La fórmula de las adaptaciones live-action de Disney

De Alicia a Blanca Nieves: ¿Cómo ha evolucionado la fórmula de las adaptaciones live-action de Disney?

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La reinvención de los clásicos de Disney.

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En los últimos años, Disney ha marcado un camino de reinvención al trasladar sus clásicos animados al mundo de la acción real. Esta tendencia ha supuesto una transformación tanto estética como narrativa, donde se fusionan los elementos más icónicos de sus historias originales con nuevas perspectivas que buscan conectar con audiencias contemporáneas. En un mundo en el que la nostalgia y la renovación coexisten, estas adaptaciones se han convertido en un reflejo de los cambios culturales, invitando a nuevas generaciones a descubrir el legado de Disney. Queda por ver cuál será el legado de Blanca Nieves en esta historia que se escribe ante nuestros ojos.

A continuación, un recuento de cómo ha evolucionado la fórmula de las adaptaciones live-action de Disney.

Grandes directores (con nociones autorales)

El zorro y el sabueso

La reciente ola de adaptaciones de acción real de los clásicos animados de Disney comenzó bajo la batuta de Tim Burton. Más allá de que las cualidades del cineasta parecían ser razón más que suficiente para explicar esta alianza, la colaboración terminó convirtiéndose en una auténtica declaración de intenciones por parte del ratón, que desde entonces ha recurrido a algunos de los grandes directores de los últimos tiempos para estas actualizaciones.

Basta con un breve repaso a la lista de realizadores vinculados a estos proyectos para confirmarlo: Jon Turteltaub (El aprendiz de brujo), Kenneth Branagh (Cenicienta), Jon Favreau (El libro de la selva), Bill Condon (La bella y la bestia) y Rob Marshall (La sirenita), por nombrar solo algunos. Todos ellos, dueños de una exitosa filmografía que ha resultado en algunos de los títulos más celebrados de los últimos tiempos, y que ha sido clave para la buena respuesta del público ante estas producciones. Pero esto no es todo.

Con el tiempo, las adaptaciones live-action de Disney se han decantado cada vez más por el carácter autoral. Podría decirse que la tendencia comenzó con la elección de Guy Ritchie para Aladdin, pero realmente empezó a tomar forma con nombres como Joachim Rønning en Maléfica: Dueña del mal, Niki Caro en Mulan, David Lowery en Peter Pan & Wendy, y Barry Jenkins en Mufasa. Aunque nadie se atrevería a decir que estas obras son completamente de carácter autoral, es un hecho que todas ellas se han visto beneficiadas por las dotes de algunos de los cineastas más visionarios del panorama contemporáneo.

Importante respaldo digital

Live action

Trasladar una historia netamente fantástica a los terrenos de la acción real no es una tarea sencilla, lo que ha motivado a los estudios Disney a apoyarse en los más sofisticados efectos visuales para lograr la transición. La tendencia comenzó con Alicia en el País de las Maravillas, que, respaldada por la gótica visión de Tim Burton, resultó en algunas de las más fascinantes reinvenciones de personajes clásicos como Tweedledee, Tweedledum, Absolem y el gato de Cheshire. Mención especial para la Reina de Corazones, que pasó a la historia como uno de los personajes más emblemáticos en la filmografía de Helena Bonham Carter.

La renovación digital no ha estado exenta de polémicas, muchas de ellas como consecuencia de su inclinación por el fotorrealismo. El mejor ejemplo es El rey león, con personajes tan bien realizados que hicieron pensar a más de uno que se trataba de animales reales, pero que perdieron parte de su chispa por su nula gesticulación. Del otro lado, tenemos los que se acercan peligrosamente al valle inquietante, como los enanos de Blanca Nieves, digitalizados tras una serie de controversias en torno al encasillamiento.

Los efectos más celebrados son aquellos que han encontrado el punto medio perfecto, como los vistos en La bella y la bestia, que dieron un tratamiento más real a los singulares objetos del palacio encantado. Disney aún tiene que delimitar cómo inclinar la balanza en este punto, pero lo hecho en próximos títulos como Lilo & Stitch, Moana y, muy especialmente, Hércules, nos dará una buena idea del rumbo por tomar.

