Reglas para sobrevivir a una película de terror - Paloma & Nacho

Reglas para sobrevivir a una película de terror

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¿Quieres saber si sobrevivirías como protagonista de una película de terror? Aquí, varias reglas básicas para descubrirlo.

Todo amante del cine de terror sabe que para salir vivo de estas películas se necesitan ciertas cualidades que suelen estar relacionadas al respeto absoluto de varias reglas. Ya conocemos las más básicas –evitar separarse del grupo, nunca decir “ahora vuelvo”, y cuidarse del alcohol, las drogas o el sexo casual, por nombrar algunas–, pero la historia del género dice que hay muchas otras que bien vale la pena conocer para salir avante y llegar a la secuela, ¿te gustaría saber cuáles son? A continuación, un recuento de las reglas indispensables para sobrevivir a un filme de terror.

“Movimiento es vida”

Cómo sobrevivir a una película de zombies

Así lo dijo Gerry Lane (Brad Pitt) en Guerra mundial Z (2013), para confirmar una de las reglas de supervivencia más importantes no sólo del subgénero zombie, sino de todo el terror cinematográfico. Y es que cualquiera podría pensar que un refugio bien ensamblado es una garantía de supervivencia que permite contener las amenazas externas, acumular provisiones y resguardarse del entorno.

Sin embargo, los continuos repasos al género dicen que permanecer en un mismo lugar casi nunca es la mejor idea, ya que los distintos seres que acechan en las sombras –desde los no muertos de George A. Romero hasta las míticas Final girls del slasher—siempre descifrarán la manera de llegar a sus víctimas. Y lo único más difícil que entrar, será salir.

Investiga un poco el pasado de esa casa antes de mudarte

Películas de terror de casas embrujadas

Las mudanzas suelen ir acompañadas de grandes ilusiones, al menos hasta que los nuevos hogares revelan los horrores acumulados tras sus oscuros historiales. Esto ha convertido a las casas embrujadas en uno de los elementos más recurrentes del terror, con perturbadores sucesos que habrían sido evitados si los inquilinos hubieran investigado el pasado de sus respectivas residencias. Tal fue el caso de los Freeling cuya casa fue construida sobre un cementerio en Poltergeist (1982) o los Perron cuyos terrenos pertenecieron a una adoradora satánica que atormentó incontables familias por generaciones en El conjuro (2013).

Tampoco está de más evitar aquellos inmuebles que escenificaron asesinatos vinculados con fuerzas sobrenaturales. Así lo demuestran Siniestro (2012) y El horror de Amityville (1979): la primera con Ellison Oswalt (Ethan Hawke) mudándose a una casa donde se realizaron una serie de asesinatos en los que desea profundizar para la realización de un libro; la segunda con los Lutz aprovechando el bajo costo de un inmueble manchado, ignorantes de que esto detonará todo el potencial de la que hoy es considerada la residencia maldita más importante de la cultura popular.

Evita los objetos evidentemente malditos

El exorcista y El conjuro 2

Como es el caso de las ouijas, presentes en tantas películas de terror donde los protagonistas intentan comunicarse con el más allá y sólo terminan abriendo puertas infernales. Que la desconfianza aumente si su utilización viene acompañada de nuevos amigos imaginarios con nombres claramente atractivos para los más pequeños, como bien podría ser Captain Howdy, con el que un demonio ocultó su verdadera identidad para tomar posesión de Regan MacNeil en El exorcista (1973).

Finalmente, poco importa si estas tablas van de lo más antiguo a la construcción más casera, pues la experiencia dice que todas son igual de efectivas para la atracción de demonios. Como prueba el caso de Janet Hodgson en El conjuro 2 (2016), cuya ouija dibujada en papel permitió el acceso de toda clase de horrores en su vida.

