En esta ocasión, Jonatan Gómez profundiza en Pobres criaturas y su uso de color, así como del blanco y negro en su columna “Dos o tres cosas que sé de cine”.
La película Pobres criaturas (Poor Things, 2024), de Yorgos Lanthimos, nos da el pretexto perfecto para reflexionar sobre el color en el cine. Basta con disfrutar las secuencias cuasi oníricas que nos permiten sumergirnos en el corazón de Bella. El cambio entre el color y blanco y negro utilizado con maestría por el director griego para transmitir diferentes estados emocionales o realidades dentro de la narrativa.
En términos generales, el blanco y negro, desde la posibilidad del color en el cine, se usa como símbolo de nostalgia, el pasado o la irrealidad. Mientras que el color puede representar el presente o la realidad más tangible. Así que, entre los grises y el color, nace un contraste visual, que busca evocar ciertas sensaciones en el espectador.
Pintar con imágenes: Uso del color, y blanco y negro en el cine
El cine nace con la escala de grises como piel; sin embargo, el color ha estado presente casi desde la génesis. Cuentan algunos que la primera película a color de la historia es The World, the Flesh and the Devil (El mundo, la carne y el diablo), dirigida por J. Stuart Blackton y estrenada en 1914. Esta película se produjo utilizando el proceso de color Kinemacolor. Que permitía la proyección de películas en color mediante la alternancia rápida de filtros de color rojo y verde en el proyector.
Otra de las técnicas primigenias es la pintura fotográfica sobre celuloide, que se remonta a los primeros días del cine. Antes de que se desarrollaran las técnicas de coloración y la producción de películas a color, los cineastas y técnicos experimentaban con métodos para añadir color a las películas. Uno de los métodos más comunes era la coloración a mano, donde los fotogramas individuales de las películas se pintaban manualmente para añadir color.
Este proceso era laborioso y requería una gran cantidad de tiempo y mano de obra. Los artistas que participaban en la pintura fotográfica sobre celuloide tenían que ser muy habilidosos y pacientes para lograr resultados satisfactorios. Utilizaban una variedad de técnicas y materiales, como acuarelas, tintes y crayones, para colorear fotograma a fotograma de la película de manera meticulosa y detallada.
A pesar de sus limitaciones, la pintura fotográfica sobre celuloide permitía a los cineastas añadir un elemento visual adicional a sus películas. Mejorando así la experiencia cinematográfica para el público.
La revolución del Technicolor
Más tarde, la revolución técnica nos traería el Technicolor. Que se basaba en el uso de una cámara especial de tres tiras, que utilizaba filtros para separar la luz en tres colores primarios: rojo, verde y azul. Estos colores primarios eran registrados en tres negativos separados durante la filmación. Luego, durante el proceso de impresión, se creaban matrices de gelatina coloreada a partir de estos negativos, que se utilizaban para transferir el color a una sola copia de la película. Este proceso resultaba en una calidad de color vívida y saturada que se distinguía por su belleza y realismo.
El Technicolor fue utilizado en películas clásicas de Hollywood: El Mago de Oz (1939), Lo que el viento se llevó (1939) y Cleopatra (1963). Aunque el proceso original de Technicolor fue gradualmente reemplazado por otros sistemas.
Hoy la decisión de si una película será a color o en blanco y negro, depende completa y definitivamente de las intenciones estéticas, narrativas y discursivas que el o la directora desean exponer y no como una limitante técnica.
Descarga la app de Cinépolis y consulta la cartelera, horarios, estrenos, preventas y promociones que tenemos para ti.
