Luis Miguel Cruz ahonda en los dilemas cinematográficos que traerá el 2024, como el futuro de grandes empresas como Marvel, Pixar y DC.
El 2024 está a la vuelta de la esquina. Como en otras ocasiones, el nuevo año viene acompañado de muchas ilusiones cinematográficas. O, lo que es lo mismo, de altísimas expectativas en torno a los numerosos estrenos que se avecinan. Lo entendemos y nos sumamos a la emoción. Pero no nos olvidemos de los dilemas cinematográficos que aquejan a los amantes de este arte. Muchos de las cuales podrían resolverse parcial o totalmente en los próximos 365 días, ¿será?
Recuento de los cinco dilemas cinematográficos que podrían encontrar su respuesta en este 2024
1. ¿Qué sucederá con la inteligencia artificial?
El futuro nos ha alcanzado. La que parecía una tecnología extraída de la ciencia ficción ya está aquí. Nos referimos a la inteligencia artificial, cuyos usos y desusos han provocado toda clase de estragos en diferentes industrias, lo que incluye el cine. Como en muchas otras ocasiones, el avance nos ha pillado desprevenidos. Esto se ha manifestado en un gran nerviosismo y mucha confusión en las distintas áreas de producción.
El 2023 ya dejó un par de duras batallas contra esta innovación. Nos referimos a las huelgas de guionistas y actores. Los primeros pedían que este desarrollo no fuera utilizado para la redacción de guiones. Los segundos que no se aprovechara para la realización de réplicas digitales. Los artistas ganaron ambas partidas, pero seguro que el 2024 traerá nuevos choques. Todo apunta a que estos se darán en áreas de diseño, animación y VFX. Ya que sus respectivos creativos han protestado, no sólo contra su uso profesional, sino también el general con la presencia de cada vez más sistemas de uso libre.
¿Cuáles son los límites de esta innovación? Difícil decirlo, pues lo visto hasta ahora nos invita a pensar que prácticamente todo es posible. Es un hecho que sus capacidades serán incorporadas a la industria más pronto que tarde. Pero también es cierto que ésta siempre deberá priorizar a los artistas. Uno de los dilemas cinematográficos a los que hay que prestar atención.
2. ¿Enmendará el DC Universe su camino?
Superman, Batman, Wonder Woman… DC Comics es responsable de algunos de los héroes y villanos más importantes en de la historieta estadounidense. Por eso nos duele tanto ver que el sueño de integrar una franquicia conjunta se ha convertido en una pesadilla. La promesa siempre estuvo ahí y a pesar de los chispazos de calidad, el concepto nunca pudo concretarse por una mala planeación. Tuvieron que pasar diez años y varias decepciones, pero hay buenas razones para confiar en que la franquicia ha aprendido de sus errores.
El 2024 no nos traerá películas del llamado DC Universe. Esto ya es una buena noticia en sí. Si hay algo que necesita este universo cinematográfico es un descanso que le permita corregir el camino. Y ya que estamos en esto, que nos permita olvidar los altibajos de los últimos tiempos. Esto para nada significa que las adaptaciones de la casa editorial estarán fuera de la conversación. Todo lo contrario. Ya que este nuevo año comienza la producción de Superman: Legacy (James Gunn, 2025). Lo que muy probablemente dejará todo tipo de revelaciones en torno al resurgimiento del kryptoniano.
James Gunn será determinante en todo esto. Como nueva cabeza de la franquicia y director del filme en cuestión, lo que invariablemente augura un futuro prometedor. También como cómplice de las audiencias, pues, si bien deberá mantener cierto secretismo en torno al proyecto, nos queda claro que es alguien que disfruta compartir hasta donde le es posible.
Finalmente, no podemos olvidar que el 2024 también traerá muchas noticias importantes sobre otros títulos de la franquicia (más dilemas cinematográficos). Algo que, invariablemente, ayudará a visualizar el potencial camino a seguir para esta renovada historia. El futuro de la franquicia luce prometedor, o mejor dicho para los aficionados de la “S”, esperanzador.
3. ¿Reconectará Marvel con las audiencias?
Es común escuchar que el Marvel Cinematic Universe debió culminar tras Avengers: Endgame (Anthony y Joe Russo, 2019). La polémica aseveración podría tener cierta lógica desde el panorama cinematográfico: once años de franquicia, 22 películas y una Saga del Infinito que cerraba por todo lo alto. Pero este universo no nació con estas bases, sino que siempre encontró inspiración en el carácter infinito del cómic, lo que condujo a una Saga del Multiverso que prometía elevar todavía más los estándares. El problema es que la gente no lo ha sentido así…
No es que el universo cinematográfico encabezado por Kevin Feige haya perdido calidad o emociones. Es, más bien, que su búsqueda de nuevos retos ha implicado la construcción de nuevos pilares en todos los sentidos. O lo que es lo mismo, la necesidad de empezar de cero en algunos sentidos. El mundo después del chasquido no es el mismo, tampoco los héroes, ni los villanos. Continuar como si nada hubiera pasado sería absurdo, así nos lo han demostrado los comics a través del tiempo al ejecutar todo tipo de reajustes previo al desarrollo de cada evento.
