¿Recuerdas cuando te graduaste? Estas películas seguramente te refrescarán la memoria.
Se termina la escuela, se cierran ciclos, se despiden los amigos y, a lo mejor, se emprende una nueva vida. No hay nada como celebrar el final de una etapa educativa y el inicio de una nueva: los cambios de salón, las nuevas amistades… Todo se pone de cabeza. Pero, vamos, nadie le dice que no a una nueva aventura.
Por eso, aquí presentamos las mejores películas de graduaciones.
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Las ventajas de ser invisible (Dir. Stephen Chbosky, 2012)
Esta cinta nos remite a ese momento terrible, que todos hemos vivido: ser el nuevo en la escuela. Tal como lo hace en el libro, Chbosky captura perfectamente la incertidumbre juvenil y la expresa a través de una trama que conecta con el público; no tanto por su originalidad -ya otras cintas han hablado de los males de la adolescencia- sino porque sus situaciones y protagonistas son de autenticidad crujiente.
Adventureland: un verano memorable (Dir. Greg Mottola, 2009)
Pues bien, acabaste la prepa y estás listo para ese viaje a Europa que te prometieron tus papás. No tan rápido: no hay dinero, así que a trabajar el verano en un parque de diversiones venido a menos. Eso justamente le pasa a James (Jesse Eisenberg), quien pese a esa situación tan poco apetecedora, vive experiencias y madura de una manera que en el susodicho viaje, quizá no hubiera logrado. Mottola muestra, sin dramones ni aspavientos, que la dicha se encuentra no sólo en lo lejano, sino también en lo más cerquita.
Vaselina (Dir. Randal Kleiser, 1978)
Es un musical que marcó toda una época y que provocó una serie de películas copia. La niña tímida y fresa se enamora del galán y rocanrolero de la clase. A Sandy (Olivia Newton-John), no le queda más que sacar la casta. No es el tema más original, pero sí nos trajo la música más emblemática, los bailables más imitados y confirmo el carisma de John Travolta y que es el mejor bailarín de Hollywood.
10 cosas que odio de ti (Dir. Gil Junger, 1999)
En esta adaptación post moderna de La Fierecilla Domada de Shakespeare, las cosas son más o menos al revés, o por lo menos, la niña es igual de tremenda que el chavo… sólo que mientras que ella es una intelectual que sólo le interesa entrar a una excelente universidad, él es un reventado. Una cinta divertida, con una gran química entre sus protagónicos y que nos sirve para recordar al buen Heath Ledger.
Yo, él y Raquel (Dir. Alfonso Gomez-Rejon, 2015)
Greg (Thomas Mann) tiene un secreto para sobrevivir en la preparatoria: llevarse con todos -en especial con Earl (RJ Cyler) y no pertenecer a un grupo en específico. Todo cambiará cuando su madre (Connie Britton), le pide que socialice con una compañera suya, Raquel (Olivia Cooke), a quien se le ha diagnosticado leucemia. Se agradece al director el desparpajo y la poca solemnidad con el que se trata el tema de una enfermedad terminal; un tratamiento que sin caer en lo banal, tiene una tristeza auténtica, no manipuladora. Y una que nos deja reflexionando sobre esos inolvidables momentos
El primer año del resto de nuestras vidas (Dir. Joel Schumacher, 1985)
Otra de las mejores películas de graduaciones. Se trata del proyecto que consagró al famoso “Brat Pack” al estrellato, nos cuenta sobre el dilema de un grupo de amigos quienes, al terminar la universidad, no saben qué hacer con sus vidas. Y es que la preparatoria y los roles que ahí jugaban, han quedado muy atrás. El guapo y sexy (Rob Lowe) debe lidiar con grandes responsabilidades, el tímido (Andrew McCarthy) debe de enfrentarse a lo incómodo, etcétera. Un mundo hostil y muy distinto al que están acostumbrados.
El graduado (Dir. Mike Nichols, 1967)
Otro recién egresado universitario interpretado por Dustin Hoffman también anda un poco confundido. Tanto, que empieza a tener un amorío con una mujer mayor, Mrs. Robinson, interpretada por Anne Bancroft. Esta cinta cambió por completo varios esquemas que existían, aún en los alocados años 60. ¿Una honorable ama de casa, una madre, podía ser sexy? Por supuesto que sí. Pero sobre todo, la angustia de Hoffman, su dilema existencial y su confusión general, es algo con lo que todo graduado puede identificarse.
La dura realidad (Dir. Ben Stiller, 1994)
Esta cinta resume en mucho lo que significó la recién apodada “Generación X” de principio de los noventa, quienes enfrentaron la adultez con una creciente decepción y desencanto… muy alejados de los motivados graduados de una década anterior. El cambiante y demandante mundo laboral, la falta de dinero, el SIDA, son temas que el grupo conformado por Leliana (Winona Ryder), Troy (Ethan Hawke), Vickie (Jean Garofalo) y Sammy (Steve Zahn) debe enfrentar. Todo acompañado de una muy buena banda sonora de música grunge.
Digan lo que quieran (Dir. Cameron Crowe, 1989)
Pocos directores captan tan bien la angustia adolescente y los cambios definitorios hacia la adultez como Cameron Crowe. Y eso nos lo mostró desde ésta, su ópera prima, donde nos cuenta la historia del cortejo entre la niña aplicada y triunfadora de la clase, Diane (Ione Skye) y Lloyd (John Cusack), el cuate medio fracasado, hijo de un militar. Lloyd tiene el verano después de la graduación para conquistar a Diane. En un verano, pueden cambiar graduados… y vidas.
La sociedad de los poetas muertos (Dir. Peter Weir, 1989)
Esta ocupa el primer puesto en nuestra lista de mejores películas de graduaciones. El maestro entrañable (Robin Williams) que viene a sacudir alumnos, interpretados por unos muy jóvenes Robert Sean Leonard y Ethan Hawke, entre otros. Las difíciles decisiones que acompañan a la madurez, las ilusiones, los ideales y decepciones de la juventud… todo esto encarna esta cinta que definió a una generación. Una cinta llena de frases, como “Carpe Diem” pero más conmovedora aún: “O Captain! My Captain!”
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