30,000 fans. 300 policías. Un asesino serial. No hay escapatoria. Te contamos por qué tienes que experimentar esta película en la gran pantalla.
En el lugar menos esperado, los problemas se desatan. ¿Qué harías si llegas a un espectáculo que ansiabas presenciar y descubres que nada es como esperabas? Eso es justo lo que plantea La trampa, y te damos razones para ver esta película, que no te permitirá parpadear, ya que todo lo que pasa en ella es tensión en toda la extensión de la palabra.
Te contamos por qué no te puedes perder esta cinta, que llega muy pronto a Cinépolis.
La historia arriesgada
Durante una entrevista con Empire, el director, M. Night Shyamalan, comentó que cuando le contó su idea para la película al estudio, la presentó como: “¿Qué pasaría si El silencio de los inocentes sucediera en un concierto de Taylor Swift? En la cinta, seguimos a un padre (Josh Hartnett), que acude con su hija (Ariel Donoghue) al concierto de una aclamada estrella pop. Pronto, ambos se dan cuenta que el evento es en realidad una redada para atraer a un peligroso asesino serial.
Esta propuesta funciona a la perfección para crear un thriller angustiante, donde el nivel de tensión va subiendo a cada minuto. Por cierto, Shyamalan se basó en un operativo similar ocurrido en 1985, llamado “Flagship”. Consistió en atraer a más de 100 fugitivos a un estadio con boletos para un supuesto juego gratuito de la NFL.
Talento familiar
Un aspecto muy importante de la narrativa, y una de las principales razones para ver La trampa, es que todo está construido alrededor de la música. Al estar ambientada en un concierto pop, esto era imperativo, y Shyamalan no quería hacer las cosas de otra forma. Por eso, fichó a su propia hija, Saleka, quien da vida a la estrella Lady Raven.
Saleka es cantante en la vida real, así que su involucramiento en la producción aporta un bienvenido toque de realismo. Además, ayuda a que se cumpla la meta que su padre tuvo desde el principio: juntar los mundos del cine musical (hasta cierto punto) y de suspenso.
Filmada de forma muy especial
Para filmar esta cinta, se recurrieron a técnicas del cine de hace varios años, pues en lugar de utilizar el formato digital, se optó por el análogo y se usó cinta de 35mm. Esto le da al metraje un aspecto mucho más natural, pero también es de gran ayuda para evocar esa sensación de suspenso clásico. Si lo que el realizador quería era hacer una especie de homenaje a obras de este subgénero, esto se logra con creces.
El encargado de darle a la película su aspecto tan particular es Sayombhu Mukdeeprom, quien fotografió Llámame por tu nombre (2017), de Luca Guadagnino.
Una infinidad de posibilidades
Muchas personas se sorprendieron cuando en el primer tráiler de la película se reveló que [SPOILER ligero] Cooper, el papá, es el asesino al que se busca en la redada. Sin embargo, sabemos que a Night le encantan los giros, así que quedan varias sorpresas por descubrir.
Lo cierto es que los personajes están creados de tal forma que podamos enterarnos poco a poco de sus motivaciones. Aunado a esto, el guion está construido con muchísimo cuidado. Entonces, todo puede suceder.
Inmersión asegurada
Otra de las razones para ver La trampa es que aquí, todo tiene una escala impresionante. Todo es grande. Los escenarios están diseñados para hacer que todo lo que está en la escena se sienta como un personaje más en esta disparatada persecución.
Esto es posible gracias al sólido diseño de producción cortesía de Samuel Deshors, que de verdad nos hace sentir que estamos en un concierto y un laberinto sin salida, todo al mismo tiempo.
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