El cine de terror siempre se ha apoyado en los sustos imprevistos, mejor conocidos como jump scares. ¿Cuáles son los mejores?
¡Dios, el cine de terror es una maravilla! En especial por esos momentos en los que la tensión de una escena parece haberse reducido a una agradable sensación de paz y respiro. Y luego, de pronto, aparentemente de la nada una imagen o sonido que vuelve a asustar a la audiencia. Los famosos jump scares.
Ahora bien, esta herramienta narrativa muchas veces no es bien vista por los fans. De hecho, es criticada como una especie de tropo desechable dentro del género de terror. A veces hasta se percibe como una forma perezosa de asustar a la audiencia, en lugar de algo más sesudo.
Aún así, a lo largo del tiempo, ha habido varios casos en los que un susto sí estaba muy bien pensado. O era tan original en su enfoque que se le debe dar el debido respeto como pieza esencial de la historia del cine de terror.
Y ya que estamos en la época más spooky del año, ¿qué mejor momento para volver a visitar los mejores jump scares del cine clásico de horror? Advertimos que no están todos los que son, sino que elegimos los que a nosotros nos siguen sacudiendo la memoria. Está de sobra decir que esta lista contiene muchos spoilers si no has visto las películas. ¿Qué otros jump scares incluirías en esta lista?
Carrie (Brian De Palma, 1976)
Adaptada de la novela del mismo nombre de Stephen King, el clásico de Brian De Palma, Carrie, es una historia icónica sobre la mayoría de edad. Sigue a una chica tímida y poco popular que es nombrada reina del baile de graduación gracias a una broma cruel.
Sin embargo, el personaje principal no es una niña común y corriente, ya que está armada con poderes que usa para matar a sus bullies. Hacia el final del filme, Carrie logra liberarse de la gente mala a su alrededor, incluyendo su madre.
Y justo cuando reina la calma, vemos a Sue, una chica comprensiva que no hizo lo suficiente para ayudar a la protagonista. En un sueño, Sue va a la tumba de Carrie para presentar sus condolencias, pero el brazo ensangrentado de Carrie sale del suelo y la agarra. ¡Casi nos hacemos en los pantalones!
[REC] (Paco Plaza y Jaume Balagueró, 2007)
La película [REC] sigue siendo una de las mejores entregas del género del siglo XXI. Cuenta la historia de un periodista que se aventura en un bloque de apartamentos con un grupo de bomberos después de informes de un disturbio. A partir de ahí, la película se convierte en un infierno cuando humanos infectados comienzan a salir por todos lados.
Horrorosa e insoportablemente tensa, la película española, protagonizada por Manuela Velasco, conduce a un final lleno de terror puro. Mientras explora el ático del enorme apartamento, la reportera mueve su videocámara en la oscuridad, solo para que un ser delgado y francamente demoniaco grite ante la lente. Un susto muy, muy bien ejecutado.
El descenso (Neil Marshall, 2005)
Hablando de películas de terror icónicas del siglo XXI, sería imposible no hablar de esta pesadilla claustrofóbica. Una de las mejores cintas de horror británicas, la ingeniosa película de Marshall sigue la aventura de un grupo de mejores amigas que deciden ir a una cueva en una red desconocida de túneles en Carolina del Norte.
Las cosas empeoran para los personajes con la llegada de un grupo de criaturas mutantes que se esconden en la oscuridad de as cuevas. Aunque se les puede ver en el fondo de varias escenas, la primera vez que los vemos en todos su esplendor es un excelso jump scare.
Está detrás de ti (David Robert Mitchell, 2014)
Esta cinta cambia todo lo que sabíamos sobre los clásicos sustos de horror anunciando la llegada del monstruo casi sin ningún ruido fuerte. El momento llega cuando Jay, interpretada por Maika Monroe, escapa a la casa de su amiga. Y es que teme que una fuerza malévola que es invisible para los demás la siga silenciosamente.
Las reservas de los personajes y de nosotros como audiencia se van por la borda cuando finalmente vemos a su torturador. Un monstruo inexplicable que toma la forma de varias entidades diferentes. Se trata de un espectro alto que salió directamente de una pesadilla y entró en los reinos de los vivos. Es un momento aterrador e inolvidable.
El exorcista III (William Peter Blatty, 1990)
La película de terror de 1973 de William Friedkin, El exorcista, es considerada una de las máximas cintas de terror de la historia. Pero poco se habla sobre su secuela de 1990, que se centra en el teniente William F. Kinderman de la película original.
La escena en el hospital es de verdadero terror, casi al nivel de todo lo que vemos en el filme original clásico. Comienza casi en silencio, salvo por los pasos de una enfermera del turno de noche. Abre una puerta, enciende la luz y entra mientras la puerta cruje sobre sus bisagras. Cuando la enfermera vuelve a salir, cierra la puerta con llave… Y pensamos que todo está bien. Pero de repente, el antagonista demoníaco de la película, The Gemini Killer, sale de la habitación y decapita a la pobre enfermera. ¡Para no poder dormir!
La cosa (John Carpenter, 1982)
Esta cinta de John Carpenter es una clase magistral absoluta sobre la tensión paranoica cinematográfica. Y una de mis favoritas de toda la historia. Nadie en la estación de investigación antártica central confía el uno en el otro mientras un extraterrestre que cambia de forma acecha a todos los personajes. La audiencia incluso también comienza a dudar quién es real y quién es una imitación.
Uno de los momentos más memorables es cuando uno de los miembros de la tripulación, Norris, sufre un infarto y el resto del grupo intenta reanimarlo con un desfibrilador. Las cosas ya están tensas de por sí y, cuando Copper activa la máquina en el pecho de Norris, ¡descubrimos que él ha sido una imitación todo este tiempo!
Su pecho se abre para revelar su interior; Copper hunde sus manos en la cavidad torácica recién abierta y grita mientras le arranca los brazos. Si estás muy metido en la película, verdaderamente es algo que no te esperas.
Tiburón (Steven Spielberg, 1975)
Este clásico no podía faltar en la lista (aunque repetimos, sabemos que faltan muchos, pero no podemos extendernos tanto). Hacia la mitad de la cinta, Hooper (Richard Dreyfuss) se pone su traje de buzo para investigar el fondo del océano. Algo que de por sí ya es muy inquietante y estresante.
La partitura meticulosamente tensa de John Williams ciertamente juega su papel aquí. Y como buen jump scare, primero tenemos mucha paz y tranquilidad durante la investigación marítima. Pero a medida que Hooper se acerca al agujero de un bote, una cabeza gris y cercenada sale flotando sin que lo esperemos. Un sobresalto clásico y que aún es efectivo.
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