Todos hemos escuchado sobre el supuesto fetiche de Quentin Tarantino con los pies de las mujeres. Bueno, pues ahora parecen confirmarlo.
De entre todo el imaginario que rodea al cine de Quentin Tarantino, un elemento que destaca por ser muy, muy creepy es su obsesión por los pies. En cada una de sus películas, hemos visto close-ups a los pies de sus actrices, algo que ya raya en un verdadero fetiche.
Ahora, ese mito alrededor del cineasta de culto acaba de triplicarse. Y es que el gerente de un club de striptease en Los Ángeles afirma que Quentin Tarantino una vez pagó $10,000 dólares para lamer los pies de una bailarina hasta que estos parecieran “ciruelas pasas”. ¡Eeew!
El tipo en cuestión, que se hace llamar NorCal Lowlife, apareció en el podcast “Get in the Car”, donde habló esta semana sobre los clientes famosos del club de striptease Crazy Girls de Hollywood. Durante la charla, Page Rad, el otro nombre del gerente, ventiló el gusto de uno de sus visitantes: el mismísimo Tarantino.
La historia de cuando Tarantino pagó para chupar pies
Lowlife alegó que el director de Pulp Fiction, Kill Bill y Bastardos sin gloria visitó en una ocasión el club, aunque no reveló cuándo. En esa ocasión solicitó una sala VIP y la compañía de la bailarina más exuberante del lugar. Lowlife dice que fue testigo de la sesión al ver las cámaras de seguridad sin que supiera Tarantino.
“Él está sentado, ella está a punto de hacer su pequeño baile, quitarse la parte superior. Y él se levanta, la lanza sobre el maldito sofá, le quita las botas una por una, de ambos pies, y simplemente comienza a lamerle las plantas de los pies, ¡chupando los dedos de los pies!”.
“Cuando terminó, los pies de esta chica se veían como… ¿Sabes cuando tomas un baño de burbujas? Así, como si fueran ciruelas pasas. Creo que cuando se despidió, (Tarantino) le dio unos $10,000 dólares a la bailarina por las ‘molestias'”.
Lo del fetiche de pies de Quentin Tarantino ha sido durante mucho tiempo un secreto a voces en el mundo de Hollywood desde hace casi dos décadas. Simplemente recordemos la leyenda urbana de que supuestamente escribió una escena de Del crepúsculo al amanecer sólo para que Salma Hayek le metiera los dedos de los pies en la boca mientras le servía tequila.
O aquella vez, en 2010, cuando Uma Thurman brindó por él en un evento de comedia del Friar’s Club, en donde le sirvió champán directamente en sus botines de terciopelo negro. Y no olvidemos todos esos close-ups a los pies de Margot Robbie en Había una vez en… Hollywood o de las chicas de Death Proof.