Woody Harrelson no logra sacarse de su cabeza su labor en El planeta de los simios: La guerra, por la cual no está nada satisfecho.
Si Woody Harrelson ha logrado reposicionarse para convertirse en uno de los mejores actores de su generación es en buena parte por lo exigente que es consigo mismo. Al menos esas son las sensaciones que dejan sus reflexiones en torno a su trabajo en El planeta de los simios: La guerra. No es una película perfecta, pero vaya que es divertida y que está plagada de mensajes importantes. Y claro, también incluye un buen trabajo del histrión.
Sólo que él no lo ve así. Así lo demuestra el propio Woody Harrelson al asegurar que de tener la oportunidad, haría las cosas muy diferentes con su encarnación del Coronel, según le contó al New York Times.
“Cuando las cosas van bien, no me siento rígido. Pero hay actuaciones en las que pensaba: ‘¿Por qué no podía simplemente salir de lo que fuera que estaba haciendo?’ Diez años después, pienso en algo que debería haber hecho en una escena y quiero arrancarme la cabeza. El paneta de los simios, ese es uno de esos momentos en los que había tanta tecnología involucrada en lo que estábamos haciendo, que estaba un poco intimidado. Si volviera a hacer esa parte, podría hacerlo 20 veces mejor”.
No es de extrañar, pues El planeta de los simios: La guerra es considerada una de las películas más avanzadas de la década. Para hacerla posible, la producción se apoyó de lleno en un motion capture de primer nivel que convirtió a numerosos actores en simios ante nuestros propios ojos. El más famoso de todos, sin duda, es Ceaser de Andy Serkis. Pero este no es el único trabajo que atormenta a Woody Harrelson.
“Hay varios roles a los que vuelvo y pienso: ¿Por qué no probé esto? ¿Por qué no hice eso? ¿Por qué no entré en un personaje completamente diferente? Pero probablemente sea mejor dejar esas cosas caer. Pueden atormentarte”.
Ya lo creemos que sí. Aunque hay que decirlo, su filmografía tiene uno que otro título tan perfecto, que asumimos que ni siquiera alguien tan perfeccionista tiene remordimientos al respecto. Ahí está la reciente El triángulo de la tristeza para demostrarlo, y queda ver si Champions es capaz de hacer lo propio.