A pesar de su retiro prematuro de la pantalla, Adèle Haenel sigue luchando por una industria cinematográfica más segura para las mujeres.
Adèle Haenel es todo un referente del cine francés, pero también de la lucha feminista. Un estatus que alcanzó con su participación en Retrato de una mujer en llamas y que se potenció en aquella controvertida entrega de los César que abandonó luego de que Roman Polanski fuera reconocido como Mejor director.
La actriz abandonó la interpretación hace apenas unos meses tras acusar a la industria francesa de “reaccionaria, racista y patriarcal”. Pero para nada abandonó sus principios ni sus esfuerzos por crear un mundo más igualitario. Prueba de ello es la carta que envió a Télérama y en la que denuncia abiertamente la “complacencia general” hacia los “agresores sexuales” del cine, enlistando nombres como Gerard Depardieu, Roman Polanski y Dominique Boutonnat.
“Les molesta que las víctimas hagan demasiado ruido. Prefirieron que desaparezcamos y muramos en silencio”.
Adèle Haenel no se detuvo aquí. También criticó con dureza la manera en que la industria francesa ha “cancelado” el equivalente galo del #MeToo.
“Tienen el dinero, la fuerza y toda la gloria [pero] no me tendrán como espectador. Los cancelo de mi mundo”.
Estas palabras dejan muy en claro que el rompimiento de Adèle Haenel es prácticamente total, por lo que su regreso al cine parece virtualmente descartado. Al menos por ahora, claro está, ya que nada debe descartarse. Demuestran también su enorme compromiso por lograr una industria cinematográfica más segura, justa y equitativa con las mujeres, y con ello, un mundo un poco mejor. Extrañaremos su talento histriónico, pero definitivamente aplaudimos sus fortísimos principios.
Aunque es un hecho que queda mucho por hacer, al menos queda el consuelo de que las presiones del público y al interior de la industria están rindiendo frutos. Al menos esa es la sensación que queda luego de que Cannes, uno de los más importantes del mundo, evitara la nueva película de Roman Polanski. El camino es largo, pero hay buenas razones para pensar que el entusiasmo de personas como Adèle Haenel ayudarán a que el objetivo se cumpla.