¿Qué ocurrirá con el estreno en puerta del MCU?
Estamos convencidos de que las nociones empezarán a cambiar de manera favorable a partir del 2024. Primero, porque será la primera vez en mucho tiempo que sólo tendremos un estreno de la franquicia. La última vez que sucedió esto fue en 2012 con The Avengers: Los Vengadores (Joss Whedon). Una pausa que podría reducir la saturación de al menos tres aperturas anuales desde 2017 y renovar las expectativas en torno a la nueva gran aventura.
Segundo de estos dilemas cinematográficos, y no menos importante. El estreno en cuestión será Deadpool que marcará el regreso de Hugh Jackman como Wolverine y el debut del mutante de las garras al Marvel Cinematic Universe. Aunque la producción ha hecho un gran esfuerzo por mantener el secretismo, se sabe que el filme contará con la presencia de muchos de los viejos mutantes Fox que todos conocemos y amamos. En caso de concretarse, los rumores no garantizan la incorporación absoluta de los X-Men al mundo marvelita, pero sí los convierte en potenciales aliados dentro de las inminentes guerras multiversales que se avecinan.
4. ¿Se priorizarán las IPs (intellectual property)o las producciones originales?
Propiedades intelectuales contra producciones originales. Este ha sido el gran debate cinematográfico por varios años. ¿Quién terminará imponiéndose? El 2023 agregó un nuevo e interesante capítulo a la discusión cuando algunas de las franquicias más populares de los últimos tiempos batallaron por hacerse con los resultados deseados. Caso contrario al de Barbie (Greta Gerwig) y Oppenheimer (Christopher Nolan), dos producciones tan originales como desafiantes y que al final encabezaron buena parte de las conversaciones fílmicas del año. Tan es así que han pasado varios meses de sus estrenos y ahora se especula sobre sus respectivas posibilidades rumbo al Oscar.
No sabemos si el 2024 dejará fenómenos de tal magnitud, lo que sí nos queda claro es que la insistencia en torno a las producciones originales se manifestará con más fuerza. Más aún cuando recordamos que el año estará plagado de secuelas, precuelas, spinoffs u otro tipo de reinvenciones. Esto para nada significa que las IPs deban desaparecer, sólo que la industria cinematográfica necesita reencontrar un punto de equilibrio entre ambos extremos, lo que invariablemente implica rescatar la originalidad de antaño.
5. El último de los dilemas cinematográficos: Pixar
¿Recuerdan cuando Pixar era un sinónimo de perfección animada? No es exageración, ya que cada una de sus producciones era un éxito seguro en crítica y taquilla, además de un clásico instantáneo entre las audiencias. Como prueba basta recordar Toy Story, que por un tiempo fue señalada como la trilogía más brillante en la historia del cine. Esta noción empezó a tambalearse hacia mediados del 2010, pues aunque el estudio seguía irradiando calidad, también se vio empapado por la irregularidad. El periodo comprendido entre 2011 y 2017 así lo confirma al deambular entre joyas como Intensamente y Coco, y títulos que quedaron a deber como Monsters University (Dan Scanlon, 2013), Buscando a Dory (Andrew Stanton, 2016) y El buen dinosaurio (Peter Sohn, 2015). La sacudida fue aún mayor cuando John Lasseter, eterno referente del gigante animado, debió abandonar su cargo tras verse envuelto en una polémica por su comportamiento.
No es que Luxo Jr. haya perdido la calidad. De hecho, cada nuevo estreno sigue generando grandísimas expectativas. El problema es más bien que ha perdido el rumbo.
¿Nostalgia, renovación o un poco de ambas?
El estudio se encuentra en un claro periodo de transición ante el reajuste de sus altos mandos y la partida de algunas de sus mentes más creativas. Como consecuencia ha sido incapaz de encontrar un nuevo estilo que lo defina: lo ha intentado desde la novedad sin alcanzar las alabanzas de antaño; también desde la nostalgia de las secuelas pero sin enamorar como hicieran las producciones originales. Algo similar a lo vivido por Disney en sus pasos de sus eras más brillantes a las más oscuras. La lámpara, sin embargo, se topó con un obstáculo adicional: la pandemia relegó muchas de las obras más recientes al streaming, lo que invariablemente influyó en la comunión con el público.
Es precisamente por esto que el 2024 luce como un año decisivo para Pixar. Primero, por el estreno de Intensamente 2 (Kelsey Mann, 2024), la película del estudio que más expectativas ha generado en mucho tiempo y que nos introducirá con nuevas emociones al interior de Riley. A esto se suma la apertura en salas de Luca (Enrico Casarosa, 2021), Soul (Pete Docter, 2021) y Red (Domee Shi, 2022), cuyo debut en la gran pantalla podría generar una nueva y mayor conexión con las audiencias del mundo entero. La calidad, nos consta, está ahí y sólo es necesario que todas las piezas encuentren su lugar para que el viejo romance se reavive. Hablamos, después de todo, de un gigante que lo tiene todo para volver a ser una punta de lanza dentro de la industria animada global.
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