Máximo talento histriónico

Live action

La reinvención de los grandes clásicos Disney exige a los mejores elencos, y Disney ha encontrado la clave en una fórmula tan arriesgada como exitosa: la combinación de nuevos talentos con nombres consolidados, incluyendo algunos de los actores más talentosos de todos los tiempos. La estrategia ha resultado especialmente fructífera en aquellas adaptaciones con un extenso catálogo de personajes, como demuestra Alicia en el País de las Maravillas, que rodeó a Mia Wasikowska de referentes histriónicos como Johnny Depp, Anne Hathaway, Helena Bonham Carter, Stephen Fry, Michael Sheen, Timothy Spall y Alan Rickman, por nombrar algunos; o La bella y la bestia, con Emma Watson y Dan Stevens acompañados de Ewan McGregor, Ian McKellen, Emma Thompson, Stanley Tucci y Kevin Kline.

El caso de esta última película es curioso, pues, aunque todos los actores mencionados aparecieron en pantalla, el trabajo de muchos se centró casi completamente en la voz. Esto no ha sido un impedimento para el ratón, pues hasta sus obras más animadas han contado con los repartos más envidiables. Ahí está El libro de la selva para demostrarlo, con un elenco de lujo integrado por Bill Murray, Ben Kingsley, Scarlett Johansson, Idris Elba, Lupita Nyong’o, Giancarlo Esposito y Christopher Walken.

Vale la pena recordar que esta tendencia comenzó mucho antes de esta nueva ola de adaptaciones, concretamente con las noventeras que contaron con John Cleese y Sam Neill para El libro de la selva, de Rudyard Kipling, y con Glenn Close, quien encarnó a una inolvidable Cruella de Vil en 101 dálmatas.

Reivindicación de villanos

Maléfica

Los villanos son una parte esencial de algunos de los cuentos de hadas más celebrados de todos los tiempos, razón por la cual Disney no vaciló en tomar este ingrediente para muchos de sus clásicos animados. Aunque es un hecho que la fórmula ha variado a lo largo del tiempo, fueron las adaptaciones live-action las que comenzaron una auténtica revolución con la reivindicación de algunos de estos personajes. El cambio empezó muy temprano, concretamente con Maléfica, que convirtió a la hechicera en un hada caída debido a la traición de Estéfano. Desde entonces, este fenómeno se ha manifestado en otras producciones como Cruella e incluso Mufasa, o al menos esa ha sido la percepción de muchas personas respecto a esta última película.

Más allá del éxito financiero de estas producciones, el tratamiento ha sido motivo de debate tanto entre el público como entre la crítica. Más aún, porque el estudio nunca ha aclarado si estas obras deben verse de manera aislada o si están directamente vinculadas con sus clásicos animados. En cualquier caso, se trata de una tendencia que ha impactado directamente a Walt Disney Animation Studios, pues el número de títulos que han recurrido a la vieja villanía ha disminuido de manera importante en la última década.

Identidad propia (con respeto a los clásicos)

Aladdin Live action

Si hay algo que ha caracterizado al catálogo animado de Disney, es su identidad. Hablamos de clásicos imperecederos que no solo han habitado en el corazón del público por generaciones, sino que siguen cautivando a las nuevas audiencias como desde el primer día, algo que muy pocos títulos pueden presumir. Por esto mismo, el ratón ha procurado ser cuidadoso con los elementos más representativos de sus historias en su paso a la acción real.

Como ejemplo, tenemos algunas réplicas importantes en el diseño, ya sea de vestuario, como se vio con el icónico vestido de Cenicienta o los atuendos utilizados por los distintos personajes de Aladdín; de peluquería, con la cabellera blanca y negra de Cruella como el mejor ejemplo; o de la totalidad de algunos personajes, como sucedió con la marioneta central de Pinocho, que merece ser descrita como una auténtica calca. Mención especial para la música, pues la mayor parte de estas reinvenciones ha optado por replicar las canciones más icónicas de cada filme, para luego complementarlas con algunos nuevos temas.

La nueva tendencia más importante apunta a la interpretación, ya sea de voz, que comenzó con el retorno de James Earl Jones como Mufasa en El rey león y que continuará con Chris Sanders para Lilo & Stitch, sin olvidarnos de Dwayne Johnson en su próxima interpretación en vivo de Maui para el live-action de Moana.

No está de más decir que el estudio es consciente de que estas películas también necesitan forjar un legado propio, lo que ha resultado en conversiones de alto riesgo. Quizá el mejor ejemplo sea el Genio de Aladdin, cuya versión en acción real recurrió al carisma de Will Smith para intentar separarse de la genialidad de Robin Williams. Hizo un buen trabajo, pero quedó lejos de uno de los mayores referentes en toda la filmografía de Disney.

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Autor

  • Luis Miguel Cruz Lopez

    Periodista y crítico de cine y series. Además de Cinépolis, he trabajado en varios medios mexicanos líderes en contenidos audiovisuales. Cofundador de Radix, primer y único medio especializado en animación iberoamericana.

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