Desde casas malditas hasta invitados inesperados en reuniones por zoom, estos son los descubrimientos aterradores del found footage en el cine
Es difícil no rendirse ante la naturaleza inmersiva del cine. Más aún cuando este rompe al máximo los límites entre la realidad y la ficción desde la vía del found footage o pietaje encontrado. El nombre de la categorización lo dice todo: historias de ficción que supuestamente están basadas en hechos reales y que intentan convencer al público de ello con el uso de toda clase de elementos técnicos entre los que sobresale el uso de la cámara subjetiva.
La historia del cine nos ha dado grandes exponentes, entre los que sobresalen clásicos como Holocausto caníbal (1980) y El proyecto de la bruja de Blair (1999). El siglo XXI, sin embargo, ha resultado en una auténtica edad de oro para estas producciones que han encontrado en el uso excesivo de las pantallas a un muy importante aliado.
Como prueba te dejamos este recuento con las mejores películas found footage en lo que va del siglo XXI:
Actividad paranormal (Oren Peli, 2007)
El proyecto de la bruja de Blair (1999) demostró las enormes posibilidades del found footage enriquecido por el ingenio de una buena campaña publicitaria, pero tuvieron que pasar casi diez años para que una nueva producción repitiera el fenómeno. El crédito corresponde a Actividad paranormal, que nos introdujo con una joven pareja cuya vivienda es aquejada por una entidad sobrenatural y que opta por registrar los acontecimientos en video, primero por curiosidad y luego en busca de una solución.
Si bien llegó a ser señalada por su presunta simpleza, la película ha sido sometida a análisis cada vez más profundos que han sacado a relucir su valía simbólica. Se ha dicho que su rescate de la casa maldita es una representación de la burbuja inmobiliaria que aquejó a tantas familias al momento del estreno; también se ha comentado la manera en que anticipó una sociedad obsesionada con documentarlo todo en audiovisual incluso a costa de la propia integridad. Todo esto, sin olvidarnos de los estudios financieros, ya que su mínima inversión y su impresionante taquilla marcaron el inicio de una de las franquicias más rentables de los últimos años.
Rec (Jaume Balagueró, Paco Plaza, 2007)
El furor desatado por el found footage en la primera década del siglo XXI no se limitó a la unión americana, sino que se extendió por muchos otros países del mundo. Tal fue el caso de España, que además exhibió su destreza en el cine de terror con Rec. Encabezada por Jaume Balagueró y Paco Plaza, la trama sigue a una reportera de televisión que acompañada por su camarógrafo sigue a los trabajadores de emergencias del país al interior de un oscuro edificio, ignorante de los horrores que aguardan en el interior del inmueble.
Imposible verlo sin estremecerse. Se trata de un filme inquietante en su manejo de la luz, los espacios y los sonidos. Además no es de nada apto para los débiles de estómago, y que es reforzado por uno de los desenlaces más memorables del siglo XXI. Despegó dos de las carreras cinematográficas más memorables del panorama hispanoparlante, mientras que su legado se segmentó en dos ramas. Un remake hollywoodense para el olvido y una franquicia española que con altas y bajas construyó una importante base de aficionados en el mundo.
Cloverfield (Matt Reeves, 2008)
Una de las principales características del found footage es su bajo presupuesto, siendo Cloverfield la mayor excepción a la regla. Dirigida por Matt Reeves y producida por JJ Abrams, el filme se inspira en incontables películas a través de los tiempos sobre grandes ciudades destruidas por toda clase de gigantescos monstruos, tan como sería el caso de Godzilla o King Kong. Su diferencia en comparación con estas producciones es que no pone su atención en las criaturas ni en los heroicos esfuerzos por detenerlas, sino en un grupo de jóvenes comunes y corrientes que luchan por sobrevivir en medio del caos. Un esfuerzo que se complica ante el desconocimiento de todo lo que ocurre a su alrededor.
Buena parte de su encanto radica en los incontables mensajes encriptados del filme y de toda la campaña promocional. Los cuales suscitaron toda clase de teorías entre los aficionados. Ninguna de las cuales terminó de concretarse debido a que las secuelas nunca estuvieron a la altura del material fuente. Esto mismo desdibujó su estatus de culto, pero no ha podido mermar el afecto de los aficionados ni la esperanza de que eventualmente encontraremos las respuestas a los misterios vistos en pantalla.
Lake Mungo (Joel Anderson, 2008)
Un brillante, pero no tan conocido exponente del impacto global del found footage. Escrita y dirigida por Joel Anderson, la australiana Lake Mungo asienta sus bases en la tragedia familia. Ocurre luego de que una adolescente muere ahogada en el lago titular. El suceso provoca toda clase de reacciones. Incluyendo el deseo del hermano por entrar en contacto con la fallecida en el más allá, lo que lo lleva a colocar numerosas cámaras en distintos puntos de la casa convencido de que esto le permitirá ver a su fantasma.
Una historia clásica, pero enriquecida con interesantes giros y otros aspectos profundamente novedosos. Cortesía de un creativo que tiene muy claras sus intenciones y que sabe perfectamente cómo guiar a su público hasta el más profundo de los horrores.
Host (Dir. Rob Savage, 2020)
El cine, que en tantas ocasiones ha abordado el espiritismo y las posesiones, siempre encuentra un nuevo modo de sorprender a las audiencias. Así lo demostró Rob Savage al combinar estos cimientos temáticos tan bien conocidos con todos con elementos propios del más novedoso screenlife. Lo que aunado a la histeria colectiva suscitada por el confinamiento pandémico resultó en uno de los found footage más ingeniosos de todos los tiempos.
Host nos introduce con un grupo de amigos que celebra una sesión de manera virtual con el único fin de divertirse en medio del encierro. Pero sus planes salen de control cuando los horrores son liberados desde la pantalla al mundo real. La idea, innovadora por sí sola, reluce aún más con una excelsa ejecución técnica que incluye una duración de apenas una hora y toda clase de glitches conocidos por todos los que han celebrado una videoconferencia. Difícil volver a conectarse después de verla.
De noche con el diablo (Colin Cairnes y Cameron Cairnes, 2024)
¿Es De noche con el diablo un mockumentary o entra más bien en la categoría de found footage? Para ser justos, el filme dirigido por Colin y Cameron Cairnes tiene un poco de ambas. Su historia, sobre un late night cuyo especial de Halloween se sume en el caos cuando una de sus invitadas estelares padece una posesión satánica. Encuentra su diferenciación en un formato sumamente innovador que invita a recordar la fatídica transmisión. Más memorable es que ésta es proyectada de manera íntegra, lo que permite apreciar todo lo que ocurre tras bambalinas. También conocer a profundidad las verdaderas razones tras los oscuros sucesos.
Aunque por momentos remite al mockumentary Ghostwatch (1992) que desató pavor en el Reino Unido, su naturaleza es considerablemente más inquietante. Lo que puede atribuirse al exquisito reflejo simbólico de la época actual con la década de los 70 en que se desarrollan las acciones. En ambos casos, periodos marcados por el desencanto, la desesperanza, la intolerancia y el conflicto, pero también por un deseo de sobresalir a toda costa. Incluso de la propia alma. Una producción destinada al culto.
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