El actor reconoce que el silencio no es opción ante los casos de abuso contra mujeres, en el cine ni en la realidad; y su papel junto al de Fiona Palomo lo denuncian.
“Fue muy doloroso. Tuve que estar dispuesto a romperme, y romperle el corazón a alguien más”. Con esta frase nos adentramos en una conversación con Alfonso Dosal, coprotagonista de Un actor malo.
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Dirigida por Jorge Cuchí, Un actor malo se desarrolla en el set de filmación de una película. La historia toma un giro inesperado cuando el actor principal —interpretado por Alfonso Dosal— toma una decisión que afecta a su co-protagonista —Fiona Palomo—, y nos involucra en una conversación sobre el consentimiento, el abuso y el trato a víctimas.
En entrevista para Paloma y Nacho, el actor Alfonso Dosal nos comparte el costo emocional que requirió su actuación en Un actor malo. Una película que llega a Cinépolis a partir del 4 de abril, y que pone sobre la mesa un tema urgente de ser señalado.
El costo, corazones rotos
En el paisaje del cine mexicano, Alfonso Dosal inició su carrera como actor desde joven con el talento que demostró tanto en la capital como en Querétaro, donde pasó algunos años de su infancia. Ahora, en su papel como Daniel para Un actor malo, requirió de ese fuego creativo para sumar al propósito de denuncia de la película.
El actor de 39 años nos comparte que el costo emocional en esta película fue intenso, por el papel en el que interpreta a un actor que es acusado de abuso sexual contra su compañera protagonista. Él reconoce que su rol en la historia lo mantuvo en una tensión dolorosa que requirió mucha contención emocional, pero eso le brindó aprendizaje en un “rodaje muy alivianado”.
La película Un actor malo nos presenta una situación que paraliza una producción cinematográfica cuando la actriz Sandra Navarro —interpretada por Fiona Palomo—, acusa al actor Daniel Zavala —Alfonso Dosal— de haberla violado mientras realizaban la filmación de una escena íntima.
Dosal desafía los límites en Un actor malo
Alfonso reconoce que es necesario hablar de eso, para evidenciar a los victimarios. Su rol en la película tiene ese propósito. Y desafía los límites de la moralidad y la empatía a través de un personaje que nos habla sobre una de las muchas formas que puede tomar la violencia y lo que se hace para justificar o intentar esconderla.
Ha tenido participaciones memorables en obras teatrales como “El Knack”. Dosal ha demostrado su talento para encarnar personajes, incluso escabrosos, e temas complejos como en Un actor malo.
Bajo la dirección de Jorge Cuchí, esta película muestra una verdad cruda y desgarradora que es la violencia contra las mujeres en el mundo del cine. Y Dosal suma a esa denuncia mostrándonos la psique de un hombre que se enfrenta a las consecuencias de sus acciones y a la red de engaños para no reconocerse como violentador.
Enfrentar la verdad, aun con miedo e incomodidad
Pero lo que realmente hace que Un actor malo brille son las actuaciones de Dosal y Fiona Palomo. Juntos, estos dos actores provocan un torbellino de emociones crudas y vulnerables frente a la pantalla grande.
Para Dosal, este papel va más allá de la actuación; es un recordatorio urgente de la necesidad de hablar las verdades incómodas en nuestra sociedad. En sus propias palabras, Un actor malo es un llamado de atención, un recordatorio de que el silencio nunca es una opción.
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