Cosas imposibles: Entrevista con el director Ernesto Contreras - Paloma & Nacho

Cosas imposibles: Entrevista con el director Ernesto Contreras

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El quinto largometraje del director sigue la historia de una amistad improbable en una CDMX vibrante. En tiempos pandémicos, es un apapacho al corazón.

Ernesto Contreras (Veracruz, 1969) reconoce que el cine comercial nunca ha sido su objetivo, aunque también admite que Cosas imposibles, su quinto largometraje, es una película más ligera y accesible… al menos en apariencia. “Mi única pretensión al hacerla fue contar algo que pudiera conectar con el espectador”, confiesa. No es ninguna exageración decir que su cine se ha ganado el reconocimiento unánime de la crítica. Su debut, Párpados azules (2007), ganó múltiples premios nacionales e internacionales, incluyendo el Ariel a Mejor ópera prima. Años más tarde, Las oscuras primaveras (2014) obtuvo 3 Arieles de los 10 por los que competía. Finalmente, Sueño en otro idioma (2018) inició su recorrido festivalero en Sundance y lo concluyó con 16 nominaciones al Ariel y 10 premios, incluyendo Mejor película. Ahora, en un inédito verano fílmico, llega el turno de Cosas imposibles (2021), y el director se confiesa emocionado: “Tras 15 meses de pandemia, cambió el significado de la película y la forma en que nos afecta. También creo que regresar a las salas, al ritual colectivo de ver una película como ésta, nos viene bien”. Aquí la plática que sostuvimos.

En tu cine no acostumbras poner un rostro a tus protagonistas sino hasta el casting. ¿Qué viste en Nora Velázquez?, pues muchos sólo la conocemos como la célebre ‘Chabelita’.

En efecto: sólo hasta que tengo listo el guion paso a elegir actores. Yo dibujo mucho: hago storyboards, bocetos y apuntes de cómo visualizo la película. Dibujo a los personajes y allí surge algo de su complexión, su peinado, sus rasgos… Nora [Velázquez] se presentó al casting junto con otras fantásticas actrices, y su elección como Matilde fue casi inmediata. No hubo un shortlist de actrices: fue Nora y punto. Lo que me sorprendió fue su solidez como actriz y la fragilidad que puede transmitir. Tiene años de experiencia, ha hecho de todo, como La calle de la amargura, del maestro [Arturo] Ripstein. Fue interesante convertirla en lo que Matilde necesitaba ser.

Sobre el personaje de Matilde, ¿hubo algún miedo de que se pudiera malinterpretar cómo se retrata su esquizofrenia?

Fany Soto, la guionista, ya había investigado desde que escribió el guion, y nosotros también nos asesoramos. Discutimos si debíamos presentar un retrato fiel de la esquizofrenia y su sintomatología, pero decidimos que no, pues era más importante decir: “Sabemos que algo le pasa, vamos a ver cómo lo vive”, enfocándonos en sus decisiones.

Otra protagonista de Cosas imposibles es la CDMX. A ésta ya la hemos visto en tu filmografía. En Párpados azules, la urbe ‘se tragaba’ a los protagonistas. En Las oscuras primaveras, los oprimía. Aquí estamos ante un universo colorido. ¿Cómo llegaron a él?

Conozco muchas unidades habitacionales. Primero, porque me encantan, y segundo, porque allí suceden películas o series de televisión que he hecho. Para Cosas imposibles buscábamos un edificio conectado con una cancha de básquetbol. De pronto, el equipo de scouting llegó con fotos de unos edificios morados, y mi primera reacción fue: “No, es demasiado morado”. Luego fuimos a conocer el lugar, y descubrimos que cerca de allí existe una iglesia con motivos japoneses y unos juegos mecánicos con dragones verdes. Pensamos: “Esta gama cromática podría ser el eje rector de la propuesta estética; colores, texturas, vestuario, muebles, tapices… Siento que nos vino muy bien, pues nos permitió crear este universo donde Matilde puede ver a un señor cantando en la azotea, o a un muerto que la acompaña a todos lados.

De todos los lugares que recorremos de la CDMX, ¿cuál fue tu favorito?

En el guion había una escena en el Monumento a la Revolución, por la vista panorámica que ofrece. Pero fue imposible obtener el permiso -cobraban una fortuna-, así que buscamos otra opción, y vimos que hacía sentido usar el campanario en forma de pagoda de la iglesia de la unidad habitacional. La verdad, cada que veo esa secuencia digo: “Qué bueno que elegimos este lugar tan particular”.

El título del guion original y el de la película son muy parecidos. ¿Hubo la tentación de buscar uno distinto?

El guion original, de Fanie Soto [ganadora del Concurso de Guiones Cinematográficos Matilde Landeta de 2018] era Ni las cosas posibles. Rápidamente me di cuenta de que era confuso, que al decírselo a mis productores se preguntaban: “¿Que las cosas qué o cómo o cuándo?”, y pensé que eso no podía repetirse con el público. Es inexplicable, pero para mí, el título de una película es muy importante, y necesitábamos uno memorable, directo, y ¡pum! de repente salió Cosas imposibles, y me encantó. Más adelante, cuando Videocine decidió distribuirla, alguien preguntó si podíamos cambiarlo. La puerta quedó abierta, pero nadie llegó con una idea concreta… afortunadamente [ríe].

¿Qué significa para ti ver Cosas imposibles en cartelera, en un mundo que creíamos imposible hace poco más de un año?

La película se filmó en abril de 2019, cuando nadie tenía idea de lo que iba a pasar, y el plan original era estrenarla en 2020. Es muy emocionante que tu película finalmente llegue a las salas y que el público viva esa experiencia que buscabas generar.

Autor

  • Edgar Apanco

    Fanático de los números de taquilla y los datos curiosos (e inútiles) de la industria cinematográfica. Mi corazón está con el cine mexicano. Colaboro en Paloma & Nacho, Cine PREMIERE, El Heraldo de México TV (Tiempo de negocios), W Radio (En Fin) y La Octava TV (El Octágono).

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