Aunque la casa de Mickey Mouse se ha enfrentado a las críticas, varias de sus nuevas versiones han triunfado con la audiencia.
Villanas redimidas, amantes de la moda y emocionantes mensajes sobre esperanza y humanidad. ¿Cuáles son las adaptaciones live-action donde Disney ha acertado?
Desde sus inicios, Disney ha sabido cómo tocar la fibra sensible de generaciones enteras a través de sus clásicos animados. Sin embargo, en los últimos años, la compañía ha apostado por una nueva forma de revivir estas historias: los remakes live-action. Estas producciones, que combinan la magia de los cuentos originales con la tecnología y el talento actoral del siglo XXI, han generado tanto admiración como controversia. Si bien, muy pocas han conseguido estar a la par (aunque sea por momentos) de su contraparte animada, hay varias producciones que cuentan con elementos destacables y merecen ser reconocidas.
NOTA: Para este listado se consideran las películas estrenadas tras la tendencia iniciada con Alicia en el país de las maravillas (2010). Estas se presentan en orden cronológico de estreno.
Maléfica (2014)

La película tomó la clásica historia de la Bella Durmiente y le dio un giro innovador al centrarse en la villana, Maléfica. Esto permitió al público comprender la complejidad del personaje y sus motivaciones, alejándose del estereotipo de “villana malvada”. Sí, es una película de Disney, pero es imposible no pensar que nos habla de fuertes temas como la traición, el dolor y hasta la redención. El punto fuerte es, sin duda, Angelina Jolie. Su caracterización y carisma para transmitir bondad y maldad hicieron que la película se convirtiera en un rotundo éxito.
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Cenicienta (2015)

Dirigida por Kenneth Branagh, esta fantasía logró un equilibrio entre mantenerse fiel al clásico animado de 1950 y aportar una nueva visión. Respetó la esencia de la historia, pero nos mostró personajes menos caricaturescos y un diseño de producción espectacular. Los detalles en los decorados, los trajes y la magia que envuelve la película crean un ambiente de cuento de hadas que no saturó la pantalla y, al mismo tiempo, se sintió épico. La dupla entre Lily James y Cate Blanchett (como la gran villana) fue otro punto a su favor.
El libro de la selva (2016)

La película fue pionera en el uso de efectos visuales fotorrealistas. La combinación de acción real con animales generados por computadora fue tan convincente que hizo ganar el Oscar a los responsables de crearla. El nivel de realismo permitió mostrar expresiones a los animales y una integración con el protagonista que pocas veces se había logrado. Jon Favreau tuvo una gran visión, y permitió que hubiera un equilibrio entre la fantasía y las emociones reales. Entre íconos como Mowgli, Baloo y Bagheera, también hubo mensajes sobre el sentido de pertenencia y nuestra relación con la naturaleza.
Mi amigo el dragón (2016)

Aunque no es tan conocida como las producciones anteriores, vale muchísimo la pena destacar este trabajo de David Lowery. La historia de la amistad entre Pete y Elliot, el dragón, es conmovedora y efectiva para todas las edades. Hay un buen trabajo al retratar la inocencia infantil y la importancia de los lazos afectivos, elementos en los que Disney es un estudio experto. Hay grandes paisajes, un buen diseño del dragón y efectos visuales convincentes. Mi amigo el dragón actualiza la cinta homónima de 1977 y se aleja de la nostalgia para contar un enfoque más realista, pero igual de sensible.
La bella y la bestia (2017)

Con Emma Watson y Dan Stevens a la cabeza del reparto, este romance fantástico capturó toda la esencia del clásico animado. Se respetaron muchos de los elementos icónicos, desde los personajes y las canciones hasta los escenarios y el vestuario. Esto generó una sensación de nostalgia en el público, que la convirtió en uno de los remakes más taquilleros hasta la fecha. Su protagonista hizo una Bella increíble, con inteligencia, bondad y una gran conexión con los personajes secundarios (en su gran mayoría, animados). Aunque hubo algunas quejas por el diseño de la Bestia, el personaje se integró efectivamente al gran diseño de producción y a los números musicales.
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Christopher Robin: Un reencuentro inolvidable (2018)

Aunque no es tan infantil como otras películas aquí mencionadas, la esencia de los personajes clásicos se mantuvo. Hubo nostalgia, pero bien manejada. Más allá de los efectos visuales (que fueron nominados al Oscar), hay interesantes escenas que nos hablan de la amistad, la familia, y esa melancolía que a veces nos impulsa. Ewan McGregor hizo un gran trabajo como Christopher Robin, y nos enseñó, junto al querido osito amarillo, a valorar los momentos simples de la vida, y la capacidad de imaginar.
Aladdín (2019)

Antes de su estreno, esta película tenía una polémica impresionante, particularmente por el diseño de El Genio. Tras su estreno, el carisma de Will Smith fue suficiente para complacer a una gran parte de la audiencia, y por ello Aladdín se convirtió en un éxito que nadie veía venir. Guy Ritchie, el director, recreó escenas icónicas con una mezcla adecuada de nostalgia y espectacularidad; además, respetó la música y le dio un giro de manera muy efectiva. No se trata de una calca a la cinta original, y aunque sus añadidos quizá no fueron tan efectivos, tampoco echaron a perder la historia. Destacan, una vez más, el vestuario, los sets, y la química entre sus protagonistas. Fue una lástima que la carrera de Mena Massoud, el nuevo Aladdín, no despegara como se esperaba.
La dama y el vagabundo (2019)

Una de las características más distintivas de esta versión es el uso de perros reales, en lugar de efectos visuales excesivos. Esto le dio a la película un toque de autenticidad y ternura que no pasó desapercibido. Gracias a los entrenamientos que recibieron los lomitos, y a algunos trucos digitales, hubo expresiones y momentos muy realistas. La película no tuvo un gran impacto en la audiencia, pero vale la pena por la adaptación de la historia y su hermosa ambientación, lo suficientemente poderosa para transportarnos a la nostalgia y el romance necesarios.
Cruella (2021)

Protagonizada por Emma Stone, esta película se desmarca de las típicas adaptaciones live-action que replican fielmente los clásicos animados. En lugar de eso, ofrece una historia de origen completamente nueva y audaz, haciendo de Cruella de Vil un personaje mucho más profundo. La estética setentera, su ambientación en Londres y el diseño de vestuario son una maravilla. Con prendas extravagentes y llenas de estilo, hay una evolución totalmente creíble de la villana. Emma Thompson en el papel de la Baronesa también se luce, y representa un gran acompañamiento para Stone.
La sirenita (2023)

Uno de los aspectos más celebrados cuando se estrenó la película fue la actuación de Halle Bailey. Escucharla cantar y ver cómo se relacionaba con los personajes a su alrededor nos hizo entender por qué fue elegida como Ariel. Su química con el nuevo príncipe Eric se notaba en cada escena, e incluso sin diálogos había una poderosa complicidad. Aunque lejos de la versión animada, la Úrsula de Melissa McCarthy fue cumplidora y nos regaló algunos buenos momentos de humor. La esencia del clásico original estaba ahí, pero el director Rob Marshall también añadió algunos cambios y situaciones que extendieron la historia. No todo funcionó, como algunos efectos visuales, pero como en el caso de Aladdín, tampoco se desvirtuó el mensaje deseado.
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