El osito bobito ha cambiado la miel por la sangre y algunos no están felices con esto…
Los especialistas aseguran que el terror es un género catártico por todas las reacciones que provoca en las audiencias. Por consiguiente, también es uno sumamente pasional y que desata todo tipo de fenómenos, que pueden ir del miedo a la auténtica histeria. Frankenstein, Tiburón, El exorcista, El proyecto de la bruja de Blair y la más reciente Terrifier 2 son claros ejemplos de ello. Sumen uno más a la lista: Winnie the Pooh: Miel y sangre y su director, quien ya ha recibido amenazas.
La película gira en torno a Pooh y Puerquito. No los simpáticos personajes concebidos por A.A. Milne e inmortalizados en el imaginario colectivo por Walt Disney, sino unas versiones retorcidas y furiosas. La razón es sencilla: su eterno compañero de aventuras, Christopher Robin, los ha abandonado para irse a la universidad en un claro salto de la infancia a la madurez. Pero los personajes no entienden de razones y emprenden una búsqueda desenfrenada en busca del reencuentro.
Una premisa brutal y tan controvertida que raya en la incomprensión. Tanta, que el director Rhys Frake-Waterfield incluso ha recibido amenazas por lo que muchos ven como la profanación de un clásico infantil y por ende, de la inocencia misma.
“El director y el productor han recibido muchos correos electrónicos diciendo que deberían morir. Gritan ‘¡es una abominación!’. La gente dice que estamos arruinando su infancia”, asegura la actriz Danielle Ronald [vía]. “Hemos recibido mucho odio, no voy a mentir, pero los haters han convertido la película en lo que es porque todos hablan de ella”.
¡Vaya que sí! Era de suponerse que una película de este tipo sobresaldría, pero como siempre, era difícil anticipar hasta dónde llegaría. “Pensé que llamaría la atención, pero no así. Ha aparecido en todos los periódicos y revistas de todo el mundo. Es un poco loco, no esperaba nada como esto. Una locura, con Winnie the Pooh corriendo por ahí y matando gente”.
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