Una brillante carrera marcada por imágenes oscuras e incluso perturbadoras, pero siempre propositivas.
La industria cinematográfica se encuentra de luto. Esta tarde se dio a conocer el fallecimiento de David Lynch, visionario director, guionista, actor y productor. En 2024 reveló que fue diagnosticado con enfisema debido a su gusto por fumar, y posteriormente señaló que, posiblemente, no podría volver a dirigir o salir de su cada como lo hacía regularmente. Sus familiares, por medio de una publicación en Facebook, confirmaron la noticia:
“Con profundo pesar, nosotros, su familia, anunciamos el fallecimiento del hombre y artista David Lynch. Agradeceríamos algo de privacidad en este momento. Hay un gran vacío en el mundo ahora que él ya no está con nosotros. Pero, como él diría, ´Mantén la vista en la dona y no en el agujero´”.
David Lynch, fue considerado un sinónimo de cine surrealista e incluso perturbador, pero siempre propositivo. Nació en 1946, y con el paso de los años, creó un estilo visual único que, acompañado de sus narrativas, lo hizo sobresalir en la industria. Su padre era un científico adscrito al Ministerio de Agricultura estadounidense, y su madre era profesora de lenguas. Junto a ellos vivió en diversos lugares.
Desde pequeño, Lynch mostró un gran interés por el arte y la creatividad. Le encantaba dibujar y pintar, y ya en su juventud comenzó a experimentar con la fotografía y el cine. Después de la secundaria, Lynch estudió arte en diferentes instituciones, como el Corcoran School of Art y el School of the Museum of Fine Arts, en Boston. Estas experiencias fueron fundamentales para desarrollar su estilo visual único y su pasión por el cine.
Durante sus años de estudiante, Lynch comenzó a realizar sus primeros cortometrajes. Estos trabajos ya mostraban su interés por explorar temas surrealistas y oníricos, características que se convertirían en su sello personal. A los 19 años se casó y tuvo un hijo, lo que marcó un nuevo capítulo en su vida. Esta experiencia, junto con la vida en la ciudad, influyó en su obra posterior, algo que se puede apreciar en su primera producción, Eraserhead (Cabeza de borrador).
Dicho título cuenta la historia de Henry Spencer, un joven deprimido y asustadizo, sufre desde pequeño unas extrañas pesadillas de las que intenta liberarse a través de su imaginación. Cuando un día Henry es invitado a cenar a casa de su amiga Mary, se entera de que ha sido padre de un bebe prematuro e inhumano.
Aunque se pensó en no exhibir la cinta por sus imágenes, pronto se convirtió en un título de culto. Cineastas como Stanley Kubrick, por ejemplo, la consideraron una verdadera obra maestra. Con El hombre elefante (1980), Lynch logró un gran reconocimiento y una nominación al Oscar. Esta película, inspirada vagamente en la vida de Joseph Merrick, demostró la capacidad de Lynch para abordar temas difíciles con sensibilidad y originalidad.
Durante los 80 se encargó de dirigir Duna, basada en la novela de Frank Herbert, y que otros directores intentaron realizar, pero no lo consiguieron. La filmación de dicha película se llevó a cabo en los Estudios Churubusco de la Ciudad de México, y aunque el resultado no fue del agrado de muchos, también ha ganado su buena base de seguidores con el paso de los años. Siempre la reconoció como una de sus producciones más desafiantes.
Lynch continuó explorando el cine negro y el surrealismo en películas como Terciopelo azul (1986), donde también coqueteó con el horror. Trata de un universitario que regresa a casa para visitar a su padre enfermo, y ahí encuentra una oreja humana en el pasto. Muchos rechazaron el proyecto, pero tras el fracaso de Duna, Lynch decidió que podía hacerlo. La crítica fue mixta, pero él consiguió su segunda nominación al Oscar como Mejor director.
En los años 90, Lynch revolucionó la televisión con la serie Twin Peaks. Esta serie de misterio y suspense, ambientada en un pequeño pueblo estadounidense, se convirtió en un fenómeno cultural y consolidó a Lynch como uno de los cineastas más innovadores de su generación.
David Lynch fue maestro en crear atmósferas surrealistas y oníricas, donde la realidad se mezcla con lo fantástico y lo perturbador. Sus películas comúnmente eran descritas como sueños lúcidos, llenas de imágenes poderosas y símbolos enigmáticos. El misterio fue una constante en sus obras. Los personajes se movían en entornos donde la verdad era difícil de alcanzar y había una constante sensación de inquietud.
No le tuvo miedo a explorar los aspectos más oscuros de la naturaleza humana, como en el caso de Eraserhead. Por otro lado, la violencia y el erotismo a menudo estaban presentes en sus películas, aunque de una manera estilizada y simbólica. En entrevista para The Talks, así habló de cómo veía sus películas, y si creía qe su nivel de consciencia (además de meditar) lo hacía un mejor artista.
“No sé. Puedes captar ideas a un nivel más profundo cuando empiezas a meditar. La intuición crece, y la intuición es la herramienta número uno para un artista: sentimiento y pensamiento combinados. Cuando trabajas en una pintura, es como si lo supieras y disfrutas mucho haciéndolo. Lo mismo ocurre con las películas. Aumenta el disfrute del trabajo, aumenta el disfrute de todo. Las ideas fluyen y la sensación de que puedes conseguirlas es correcta. Sabes lo que es eso. Es un conocimiento que crece. Es realmente hermoso.
Durante años refirió que el ya mencionado Kubrick, Federico Fellini (director), Franz Kafka (escritor), e incluso el pintor Francis Bacon influían en su obra. Amaba que sus historias tuvieran una fuerza visual, y siempre deseaba tener la última palabra sobre ellas. También le gustaba hacer pensar a la audiencia, pues consideraba que los cinéfilos amaban eso.
Su último largometraje fue El imperio (2006), protagonizada por Laura Dern, Justin Theroux y Harry Dean Stanton. En ella también fungió como director de forografía y editor. Nuevamente, sus elementos surrealistas derivaron en críticas mixtas, pero todos sabían qué esperar de alguien como él. Durante los últimos años de su vida escribió y dirigió cortometrajes; The Mystery of the Seeing Hand (2020) se convirtió en el último de ellos.
Si viste una película y el comienzo de la película fue pacífico, la mitad fue pacífica y el final fue pacífico, ¿qué tipo de historia es esta? Necesitas contraste y conflicto para contar una historia. Las historias necesitan tener luz y oscuridad, confusión, todas esas cosas. Pero eso no significa que el cineasta tenga que sufrir para mostrar el sufrimiento. Las historias deberían tener el sufrimiento, no la gente”, (vía).
Descanse en paz.
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