La actriz revela qué película la ayudó a tener más confianza sobre sí misma.
Luego de superar una adolescencia y juventud traumáticas, Demi Moore encontró en la actuación un refugio para aliviar su dolor. Sin embargo, estar frente a las cámaras no fue del todo positivo, pues la puso a expensas de los estándares de belleza que, durante años, han afectado a múltiples famosos. Con una carrera que nuevamente se encuentra por todo lo alto y el afecto de millones de fans en todo el mundo, Demi Moore por fin se sincera sobre la “tortura” a la que sometió su cuerpo hace algunas décadas.
Preocupada por el exterior
Dichas revelaciones se dieron gracias a una nueva entrevista para PEOPLE. La publicación colocó a Moore en su portada para la edición que celebra a “los más bellos” de la industria, y fue el pretexto perfecto para hablar sobre las dietas y ejercicios que marcaron sus primeros años en la industria. Hubo, además, recorridos en bicicleta para largas distancias y rutinas agotantes porque la actriz sentía “más valor” con la forma en que lucía al exterior.
Afortunadamente, las cosas han cambiado:
“Ahora todo el ejercicio y las rutinas son más sobre mi salud y bienestar en general. Se trata mucho más de longevidad y calidad de vida. Y creo que he evolucionado hacia una mayor amabilidad conmigo misma”.
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Uno de las películas que más esfuerzo le demandó fue G.I. Jane, donde interpretó a Jordan O’Neill. No sólo fue complejo por interpretar a una teniente, sino también por todo lo que ocurría en su interior. Demi recuerda que tenía una “relación antagonista” con su propio cuerpo y se castigaba por no estar feliz consigo misma a pesar del esfuerzo. Hoy tiene un trato más “intuitivo, relajado y de confianza”. Eso sólo se consiguió gracias al tiempo.
“Después de G.I. Jane había transformado mi cuerpo varias veces, y obviamente era un cuerpo mucho más grande y musculoso. Tuve una experiencia increíble en esta película y experimenté una sensación de fuerza. Pero me di cuenta de que no quería llevar eso. Quería simplemente tenerlo dentro de mí. Y creo que estaba agotada de haberlo sometido a tanto durante tanto tiempo”, agregó.
La película que le dio confianza
Fue cuando esa “experiencia increíble” llegó a su interior, que por fin la protagonista de La sustancia pudo tomar el control de la forma en que cuidaba su cuerpo. De mucha ayuda fue Striptease, la comedia negra de 1996 donde compartió créditos con Ving Rhames, Burt Reynolds y Armand Assante. Ahí participó en varias escenas con poca ropa, y aunque en papel la idea resultaba compleja, terminó por ayudarla a encontrar esa calma que tanto buscó durante años.
“Creo que me sentía muy incómoda con la parte del baile. Así que la experiencia y la sensación de bailar, moverme y encontrar la comodidad con mi propio cuerpo de esa manera, fue muy empoderante y liberadora”, agregó.
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Tras muchos años, Demi Moore afirma que la “tortura” vivida por su cuerpo ya es cosa del pasado. Estelarizar La sustancia, donde se mostró desnuda fue una prueba de ello. Puede que las escenas de Elisabeth Sparkle asustaran a muchas actrices de su edad, pero a ella le hicieron todo el sentido del mundo y las sintió como parte integral de la experiencia. Si bien, algunos estándares de belleza siguen vigentes en la industria, Moore ve el envejecimiento como una forma de agradecer.
“Aprecio más todo lo que mi cuerpo ha pasado para llegar hasta aquí. Como lo increíble que es que mi cuerpo haya criado a tres seres humanos y tenga una salud en general increíble. Eso no significa que a veces me mire al espejo y no diga: ‘¡Dios mío, qué vieja me veo!’ o ‘¡Ay, se me está cayendo la cara!’. Pero al mismo tiempo, puedo aceptar que así es como estoy hoy y sé que la diferencia no define mi valor ni quién soy”, finalizó.
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