Samuel Lagunas entrevistó a Rita Basulto, cuyo cortometraje Humo se encuentra en la shortlist de los Oscar para Mejor corto animado.
El pasado 21 de diciembre la Academia de los Oscar hizo pública la shortlist de películas nominadas en 7 categorías. Dentro de las cuales se encuentra la de Mejor cortometraje animado. Son 15 los trabajos que han alcanzado este penúltimo escalón en la carrera al Oscar 2024. Entre estos, sobresale Humo (2023), dirigido por la mexicana Rita Basulto. Que se convierte en el único representante latinoamericano en una categoría dominada por películas provenientes sobre todo de Francia y Estados Unidos.
Humo y las infancias trágicas
No creo equivocarme si digo que Humo es el corto más trágico en la obra de Rita Basulto (Guadalajara, 1973). El que menos disimula las tinieblas en las que una y otra vez nos sumergen sus películas. Las atmósferas pesadillescas que han caracterizado tanto su obra como la de Juan José Medina (y en menor medida de León Fernández) adquieren aquí una historicidad tenebrosa y triste. Daniel es un niño con rumbo a una muerte segura en una casa de humo. Acá no hay mucho sitio para la magia, sólo dolor y pérdida. Acaso quedan las palabras y la voz para contar la historia y algunos restos más. Un abrazo en medio de la noche, un escape fugaz a la imaginación, unas ropas que ondean como banderas de ningún país. En las historias sobre el Holocausto no hay sorpresas, sólo destinos fatales.
La mirada de Rita Basulto, no obstante, se vale de una técnica depurada y unos personajes diseñados con precisión para, en ese afán de realismo cada vez más característico de la Escuela de Guadalajara, volver más pesado y amargo el relato. Si bien su producción nada tuvo que ver con el rodaje de Pinocho de Guillermo del Toro (Guillermo del Toro y Mark Gustafson, 2022), hay una continuidad anímica entre las películas. Ambas ofrecen una crítica a la crueldad de los regímenes totalitarios, y los daños que provocan especialmente sobre las vidas de los niños. Una lección sobre un pasado que nos pertenece como humanidad y que, en América Latina, adquiere una dramática urgencia dadas las condiciones políticas que atraviesan varios países de la región.
Rita Basulto y la oscuridad de la animación
En medio de la intensa campaña para el Oscar que ha iniciado Rita para Humo, tuvimos la oportunidad de platicar con ella. Acerca de cómo fue la experiencia de realizar este cortometraje, el tema que aborda y los planes que tiene como artista para su futuro inmediato.
Paloma & Nacho (P&N): Primero que nada, quiero felicitarte por el corto. Por el recorrido que ha estado teniendo y por lo cercana que está la nominación al Oscar. En este sentido, ¿cómo te sientes con la trayectoria que el corto ha tenido hasta ahora?, ¿cómo lo has vivido?
Rita Basulto (RB): El viaje de Humo ha sido muy breve pero selecto. Su estreno internacional fue en el festival de Annecy, el más importante para la animación, en junio pasado. Allí, en Francia, se proyectó ante el público más exigente y conocedor del medio. A partir de ese momento, hemos recibido algunas invitaciones directas de festivales que nos piden ser parte de sus ediciones para este 2024.
Como cualquier cortometraje, esperamos aprovechar estos dos años de ruta de festivales para llevar nuestra historia a diversos públicos. El Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine), quien ostenta los derechos patrimoniales del cortometraje, tiene su propia estrategia de comercialización una vez que termine la ruta de festivales. Afortunadamente, Humo fue premiado en el Hollyshorts Film Festival. Lo que me dio la consideración para poder competir y quedar en la Shortlist de la edición 96 de los premios Oscar en la categoría de Cortometraje de animación.
“Hacer cine animado en nuestro país resulta complicado” -Rita Basulto
P&N: Tengo la impresión que hacer animación en México sigue siendo una tarea difícil. Cuéntanos un poco cómo fue el proceso para hacer Humo, los retos, las alianzas. He leído, además, que se trata de una adaptación y que parte del proceso de realización lo viviste embarazada.
