El actor aprovechó su fama para demostrar el amor de su público.
En la actualidad, muchas películas se han enfrentado al fracaso por un importante factor: el presupuesto. Tan sólo en el último año, películas como The Marvels, La sirenita o Indiana Jones y el dial del destino han sufrido para rentabilizar una inversión muy alta. Llegar a gastos de ese tipo fue algo que evolucionó con el paso de los años, pues no muchos se atrevían a gastar cientos de millones de dólares en proyectos que, quizá, serían rotundos fracasos. Por allá de los años 90, un joven y famoso Arnold Schwarzenegger rompió un récord peligroso, pero que dio resultados: ser el primer protagonista de una cinta con un presupuesto superior a los $100 millones de dólares.
Luego del rotundo éxito de Terminator 2: El juicio final, James Cameron estaba ansioso de continuar su trayectoria con otro importante título de acción. Y nadie mejor para una película así que Arnold Schwarzenegger. La dupla se reunió para adaptar un largometraje francés, y consiguió algo nunca antes visto: un presupuesto de nueve cifras. Incluso Terminator 2, con efectos visuales revolucionarios y grandes secuencias de acción, costó menos. Así surgió Mentiras verdaderas.
En ella, Harry Tasker lleva una doble vida: habla seis idiomas, domina todas las formas del contraespionaje y trabaja como agente internacional para Omega, una agencia gubernamental ultrasecreta encargada de acabar con el terrorismo nuclear. Por razones de seguridad nacional, le oculta su verdadera profesión a Helen, su esposa. Harry, que tiene recursos y valor para salvar a su país, teme no ser capaz de salvar su matrimonio. Pero cuando Helen descubre la verdadera profesión de su marido, decide ayudarle a acabar con un comando que planea un sangriento atentado.
Mentiras verdaderas se filmó a lo largo de siete meses, y enfrentó algunas polémicas en dicho proceso. Por ejemplo, una denuncia de acoso sexual hacia Joel Kramer, coordinador de stunts. Este lo negó todo, pero también se vio involucrado en el accidente de un compañero actor, que sufrió lesiones por un stunt no muy bien supervisado.
Cuando a James Cameron se le preguntó qué opinaba de tener la película más cara, al menos hasta ese momento, esto dijo el director (vía):
“Mi política siempre ha sido no hablar nunca de presupuestos. Calificar una película en función de su presupuesto es un ejercicio inútil. Una película debe evaluarse en función de si cumple sus objetivos. Una película suele establecer sus objetivos en el primer acto, y triunfa o fracasa en función de lo que intenta hacer, o de lo que uno quiere que haga, y son dos cosas distintas”.
Al final, el riesgo valió la pena. Mentiras verdaderas fue la tercera película más taquillera del año, y recaudó más de $378 millones de dólares en todo el mundo. La crítica apreció su mezcla de acción y comedia, e incluso el público la premió con un gran recibimiento. Incluso consiguió una nominación al Oscar por Mejores efectos visuales. Una vez más, queda demostrado que apostar por James Cameron es una sabia decisión. Y para Arnold Schwarzenegger, la película fue una prueba más de que el público amaba verlo en la pantalla grande.
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