Las técnicas cinematográficas han cambiado, pero los objetivos siguen siendo los mismos: cautivar al público.
Las caracterizaciones son buen ejemplo de ello, pues las viejas sesiones de maquillaje involucraban horas de tortura, pero las nuevas tecnologías han facilitado las cosas con el apoyo del CGI.
Son muchos los actores que han pasado por estos procesos, pero sólo unos cuantos han alcanzado el estatus de leyenda por lograr fama mundial aun cuando pocos recuerdan sus rostros.
Lon Chaney
Su apodo lo dice todo: el hombre de las mil caras. Y es que no podría ser otro, pues esta leyenda del celuloide cautivó a los espectadores de principio con su impresionante habilidad en el maquillaje y el disfraz.
Su primer gran personaje fue Quasimodo en El Jorobado de Notre Dame, con una brutal caracterización que le generó severos problemas en la espalda y en la circulación de las piernas. Mención aparte para El Fantasma de la Ópera, donde deformaba su nariz con ganchos que le producían continuos sangrados nasales.
Sus interpretaciones generaban pavor entre las audiencia, al grado que viejos registros mencionan numerosos desmayos en las proyecciones de sus películas. Su profesionalismo siempre fue más allá y con su imaginación logró representaciones memorables que se alaban aun con los avances tecnológicos de la actualidad.
Boris Karloff
La personalidad de Boris Karloff fue uno de sus atributos más importantes, pues le añadió un sello distintivo que marcó a sus personajes para la posteridad. El mejor ejemplo es Frankenstein, su primera gran interpretación que –irónicamente– le representó grandes dudas: ¿despertaría el horror en las personas? La respuesta deambuló mientras practicaba su andar por los pasillos de Universal y un empleado cualquiera huyó despavorido al verlo. Así comenzó la leyenda.
Sus caracterizaciones casi siempre resultaban complejas, pues consistían en largas sesiones a base de colodión y algodón, incómodos trajes y zapatos que incluso le ocasionaron problemas en la espalda. Sin embargo, Karloff alcanzó la condición de leyenda tras sus célebres transformaciones en algunas de las más escalofriantes criaturas en la historia del celuloide.
Ray Park
Tal vez no lo recuerden por su nombre, pero fue el hombre responsable de interpretar a Darth Maul en Star Wars: Episodio I – La Amenaza Fantasma. Aunque claro, tampoco lo olvidamos en su trabajo como el jinete maldito de La Leyenda del Jinete sin Cabeza, Toad de X-Men o Snake Eyes de G.I. Joe: El origen de cobra.
A diferencia de otras leyendas del disfraz, Ray Park no sólo alcanzó fama por sus caracterizaciones, sino por su habilidad en artes marciales. Su carrera hollywoodense comenzó con toda clase de stunts, pero luego de incontables apariciones, recibió varias oportunidades que ha sabido aprovechar. Quizá no lo reconozcan, pero les garantizamos que lo han visto en diversas películas.
Doug Jones
Una de las grandes leyendas del mundo del disfraz, pero también uno de los actores consentidos de Guillermo del Toro. Como prueba, basta recordar sus interpretaciones de Abe Sapien en Hellboy, el Fauno en El laberinto del Fauno, o el Anciano en The Strain.
Con el tiempo, su talento le permitió incorporarse en otros proyectos como Los Cuatro Fantásticos o Arrow.
¿Pero, cómo empezó todo? En la década de los 80, el actor se unió a una compañía teatral en la que aprendió sus actuales habilidades de mímica y contorsionismo, mismas que le darían trabajo en Hollywood años después ante la necesidad de un actor que diera vida a personajes que carecían de un rostro articulado, pero aun así reflejaran emociones. Próximamente lo veremos en la nueva obra de Guillermo del Toro: The Shape of Water.
Andy Serkis
Las caracterizaciones clásicas parecen insuficientes para la industria contemporánea, por lo que nadie debería sorprenderse de que nuestro más reciente maestro del disfraz haya aprovechado las últimas tecnologías para registrar su nombre en la historia del cine: Andy Serkis.
Lo cierto es que el británico comenzó su carrera histriónica en 1989, pero su verdadero salto a la fama llegó con un impresionante motion capture de Gollum para El señor de los anillos, en 2001. El actor aprovechó este éxito para obtener más trabajos ‘reales’, pero también para convertirse en el gran maestro de la captura digital con King Kong, Las Aventuras de Tintín y El Hobbit. Mención aparte para El planeta de los simios, cuya impresionante interpretación de Caesar ha generado una de las mayores polémicas en la industria contemporánea: ¿los actores digitales merecen reconocimiento de los grandes certámenes o son beneficiados por el apoyo digital?
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