La actriz también habla sobre su gran química con Andrew Garfield.
Con películas como Mujercitas, Oppenheimer y Duna: parte dos, nadie duda que Florence Pugh sea una de las intérpretes más versátiles del momento. Una nominación al Oscar la respalda. Próximamente, la actriz se enfrentará a un importante reto: dar vida a una mujer con cáncer, y que ve cómo su mundo inesperadamente se transforma. En El tiempo que tenemos, Florence Pugh se comprometió como nadie con su personaje, y por eso quiso sentir, al menos en una mínima parte, el cambio físico de su personaje.
En entrevista para Vanity Fair, Pugh señaló que tuvo la oportunidad de usar un prostético que escondiera su cabello y la hiciera lucir calva. Sin embargo, ella se negó y quiso deshacerse del cabello que tenía para ofrecer un mejor trabajo. Si ya se había comprometido emocionalmente con Almut, su personaje, también lo haría físicamente. Internet reaccionó de una forma mixta al cambio de la actriz, pero ella no se preocupó en lo absoluto.
“Creo que hubo un rumor extraño en Internet que decía que lo hice para recuperar mi identidad, algo que nunca he dicho en toda mi vida. Cuando John Crowley (el director) me dijo que podíamos pensar en pelucas u otras opciones, simplemente lo detuve a mitad de la frase y le dije: ‘John, nadie puede interpretar un personaje como este en una película como esta, y no hacer lo que hay que hacer’. Y si (como actor) no quieres hacerlo, creo que no deberías hacer una historia como esta”.
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El tiempo que tenemos versa sobre la historia de amor entre Almut, una chef talentosa, y Tobias, un hombre recién divorciado, quienes se conocen de manera inesperada y se enamoran. La película muestra los momentos felices y complicados de su relación, y cómo aprenden que cada minuto cuenta cuando se está con quienes se ama. Evidentemente, la búsqueda de la pareja protagónica requirió de grandes actores, y concluyó cuando se vio en Andrew Garfield y Florence Pugh a los intérpretes adecuados.
Garfield, por ejemplo, encontró cierto nivel de identificación con la historia, pues su madre murió por cáncer de páncreas en 2019. Un poema de la autora Mary Oliver, que dice la frase “Háblame de la desesperación, la tuya, y yo te contaré la mía”, lo inspiró a estar en la película.
“Hay una comunión en el espíritu de la pérdida, en la experiencia compartida de la pérdida y el amor y el costo de amar y estar plenamente vivo. Por ello espero que todos podamos unirnos y tener el coraje de hacerlo”.
Garfield y Pugh no se conocían con anterioridad. Necesitaban construir una química absoluta para transmitir las emociones por las que atraviesan Almut y Tobias. Al parecer, se logró, y con mejores resultados a los que alguna vez se esperaron. Ambos se sienten agradecidos no sólo por la oportunidad de trabajar con un guion así de poderoso, sino también por encontrar un compañero que les dio total confianza:
“Fue aterrador porque era como, bueno, no nos conocemos, y esto es de mucho riesgo porque… tenemos que encontrar una manera de expresar juntos las profundidades del amor universal y la pérdida”, dijo Garfield. “Me sentí más adulta. Sentí que lo estaba abordando de una manera diferente y que tenía a alguien que podía abrazarme y protegerme de la misma manera que yo abrazaba a Andrew y lo protegía”, concluyó Pugh.
El tiempo que tenemos llegará a Cinépolis este 31 de octubre. ¿Se convertirá en un nuevo clásico del cine romántico?
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