Repetir un éxito no es fácil, pero aquí hubo grandes resultados.
No hay nada más peligroso que volver a contar una historia de terror amada por los amantes del género. Para algunos se trata de un acto innecesario, pero otros afirman que las nuevas generaciones también deben conocer los relatos que impactaron a generaciones previas. Aunque una gran mayoría de los remakes o reboots de terror resultan todo lo contrario a lo esperado, también hay algunos que destacan por tomar con cariño el material original y llevarlo a nuevos niveles. Aquí te presentamos algunos de esos casos donde las nuevas versiones resultaron sorprendentemente buenas.
Los usurpadores de cuerpos (Dir. Philip Kaufman, 1978)
Esta mezcla de ciencia ficción y terror logra mantener la inquietante premisa de la novela de Jack Finney, y también de la versión homónima estrenada en 1956, sobre una invasión silenciosa que sustituye a los humanos por réplicas sin emociones. Sin embargo, Philip Kaufman, el director, le da un giro más moderno y psicológico. La película crea una atmósfera de paranoia y desconfianza que se agradece en cada escena, y ni qué decir del fallecido Donald Sutherland. Este ofrece una interpretación muy sólida como un hombre que poco a poco ve su realidad convertida en otra cosa. Con su propia visión, esta película también sirve para plantear algunas preguntas interesantes respecto a los humanos.
La cosa (Dir. John Carpenter, 1982)
A diferencia de La cosa del otro mundo, de 1951, la versión de Carpenter se adhiere más fielmente a la novela de John W. Campbell Jr., Who Goes There?. Hay una atmósfera más oscura, una criatura más terrorífica, y secuencias de tensión que marcaron a muchos espectadores. Durante gran parte de la película, el miedo de los protagonistas ante aquella criatura a la que se enfrentan también se siente en los espectadores. Los efectos especiales, el maquillaje, y todas las técnicas utilizadas para dar vida a la criatura fueron considerados innovadores para su época, y son impresionantes en la actualidad. En un entorno hostil y que inspira desconfianza, la capacidad de “La Cosa” para cambiar de forma es espectacular.
La mosca (Dir. David Cronenberg, 1986)
Si bien, toma prestada la premisa básica de la película de 1958, Cronenberg profundiza un poco más en el viaje emocional por el que atraviesa el protagonista. En cierto modo, la transformación física de Seth Brundle se convierte en un espejo de su descomposición psicológica. Jeff Goldblum ofrece una interpretación desgarradora y compleja de Seth, pues la forma en que se pierde va más allá del espectáculo y, por extraño que parezca, logra conectar con la audiencia. Como en el caso anterior, los efectos especiales fueron espectaculares, y ayudaron a que esta película se recuerde a varias décadas de su lanzamiento. Una gran mezcla de terror corporal, ciencia ficción, y hasta dosis de drama.
El aro (Dir. Gore Verbinski, 2002)
Este largometraje se enfrentó a un reto muy particular: el de reinterpretar una aclamada película de terror japonesa. Afortunadamente, El aro logró capturar la atmósfera de terror psicológico de la versión japonesa, al tiempo que la adapta de manera efectiva a la cultura estadounidense. Mantiene la premisa central de la maldición de la cinta y la cuenta regresiva hacia la muerte, pero introduce elementos que la hacen sentir fresca, como una gran protagonista en Naomi Watts. Gore Verbinski hace un gran uso de la fotografía, el sonido y los efectos visuales. Gracias al buen trabajo que hizo con la adaptación, fue un gran éxito comercial y se convirtió en una película muy comentada.
Déjame entrar (Dir. Matt Reeves, 2010)
Aun cuando la historia original es muy querida, y parecía imposible contarla una vez más, la versión de Reeves conserva la esencia de la novela y de la película sueca del mismo nombre. Mantiene la atmósfera oscura, la historia de amistad entre un niño y una niña vampiro, y la exploración de temas como la soledad, el acoso escolar y la diferencia. Tanto Kodi Smit-McPhee como Chloë Grace Moretz ofrecen interpretaciones conmovedoras y creíbles. Esto ayuda a entretejer una historia donde el mayor horror se esconde en los humanos, no en la chupasangre.
Posesión infernal (Dir. Fede Álvarez, 2013)
Si bien, esta sangrienta película introduce nuevos elementos y personajes, también es un gran homenaje a los personajes y la atmósfera que Sam Raimi creó con maestría en los 80. Para muchos fans, uno de los mayores atractivos en esta versión fue la dosis de violencia y efectos gore. La película no escatima en mostrar escenas explícitas y perturbadoras, todo apegado a las reglas de la saga que ya conocemos. Fede Álvarez no sólo brindó una dirección sólida, sino también una actualización interesante y coherente con los tiempos actuales. Un gran ejemplo de que las grandes historias pueden tener nueva vida si se les trata con respeto.
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It (Eso) (Dir. Andy Muschietti, 2017)
Superar a Tim Curry como Pennywise parecía insuperable. Tuvieron que pasar 27 años hasta que el sueco Bill Skarsgård demostrara ser el adecuado para hacerle gran competencia. Esta nueva adaptación de la novela escrita por Stephen King hizo un gran esfuerzo por mantener la esencia oscura y terrorífica del relato original, profundizando en los personajes y la atmósfera de Derry. Justo esos dos elementos fueron de los más celebrados por críticos y audiencia. Aun con ello, It (Eso) se actualizó para una audiencia contemporánea, con temas como el bullying, el abuso y la amistad, pero de una manera más relevante. Para aquellos que crecieron con la miniserie de 1990, la película logró evocar nostalgia sin caer en la simple repetición, incorporó nuevos elementos y demostró por qué era necesario volver a contar la historia de Pennywise vs El club de los perdedores.
Suspiria: El maligno (Dir. Luca Guadagnino, 2018)
Si bien, es cierto que se aleja bastante de la estética y ciertos elementos narrativos de la versión original homónima de Dario Argento, esta ofrece una reinterpretación interesante y audaz con muchos elementos positivos. Suspiria, de Guadagnino, es un interesante análisis de muchos personajes, que se ven atrapados en relaciones de poder, búsqueda de identidad, e incluso sororidad. Esta nueva versión tiene una una estética visual poderosa y perturbadora. Hay una fotografía sombría y una dirección artística que, al mismo tiempo, atrae y genera una ligera incomodidad. Sin dejar del lado el terror y las imágenes estremecedoras, Suspiria: El maligno da una revisión importante a uno de los más importantes exponentes del horror setentero.
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