El temor a envejecer y la obsesión por la aceptación de la mirada masculina es el eje principal de la película.
Incluso para los seguidores de Coralie Fargeat, la directora de La sustancia (protagonizada por Demi Moore) resulta ser una película impactante.
Demi Moore y la cineasta Coralie Fargeat hicieron una mancuerna inquebrantable para mostrar la violenta mirada masculina sobre el cuerpo de la mujer con un enfoque poco común (y sorpresivo para muchos).
A pesar de que Moore logró posicionarse como una de las estrellas más cotizadas de los años 90 por el trabajo emocional en su papel como Molly Jensen en Ghost: La sombra del amor (1990) por el cual obtuvo una nominación en los Globos de Oro, esta actuación podría llevarla por su primer galardón de la Academia.
Mientras que, por el lado de Fargeat, quien se ha caracterizado por utilizar el gore para evidenciar la violencia masculina contra las mujeres, esta parece ser la más violenta y radical de su filmografía.
¿De qué trata La sustancia?
Elisabeth Sparkle es una actriz de renombre que se ve reducida a una especie de gurú del fitness en decadencia, cuya lujosa casa en Hollywood está cubierta de retratos gigantes de ella “en su mejor momento”.
Después de que Elisabeth es despedida abruptamente de su trabajo en televisión, “Sparkle With Elizabeth”, la devastada actriz se entera de una droga clandestina llamada ”The Substance (La sustancia)”, que promete crear una versión más joven y activa de sí misma.
Cuando la actriz se inyecta la “sustancia” de color verde plutonio, su espalda se abre de manera sangrienta, y su clon joven y sensual sale como si se tratara de un parto grotesco.
La única regla inquebrantable, con consecuencias espantosas, es que la joven contraparte puede aparecer públicamente sólo durante siete días a la vez — mientras Elisabeth básicamente hiberna — antes de que intercambien lugares nuevamente.
Casi de inmediato, el jefe del programa de televisión que protagonizaba Elisabeth, contrata a su joven clon, que se llama a sí misma Sue, como la nueva presentadora de un programa sexualizado de ejercicios aeróbicos llamado “Pump It Up”.
Elisabeth se despierta solo para ser atormentada por carteles y anuncios de Sue, y desarrolla una relación de amor-odio con su popular contraparte.
¿Qué vuelve a esta película tan difícil de ver para el público?
Moore, en su versión más entregada y frecuentemente desnuda, da una de sus mejores actuaciones en años, puesto que su personaje sufre una radical transformación, la cual sucede en pocas dosis hasta salirse por completo de control. Pasa de ser una actriz sensual y fashion para convertirse en un monstruo que tiene la peculiaridad de volver algunas partes íntimas de la mujer (las cuales regularmente son vistas con morbo por los hombres) en algo monstruoso.
El contraste con su versión juvenil (interpretado por Qualley) es uno de los principales aciertos para transmitir el mensaje que tanto la directora, como Demi Moore esperaban transmitir de la película.
En su paso por la alfombra roja de La sustancia durante el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF) ambas expresaron haberse sentido preocupadas por su apariencia después de cumplir los 40 años. Ese es el hilo de toda la película: el temor a envejecer y la obsesión por la aceptación de la mirada masculina.
Las películas de Coralie Fargeat suelen ser violentas y sangrientas, caracterizadas por un estilo que combina el gore con un subtexto feminista. Un ejemplo clave es su película Revenge (2017), un thriller de acción y venganza que presenta una fuerte dosis de violencia gráfica. Sin embargo, en esta ocasión se vuelve cada vez más sorpresivo lo que está por suceder. Además, sucede tan lenta y progresivamente que, gran parte de la película, se vuelve difícil de ver.
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