¿Harían lo mismo por una gran oportunidad laboral?
En 1998, Michael Bay estrenaría una de sus películas más importantes hasta la fecha: Armageddon. El relato de ciencia ficción se convirtió en todo un éxito y en un ícono del cine de desastres, pero también sirvió para impulsar a varios de sus actores. Uno de los más beneficiados por Armageddon fue Ben Affleck, quien hasta entonces no tenía una gran carrera, pero sí ganas de brillar a pesar de sus dientes. Por extraño que parezca, la dentadura del actor y cineasta se convirtió en un fuerte problema para la película, uno que costó miles de dólares.
Cuando comenzó la filmación de la película, Ben Affleck tenía unos dientes imperfectos. Eran amarillos, desiguales en tamaño y forma, y no lo hacían lucir como la estrella que es ahora. Michael Bay se caracteriza por hacer grandes espectáculos audiovisuales, pero también por trabajar con actores cuya belleza es innegable. Eligió a Affleck por su talento, pero sabía que algo en su físico debía cambiar. Junto a los productores de la cinta, Bay le pidió a su actor que arreglara sus dientes.
Todos querían vender una película con personajes atractivos. Y, al final del día, sería un beneficio para Ben Affleck, quien pronto adquirió el estatus de galán hollywoodense. Años después de la anécdota, Entertainment Weekly consiguió declaraciones del ex Batman y su proceso al recibir la noticia:
“Ellos estaban como: ´¡Todos ustedes tienen que ir a la cama de bronceado!´ Hicieron que me arreglara los dientes, que hiciera ejercicio, y me pidieron ser sexy. Sé sexy, ¿cómo hago eso? Nos decían que fuéramos al gimnasio”.
Michael Bay tenía claro que, con figuras atractivas en la pantalla grande, podía vender una película mucho más ambiciosa a un público masivo. Ben Affleck entrenó casi todos los días, se hizo “más grande”, y se convirtió en el actor musculoso que hoy conocemos. “Eso va a ir en el tráiler y venderá boletos”, le decía Michael Bay.
“Era un poco ingenuo sobre las opiniones que la gente tendría sobre mí… o sobre el enfoque que tenían Michael y Jerry (Bruckheimer, el productor) sobre la parte estética. Me sentía como una versión aún más grande de esos modelos que aparecían en calendarios, dentro de un garage, cargando una llanta y todos engrasados”.
Arreglar los dientes de Ben Affleck para Armaggedon costó $20 mil dólares, una cifra mínima en comparación con el presupuesto de $140 millones. Al final, la película fue todo un éxito, pero recibió críticas mixtas por priorizar la estética encima de una historia particularmente fuerte. La carrera de su actor sí cambió para bien, y hasta la fecha, él mismo la reconoce como una de las pocas películas – donde él aparece – que sus hijos sí pueden ver.
Si son fanáticos de Affleck desde hace muchos años, ¿notaron el cambio en su dentadura?, ¿creen que un protagónico en una película como esta amerita un cambio estético?
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