RB: Tienes razón. Hacer cine y, peor aún, hacer cine animado en nuestro país resulta complicado. Sin embargo, con mucha necedad y perseverancia he podido realizar varios cortometrajes en estos veinte años. Evidentemente, he ido formando alianzas con algunos estudios como Polar y Outik, de Guadalajara, así como con algunos artistas importantes del medio. Esto me ha permitido hacer posible la conclusión de cortometrajes que en su mayoría han tenido una recepción importante en festivales internacionales. Hablando de Humo, cuando comencé la etapa de la investigación y búsqueda de referencias visuales en efecto esperaba a mi hijo. Acercarme de frente a estas imágenes tan dolorosas sumado a mi estado de hipersensibilidad no hizo fácil el proceso. Tuve que parar por muchos días. Estaba afectada anímicamente no sólo durante el día, incluso por las noches tenía pesadillas debido a los registros fotográficos que consulté del Holocausto.
Cuando comencé a trabajar en la etapa de preproducción de Humo, ya había nacido mi hijo Dante. Lo cual complicó un poco las cosas, pero encontré los tiempos para avanzar. Y, poco a poco, con ayuda de mi equipo en el departamento de arte pude concluir la primera fase. Para la etapa de producción tuve la fortuna de colaborar con Sergio Valdivia y León Fernández, quienes trabajaron por más de año y medio animando las secuencias. Fueron meses muy intensos y complicados, sin embargo, creo firmemente que esta historia debía contarse. Es un hecho que no puede olvidarse en el tiempo. Por eso creo que Humo es un recordatorio, una reflexión sobre los terribles errores que hemos cometido como humanidad.
La exploración de temáticas profundas desde el stop-motion
P&N: Si situamos Humo con relación al resto de tus películas, podemos darnos cuenta de que has recuperado algunos temas que aparecen expresados en otros cortos: la búsqueda de libertad, el dolor que causa la muerte. ¿De dónde surge tu interés en contar historias que exploren esas preguntas? ¿Ha sido una búsqueda consciente?
RB: Claro que sí ha sido una búsqueda consciente. La elección de estos temas tiene que ver principalmente con mis intereses creativos, con mis referencias, el tipo de cine y literatura que consumo o incluso la obra plástica que produzco. Particularmente no sólo me gusta hablar de un aspecto positivo de la vida. Trato de entender y explorar todo el espectro de la condición humana. Lo bueno y también lo malo, por eso me interno en estos temas, decisión que pueden ser difícil de entender para una producción animada.
Por desgracia, la animación se considera un medio para entretenimiento infantil, por lo que muchos de nosotros tenemos que sufrir ese estigma cuando creamos algo diferente. Sin embargo, hay muchos otros directores serios e importantes que han utilizado el stop-motion para contar historias poderosas y fuertes, como lo que yo pretendo ahora con Humo. Es importante entender que hay un mundo de posibilidades fuera de las convenciones de la industria del entretenimiento. No todo es Disney y yo estoy convencida que la animación también puede ser un medio para la reflexión, el análisis y la crítica.
El potencial de la animación en un mundo caótico
P&N: En el caso específico de Humo, el marco de un campo de concentración particulariza la reflexión y, al mismo tiempo, se une a otras obras que han pensado, desde la animación, los temas de las vidas de las infancias en las guerras y en regímenes opresores y totalitarios. En este sentido, para ti, ¿cuál es el poder de la animación? ¿Qué puede lograr la animación en un momento histórico como este marcado por guerras, violencias, desapariciones?
RB: El cortometraje animado ofrece una gran libertad para explorar narrativas y estéticas más personales, crear arte sin ningún otro compromiso que el del autor con su propio ser. Esa libertad de acción nos conduce siempre a manifestaciones artísticas más legítimas y honestas. Sin embargo, tengo claro que ni el arte, ni el cine, ni mucho menos la animación será la respuesta, ni la solución para problemas tan complicados como la guerra. No obstante, como artista es mi obligación tratar de abordar esos temas y reflejar mi punto de vista sobre los mismos.