Y todos aquellos que puedan parecer sospechosos

Historias de miedo para contar en la oscuridad Vacaciones de terror Chucky

Empezando por todos aquellos libros extraídos de sitios presuntamente encantados. Poco importa el escepticismo, lo mejor es no arriesgar para evitar horrores similares a los vividos por Stella Nicholls en Historias de miedo para contar en la oscuridad (2019). También es bueno evitar las cajas musicales de orígenes desconocidos, pues su dulce melodía suele venir acompañada de todo tipo de espectros. La curiosidad de John Russell (George C. Scott) le hizo omitir esta recomendación en El intermediario del diablo (1980), lo que detonó la ira de un niño fantasma que habitaba en su hogar.

Y, finalmente, los muñecos también de origen desconocido, cuya inocencia los lleva a ser aprovechados por toda clase de oscuros individuos en busca de la inmortalidad, como fue el caso de Charles Lee Ray en Chucky: El muñeco diabólico (1988) o la bruja de Vacaciones de terror (1989) que sembró el miedo a las muñecas en toda una generación de niños mexicanos. Más grave aún es que estos mismos juguetes pueden ser aprovechados por demonios para la búsqueda de nuevas víctimas, como es el caso de la mítica Annabelle (2014) que terminaría convirtiéndose en uno de los casos más famosos de los Warren.

¿Buscando un destino para tus próximas vacaciones?

Viernes 13 El despertar del diablo La cabaña del terror películas

El terror dicta que, por más divertidos que puedan parecer a primera instancia, los campamentos quizá no sean la mejor alternativa y menos aún si el viaje es integrado por un grupo de jóvenes amigos. En el mejor de los casos, se enfrentarán a la brutalidad de un asesino en serie –o su vengativa madre– como sucedió en un Camp Crystal Lake de Viernes 13 (1980), un sitio marcado por la tragedia, la ira y el continuo deseo de buscar culpables tras la muerte de un inocente en el pasado. Más tortuosa aún fue la experiencia de Ash y compañía en El despertar del diablo (1981), cuya inesperada localización del Necronomicon Ex Mortis, también conocido como el Libro de los Muertos, convierte la aventura en una auténtica lucha por la supervivencia en contra de toda clase de fuerzas sobrenaturales.

Por increíble que parezca, la situación puede tornarse mucho peor cuando se trata de La cabaña del terror (2011), un auténtico laboratorio para que una organización secreta realice rituales anuales que sacien la ira de viejas deidades y garanticen la salvación de la humanidad por un año más. Eso sí, las posibilidades de supervivencia aumentan considerablemente si se es una chica virginal o un chico rudo que no duda en usar una sierra eléctrica.

Está detrás de ti…

Reglas para sobrevivir a una película de terror

¿Sientes que algo o alguien te observa, pero te aterra voltear? Quizá deberías hacerlo, pues las bases del terror indican que esa amenaza ha estado a tus espaldas durante un buen rato. Así lo hizo Clarice Starling (Jodie Foster) en El silencio de los inocentes (1991), lo que le permitió salvar la vida y resolver su caso ante un Jame Gumb que aprovechaba la oscuridad como su mejor aliada. Más drástico es el caso de Jay Height (Maika Monroe) en It Follows (2014), una adolescente marcada por un encuentro sexual que la convierte en la eterna presa de una fuerza sobrenatural que la perseguirá incansablemente hasta matarla y que además es capaz de tomar cualquier apariencia, convirtiendo a todos los que están a sus espaldas en un riesgo potencial.

Por cierto, asegúrate de evitar los espejos para mirar hacia atrás, pues el género concluye que los objetos reflejantes son garantía de aniquilación, siendo Oculus (2013) un muy perturbador ejemplo de ello.

Cuidado con el baño

Psicosis Pesadilla en la calle Elm Mirrors El resplandor películas terror

Nada como un buen baño para olvidar de las tensiones del día, a menos que se esté en una película de terror, claro está. El pavor fue brillantemente desatado por Alfred Hitchcock en Psicosis (1960), con una Marion Crane (Janet Leigh) ansiosa por lavar los pecados cometidos durante el día hasta que es atacada por una violenta Sra. Bates que pretende evitar cualquier acercamiento con su inocente hijo Norman (Anthony Perkins).

