Junto al director, Leonardo DiCaprio, Robert De Niro y Lily Gladstone presentaron Killers of the Flower Moon.
Lo que hoy vivimos en el Festival de Cannes, tuvo tintes históricos: Martin Scorsese y Robert De Niro, juntos nuevamente en el lugar que hace 47 años, los vio convertirse en leyendas con Taxi Driver, la película que les mereció la Palma de Oro del certamen fílmico más prestigiado del mundo.
Por eso todos los que estábamos en la sala de conferencias del certamen galo no podíamos creer lo que veían nuestros ojos, pues además venían acompañados por Leonardo DiCaprio, una de las más grandes estrella de Hollywood que protagoniza su nuevo trabajo en conjunto: Killers of the Flowers Moon, un drama de época que en los próximos meses llegará a las salas de cine.
Aunque como era de esperarse, el que se robó todo el espectáculo fue Scorsese, pieza fundamental de la historia del cine que a sus 80 años no se cansa -ni tiene planes- de dejar de filmar, pues ha convertido al cine en su trinchera predilecta para hablar de los temas que más le inquietan.
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En esta ocasión, se trata de la aniquilación que sufrieron los pueblos originarios de Estados Unidos (los auténticos americanos), narrada a partir del microcosmos de la comunidad Osage, de Oklahoma, cuyos integrantes fueron asesinados en la década de 1920 por extremistas blancos que buscaban arrebatarles sus tierras en las que se habían descubierto nuevos yacimientos de petróleo.
Racismo, ambición y violencia son los temas centrales de esta superproducción cinematográfica de 200 millones de dólares que está basada en el libro homónimo publicado por David Grann en 2017.
“Cuando me presentaron el guion entendí rápidamente que para acercarse a esta tribu había desde el respeto”, expresó Scorsese, quien se reunió con diferentes representantes de los pueblos nativos para conocer y representar “sus valores de respeto y amor”.
“Lo que hace Martin Scorsese es extraordinario, porque resaltó el lado humano de los personajes más siniestros y crueles, para subrayar lo que hay de humano en cada uno”, consideró Leonardo DiCaprio, quien remató diciendo que la cinta de tres horas 26 minutos de duración, en la que también funge como productor, se convirtió en un “homenaje a la verdadera historia que ocurrió”.
“(Marty) no sólo su talento me ha transformado, sino que me ha servido de modelo, no sólo a mí, sino a toda una generación de actores, porque tiene una gran perseverancia y siempre busca contar la verdad aunque sea incómoda”, añadió el actor de Titanic y El renacido, quien lleva dos días arrancando suspiros en la Costa Azul francesa.
Fiel a su estilo, De Niro comparó la masacre que retrata la película con los tiempos convulsos que se viven en Estados Unidos, sobre todo a partir de la llegada a la Casa Blanca del ahora expresidente Donald Trump.
“Después de lo que vivimos con George Floyd (hombre afroamericano asesinado por la policía en Mineápolis) existe una conciencia del racismo sistémico que estamos viviendo”. “No podemos descuidarnos porque este sentimiento peligroso de superioridad está ahí”, alertó el dos veces ganador del Óscar por El padrino II (1975) y Toro salvaje (1982).
En la conferencia también estuvieron presentes, Geoffrey Standing Bear, un antiguo jefe de la Nación Osage y Lily Gladstone, quien sorprendió al mundo con su conmovedora y estoica interpretación de Mollie, una mujer que atestigua la muerte de sus familiares, y que la tiene en el radar de la próxima temporada de premios que incluye, por supuesto, el Óscar.
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