El primer actor Héctor Bonilla deja un enorme legado construido a lo largo de más de 60 años de trayectoria.
Héctor Bonilla, uno de los actores más representativos del panorama nacional, ha fallecido este viernes 25 de noviembre a los 83 años. Esto tras cuatro años de batalla contra el cáncer renal. La noticia fue revelada por su hijo Fernando Bonilla a través de un comunicado liberado en sus redes sociales.
— Fernando Bonilla (@fdobonilla) November 25, 2022
El documento no destaca ninguna producción dentro de la larga y exitosa filmografía del histrión mexicano. Más bien se centra en esa comunión que formó con el público y en su modo de vivir su vida y disfrutar con su trabajo.
Héctor Hermilo Bonilla Rebentun nació el 14 de marzo de 1939 en Tetela de Ocampo, Puebla. Se formó en la Escuela Nacional de Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). Debutó en cine con Jóvenes y bellas en 1961, en lo que sería el inicio de una flamante trayectoria de casi seis décadas que incluyó cine, televisión, teatro y doblaje.
Sus apariciones cinematográficas más sobresalientes incluyen títulos como Patsy, mi amor (1968), El brazo de oro (1977), Rojo amanecer (1989), Doble indemnización (1994), Luces de la noche (1994), Mónica y el profesor (2001) y Un padre no tan padre (2016). Esta última fue tan exitosa que incluso inspiró la secuela decembrina Una Navidad no tan padre (2021). En el terreno de la telenovela debutó con La casa de las fieras y continuó con títulos icónicos como El carruaje, Rosa Salvaje, Mirada de mujer, el regreso y El señor de los cielos.
Hector Bonilla en “Una familia con madre”
Su talento le valió numerosos reconocimientos, incluyendo cinco nominaciones al Ariel de las que cosechó dos estatuillas. El primero por Meridiano 100 (1974), el segundo por Rojo amanecer (1989). Esta última, sobre la matanza de Tlatelolco, garantizó su paso a la historia al ser una de las películas mexicanas más sonadas y controvertidas de todos los tiempos.
En 2019, la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) reconoció su labor con el Ariel de Oro que celebra la trayectoria de todos aquéllos cuyos esfuerzos han puesto muy en alto al cine mexicano.
Fiel a su estilo, Héctor Bonilla había redactado su propio epitafio, el cual fue compartido por Fernando Bonilla en el comunicado en que se notificó el fallecimiento:
Se acabó la función,
No estén chingando,
El que me vio, me vio.
No queda nada.
Descanse en paz, Héctor Bonilla.