El estado de la animación mexicana
P&N: Con el éxito de Pinocho de Guillermo del Toro, y la labor de difusión, producción, formación e inversión que el mismo Del Toro ha hecho respecto a la animación mexicana, se ha generado la impresión de que atraviesa un momento privilegiado, excepcional. Desde tu lugar, ¿cuál es tu percepción y tu valoración del momento actual de la animación en México?
RB: Me siento optimista sobre el futuro de la animación mexicana. Cada vez más cineastas ven en la animación una técnica extraordinaria para contar sus historias. También existe una efervescencia tanto de nuevos talentos como de colegas de mi generación que están empujando sus propios trabajos, mostrando un compromiso muy alto de levantar proyectos de gran calidad. En este sentido, si bien, por un lado, hay cada vez más proyectos interesantes de gente joven que le apuesta a la animación autoral. Por otro, los estudios que priorizan el hacer negocios y atraer derrama económica se están moviendo para consolidar sus servicios de maquila con proyectos internacionales.
Además, las autoridades y algunas instituciones estatales entienden cada vez más la importancia de las industrias creativas y están muy perceptivos a las necesidades de éstas. Lo más importante para mí es que se están consolidando diversos proyectos como el del “Taller del Chucho” de la Universidad de Guadalajara, el cual está detonando el crecimiento de la animación en diversos frentes: a nivel autoral, de industria e incluso en lo académico.
P&N: Finalmente, ¿qué sigue en tu carrera? ¿Estás trabajando actualmente en otro proyecto?
RB: Como nuevo miembro del Sistema Nacional de Creadores del Arte, en 2024 comenzaré con el desarrollo de un proyecto de largometraje animado titulado Solos. Actualmente cuento con un primer argumento y daré inicio a la escritura del guion; a la par exploraré la parte de diseño de producción y arte para robustecer una carpeta lo más completa posible para buscar su consolidación en los dos años siguientes. Al mismo tiempo, seguiré colaborando en los proyectos de Outik y continuaré con mi carrera de artista plástica.
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¿De qué tratan los otros cortometrajes que contienden con Humo?
El cortometraje de Rita Basulto no es la única película de la shortlist que aborda el tema del Holocausto. También está Letter to a Pig (2022) de la artista visual y animadora Tal Kantor, que se aproxima al trauma desde una estética grotesca y a la vez compasiva con el recuerdo de los sobrevivientes.
De Irán, un país que ha tenido un desarrollo impresionante en animación durante la última década, aparece Our Uniform (2023) de Yeganeh Moghaddam, que utiliza la animación de objetos relacionados con la costura para explorar de forma crítica la manera en la que el vestido constriñe el cuerpo femenino y da forma al género.
La mirada de la animación sobre la realidad de las mujeres
Son precisamente los cortos que exploran la subjetividad y los cuerpos de las mujeres los que más destacan en la selección. Tenemos la oscuridad de Pachyderme (Stéphanie Clément, 2022), que nos cuenta una historia llena de secretos familiares y violencias escondidas; el extraño y maravilloso A Kind of Testament (Stephen Vuillemin, 2023), donde una mujer se persigue a sí misma a través del internet y donde también se configura una pertinente reflexión sobre el valor de la animación en el mundo digital; y la elocuente exploración del duelo y la dominación masculina en Eeva (Lucija Mrzljak y Morten Tsinakov, 2022).
No obstante, no queda duda que 27 (2023) de Flora Anna Buda es una de las contendientes más fuertes al arriesgarse a contar una historia llena de sensualidad y erotismo sobre el deseo femenino con un estilo visual luminoso y grácil.
Hay otros cortos como I’m Hip (John Musker, 2023) y Pete (Bret Parker, 2022) que resultan mucho más convencionales y afines al estilo industrial estadounidense y, por eso mismo, más cercanos también al gusto de los miembros de la Academia en esta categoría, el cual se ha caracterizado por premiar trabajos dominados por la corrección política y el coqueteo con la tragedia y el melodrama. Hay que esperar para descubrir si continúa esta tendencia o hay un viraje inesperado.
La lista final de nominaciones se conocerá el próximo 24 de enero de 2024, donde conoceremos si esta obra de Rita Basulto será una de las nominadas a Mejor Cortometraje Animado.
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