Ya sea por sus libros o sus adaptaciones al cine, podemos dignificar el talento de Tolkien por regalarnos fantásticos escapes imaginarios.
Nadamos entre lenguajes, entre palabras que nos reflejan, que describen nuestros orígenes y nuestras culturas. Así sucede en el día a día, así como en el arte, en el cine y en los libros. Ahora qué pasa sí, aparte, intentan llevarnos por pasajes literarios con lenguas artificiales y vocabulario de ficción, como todos los que J.R.R. Tolkien compartió en su vida.
Los amantes del mundo medieval, y todos en realidad que hemos conocido sus historias, ya sea por sus libros o las adaptaciones de estos al cine, podemos dignificar el talento de Tolkien por regalarnos fantásticos escapes a nuevos mundos.
Apasionado por escribir, y más que eso, como “vicio secreto”, el escritor y filólogo británico John Ronald Reuel Tolkien pasaba gran parte de su tiempo construyendo lenguajes imaginarios para sus obras. Veamos a detalle.
La imaginación contra el poder y la corrupción
Hablar de los lenguajes y palabras en las obras de J.R.R. Tolkien es extenso, aunque quizá no tan complejo como tratar de relacionar personajes y tramas en todo su universo.
En sus obras, Tolkien utiliza el lenguaje para crear una sensación de realismo y verosimilitud en el mundo ficticio que ha creado. Las lenguas de los diferentes pueblos de la Tierra Media intentan reflejar toda su cosmovisión, y ayudan a comprender mejor la personalidad y las motivaciones de sus personajes.
El creador de fantasías épicas como El hobbit y El señor de los anillos creía que el lenguaje podía ser una herramienta poderosa para el bien o el mal, y utilizó sus lenguas ficticias para explorar temas como el poder, la corrupción y la redención.
Asimismo, el lenguaje imaginario crea un sentido de misterio y magia. Las lenguas élficas, en particular, están llenas de palabras hermosas y evocadoras que ayudan a crear una atmósfera de fantasía y asombro.
Lenguas tolkianas
Aquí te mostramos algunas de las lenguas ficticias más importantes de las obras de Tolkien, algunas de ellas han intentado ser replicadas también en las adaptaciones cinematográficas de sus obras. ¿Las reconoces?:
- Quenya: la lengua de los elfos altos, es una lengua elegante y poética que refleja la belleza y la sabiduría de los elfos.
- Sindarin: la lengua de los elfos grises, es una lengua más práctica y realista que el quenya, y refleja la naturaleza más terrenal de los elfos grises.
- Dwarvish: la lengua de los enanos, es una lengua dura y contundente que refleja la fuerza y la determinación de los enanos.
- Orcish: la lengua de los orcos, es una lengua corrupta y cruel que refleja la naturaleza malvada de los orcos.
Tolkien también creó otras lenguas ficticias, como el rohírrico, el khuzdul; y mención especial tiene también un vocabulario sin sentido que comenzó a inventar cuando era niño, llamado Nevbosh, predecesor de las lenguas élficas de El señor de los anillos.
Palabras que llegan de otro mundo
Hobbit: la definición del Oxford English Dictionary (OED) es interesante porque proviene del mismo Tolkien, aunque durante décadas se negó a reclamar el mérito de la invención de esta palabra, dice: En los cuentos de J.R.R. Tolkien (1892-1973): uno de un pueblo imaginario, una pequeña variedad de la raza humana, que se dio este nombre (que significa “habitante del agujero”) pero que otros los llamaban medianos, ya que eran mitad de la altura de los hombres normales.
Eucatástrofe: esta palabra describe una “buena” catástrofe, un giro “feliz” y repentino en el momento más oscuro de la historia. Es decir, el momento que hace que un final feliz sea poderoso, que los cuentos nutran el corazón y la mente. “El cuento eucatastrófico es la verdadera forma de cuento de hadas, y su función más elevada”, escribió Tolkien. Esta palabra despierta un interés existencial, pues con esta concepción podemos estar preparando el terreno para vivir acontecimientos que permitan mejorar las perspectivas de nuestra humanidad.
El lenguaje es una herramienta poderosa para el bien o el mal.
Orcos: así llamó Tolkien a los atroces villanos al servicio de las fuerzas oscuras. El término sólo se había utilizado ocasionalmente desde el siglo XVI, pero su idoneidad fonética con “ogro”, monstruo devorador, la llevó a incluirlo en sus universos ficticios.
Mithril: raro metal precioso de color plateado, de gran dureza y belleza. Esta palabra fue acuñada por Tolkien alrededor de 1940, cuando estaba escribiendo El señor de los anillos. El vocablo “mithril” consta de dos palabras sindarin, la lengua élfica más hablada en la Tierra Media: mith, que significa gris, gris claro, y ril, brillantez.
Mathom: Tolkien nos explica su propia definición: “Todo lo que los hobbits no tenían un uso inmediato, pero no estaban dispuestos a tirar, lo llamaban mathom. Sus viviendas solían llenarse de mathom, y muchos de los regalos que pasaban de mano en mano eran de ese tipo”. Es decir, mathom se refiere a todas esas cosas entrañables que por alguna razón nos duele desprendernos y preferimos guardar.
¿Qué otras palabras del universo de Tolkien conoces?
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