Desde entonces la ducha se ha convertido en un lugar plagado de incontables horrores fílmicos, en una herencia que continuó con Pesadilla en la calle del infierno (1984), con una Nancy Thompson (Heather Langenkamp) cuya estancia en la tina es interrumpida por la feroz garra de Freddy Krueger. Más sádico fue el caso de Angie (Amy Smart) en Espejos siniestros (2008), quien fuera violentamente asesinada por su propio reflejo. Finalmente, vale la pena recordar que interrumpir los baños tampoco es la mejor idea: Jack Torrance (Jack Nicholson) lo hizo con una atractiva joven en El resplandor (1980), sólo para descubrir de la peor manera los horrores que habitaban en la habitación 237.

Desconfía de TODOS

Reglas para sobrevivir a una película de terror

Desde los familiares más cercanos hasta los inocentes pequeños: todos son una amenaza en una película de terror. El bebé de Rosemary (1968) habría sido muy distinta si la joven titular interpretada por Mia Farrow hubiera mantenido las distancias con sus nuevos vecinos y de paso, si hubiera dudado de su esposo cuando este se acercó tanto a ellos. Tampoco está de más dudar de las madres, pues la experiencia dicta que pueden ser temibles fanáticas (Carrie, 1976), entidades fantasmales (Mamá, 2013), violentas asesinas (Viernes 13, 1980) o perturbadoras sorpresas tras años de locura (Psicosis, 1930).

Y, claro, tampoco olvidemos a las abuelas, especialmente si forman parte de un culto que busca un cuerpo para una entidad demoníaca (Hereditary, 2018). Ni qué decir de los niños que casi siempre ocultan un oscuro secreto como sucedió en títulos tan variados como El pueblo de los malditos (1960), La profecía (1980), Déjame entrar (2008) o La huérfana (2009). Y para terminar los payasos, cuyo maquillaje oculta desde la violencia más extrema (La casa de los 1000 cuerpos, 2003) hasta nuestras peores pesadillas (Eso, 1990 y 2017).

Cree en las leyendas y en las teorías más descabelladas

Reglas para sobrevivir a una película terror

Hay quienes piensan que las leyendas no son más que historias concebidas para asustar a los más pequeños, pero distintas películas han desafiado la premisa al mostrar que su trasfondo puede ser la clave para evitar o enfrentar demonios que han acechado por generaciones. Una enseñanza tan indispensable que va de los miedos contemporáneos descritos por cintas como Candyman (1992) o Leyenda urbana (1998) al inocente pero educativo terror infantil que incluye títulos como Las brujas (1990), Abracadabra (1993) o ParaNorman (2012).

Tampoco está de más confiar en las palabras de aquellos sujetos misteriosos que aparecen justo cuando estás en busca de respuestas o de los ancianos que rompen su silencio para compartir sus perturbadoras experiencias, como sería el Sr. Bludworth encarnado por el mítico Tony Todd en la saga Destino final o la abuela Omi en Krampus (2015).

El cine invita a ser especialmente precavido en Halloween que representa el cruce entre los mundos de vivos y muertos, por lo que nunca está de más repasar las reglas descritas en Trick ‘r Treat (2007) o arriesgarse a ser visitado por el pequeño Sam, claro está.

Las películas pueden hacerse realidad

El aro Juegos diabólicos Scream 1 y 2

Pocas actividades tan divertidas como ver una película de terror en Noche de Brujas, al menos hasta que te descubres al interior de una. Y es que el cine ha concluido que esta experiencia puede tener sus riesgos si implica un video maldito como el visto en El aro (2002) o peor aún, con una pantalla capaz de abducir a sus espectadores como la de Poltergeist (1982).

El peligro es aún mayor cuando se está en una localidad marcada como Woodsboro, con jóvenes tan obsesionados por el género y atormentados por su pasado que deciden convertirse en sangrientos asesinos enmascarados (Scream, 1996) o peor aún, ¡imitarlos en las adaptaciones de las matanzas (Scream 2, 1997)!

Autor

  • Luis Miguel Cruz Lopez

    Periodista y crítico de cine y series. Además de Cinépolis, he trabajado en varios medios mexicanos líderes en contenidos audiovisuales. Cofundador de Radix, primer y único medio especializado en animación iberoamericana.

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