Prepárate para una una comedia con mucha verdad.
Tras debutar como director con Chilangolandia, y después de sorprender a México con Señora influencer, Carlos Santos regresa al cine con Qué huevos, Sofía, una propuesta ácida y crítica que, entre las risas y el irrealismo, nos dejará claro que ser madre, sin abandonar tus metas, “cuesta muchos huevos”. El trabajo, la ambición y la salud nos consumen tanto como a Sofía. Y en esta película, mientras más la vemos intentando sobrevivir, también nos preguntaremos: “¿qué tan difícil es mandar todo a la fregada y creer en uno mismo?”.
La tesis de Qué huevos, Sofía
Como una sorpresa del 2025, Qué huevos, Sofía está por llegar a las salas de cine del país este próximo 27 de febrero. Con rostros frescos y una historia altisonante a la tendencia de comedias románticas nacionales, el filme de Carlos Santos lleva aún más allá su carrera para mezclar su comedia del pasado y su análisis social del presente para crear un viaje único.
Algunos la describirían como una comedia y, quizá, otros como una ficción, pero la verdad es que la nueva película de Cinépolis Distribución apunta hacia otro lado y se convierte en una mezcla arriesgada que, más allá de entretener, -que sí lo hace-, busca compartir un mensaje excéntrico sobre la aceptación.
La historia sigue a Sofía, una mujer adulta que, tras desvivirse por la empresa para la que trabaja, es rechazada por su jefe para recibir un ascenso más que merecido y que buscó durante tanto tiempo. Entonces renuncia a su trabajo y se enfrenta a una dura realidad: el desempleo. Desesperada, con motivación y pocas ideas, Sofía logra convencer a sus amigos, y excompañeros de trabajo, de unírsele en una nueva meta: abrir su propia empresa pastelera y demostrar a su exjefe que cualquiera puede triunfar si se lo propone.
Qué huevos, Sofía sobresale entre las propuestas cinematográficas actuales no sólo por dar voz a actores menos reconocidos en la escena cinematográfica, como Priscila Arias o Yanet García, sino que también nos da un rostro nuevo para su protagonista, Giovanna Romo.
Sus estrellas
La comediante y estrella de más de un sketch en YouTube pone todo en la mesa para convertirse en un personaje oscuro, imperfecto y humano que encarna todo el dolor y frustración que vivimos a la hora de enfrentar la adultez e intentar cumplir una sola cosa: ser exitosos, ya sea en el trabajo, con la familia o con tus propios amigos. Y en el caso de Sofía, este viaje se ve a través de una experiencia con la misma cantidad de altibajos, el emprender.
El viaje de esta joven desempleada y sus amigos se ve truncado por Maciel, quien vive bajo el trabajo actoral de Sergio Mayer. Como uno de esos villanos clásicos del cine de terror. El exjefe de Sofía se convierte en ese satélite que orbita en el fracaso de la emprendedora. Y aunque muchos dudarían de su desempeño actoral al dejar el cine desde hace siete años, la verdad es que Mayer regresa más imponente y carismático que nunca en su nuevo papel.
Para todo viaje del héroe se requiere de una antítesis y, en esta ocasión, Maciel es el villano perfecto para dar sabor a esta travesía. Esto no sólo por el firme trabajo actoral de Sergio, sino que, además, el guion plasma un vínculo tóxico e intenso que da más peso a la misión de su protagonista. De pronto, el odio de Sofía y sus amigos cobra mucho sentido cuando contemplas una encarnación de la mediocridad y la explotación laboral en una sola persona.
Su mensaje final
Aunque la película cuenta con distintos puntos notables a destacar, como su comedia hilarante y atrevida, o la gran calidad de su producción bajo el foco independiente y sin estímulos fiscales, su punto más fuerte recae en su mensaje. No podemos abundar mucho del trasfondo de su historia para no dar spoilers. Pero lo que sí podemos decir es que, de cierta manera, Qué huevos, Sofía es un relato ácido, interesante y crudo que, aunque no resuene con todo el mundo, sí se aferra a una cosa, contar esa verdad oculta que todos vivimos y no siempre hablamos.
Con escenas llenas de acción, personajes cómicos y entrañables, y una confrontación directa hacia la depresión y el alcoholismo, el viaje de Sofía sobrecarga un análisis radical, sincero, y a la vez divertido sobre la determinación. Desde lejos se nota que, a su propia y explosiva manera, Santos busca hablar sobre la fe en uno mismo para salir adelante. El crecer y encontrar esa libertad emocional, financiera y física que se anhela al momento de ser adulto se vuelven una comedia irreal y honesta que llega para repensar la adultez.
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