos.
Tal fue el caso de Jacinto, antiguo residente y actual portero del orfanato español explorado en El espinazo del diablo y cuyas ambiciones le llevan a cometer el peor de los pecados: el asesinato deliberado de un pequeño.
Un crimen tan atroz que trasciende las fronteras de la vida y la muerte, con el infante en cuestión incapaz de encontrar el descanso eterno hasta que el responsable de su deceso sea condenado. Algo que eventualmente ocurre y es simplemente perturbador.
Capitán Vidal (El laberinto del fauno, 2006)
El hombre pálido suele ser recordado como el personaje más temible de El laberinto del fauno. Una etiqueta debatible si consideramos que la criatura tal vez sólo viva en la mente de Ofelia –mucho se ha debatido sobre si las acciones son reales o un producto de su imaginación– y que no puede atravesar las barreras de lo real, o lo que es lo mismo, los muros que lo contienen.
Caso contrario al de Vidal, un militar decidido a terminar con los últimos indicios de la guerrilla republicana tras la Guerra Civil Española a como dé lugar, lo que incluye tácticas tan extremas que rayan en lo inhumano. Tampoco cree en los cuentos de hadas, algo que tal vez no importaría mucho de no ser porque la pequeña Ofelia está obsesionada con ellos.
Esto resulta en un choque de intereses que termina con resultados fatales para ambas partes. La buena noticia es que la misma fantasía nos abre el camino de la esperanza, pues la muerte permite a la pequeña regresar a su reino perdido. ¿Sueño o realidad? Que cada uno lo decida por su propia cuenta.
Stanton Carlisle (El callejón de las almas perdidas, 2021)
El de Bradley Cooper es un personaje complejo. No es un mal hombre, pero tampoco es uno propiamente bueno. Es más bien uno con muchos matices, capaz de amar y odiar por igual, y como tal, capaz de perpetrar los actos más nobles, pero también los más infames.
¿Cómo ocupó entonces el primer lugar en esta selección? Porque al final la ruta de la ambición termina sobreponiéndose, lo que resulta en un destino catastrófico para sí mismo y los que le rodean. Una prueba fehaciente de que el ser humano no nace siendo un monstruo, pero sí que puede terminar convirtiéndose en uno.