El actor dio muestra de gran profesionalismo a tan corta edad.
Lidiar con dragones no es fácil en la Isla de Berk, y mucho menos en la vida real. O al menos eso es lo que cuentan los involucrados en el live-action de Cómo entrenar a tu dragón. El esperado remake por fin llegó a las salas de cine, y no sólo enamoró a millones de espectadores con sus efectos visuales, sino también con las secuencias de acción. Los entrenamientos, las peleas y esos increíbles vuelos lucen maravillosos en pantalla grande, pero no fueron precisamente fáciles para el equipo que los realizó. De hecho, Mason Thames, el protagonista de Cómo entrenar a tu dragón, terminó con una lesión tras darlo todo de sí en un peligroso stunt.
¡Llenos de sangre!
La escena en cuestión involucra ese primer vuelo que da Astrid sobre chimuelo. Luego de que la joven descubre el secreto de Hipo, este decide “mostrarle” todo lo que ha trabajado con el Furia Nocturna, y por ello la invita a pasear para que entienda todo. Evidentemente, no existía ningún Chimuelo en el set de rodaje, y para simular el vuelo se utilizó algo que Thames describe como un “toro mecánico gigante”. Nico Parker (Astrid) y él se subían, y eran los encargados de efectos visuales quienes se encargaban de todo lo demás.
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“Cada vez que volé el dragón en la película, estaba en esta cosa de cardán. Estábamos haciendo una escena donde Nico y yo estamos en el dragón, así que el estabilizador se empezó a mover y era una locura. Y entonces el dragón cae. Normalmente, cuando el dragón cae, [el estabilizador] sube. Así que bajo, listo, y entonces el dragón sube, la cabeza me pega en la barbilla, y tres pernos de hierro me golpean”, contó a Entertainment Weekly.
Según cuenta el actor, no pensó ni por un momento en detener el rodaje. Continuó recibiendo indicaciones, pues aún no se había dado cuenta de qué tanto le afectó el golpe. Fue Nico Parker quien exclamó “¡Oh, por Dios!”, y entonces el actor se dio ciuenta de lo que realmente había sucedido. Ella tenía las manos manchadas de sangre gracias al accidente de Mason, pues en la escena tiene que sujetarle la cara. Al final, este tuvo que ser cocido, lo cual representó un ligero inconveniente para el rodaje.
“Miré hacia abajo y vi un charco de sangre en el dragón. Bajé y me miré en un pequeño espejo que teníamos; me faltaba un trocito de la barbilla, y era horrible. El médico me los puso y luego dijo: ‘Oye, puedo hacerlo mejor’, y los cortó y los volvió a poner.
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Para Nico Parker, la experiencia fue un poco más traumática. Dentro del equipo se volvió un chiste local hacerle creer que ella tuvo la culpa gracias a sus uñas largas. La actriz confesó que sí olvidó arreglarlas antes de rodar esas escenas, pero fue testigo del golpe de su compañero, así que tiene la conciencia tranquila. Evidentemente, se deshizo de las uñas largas para rodar la siguiente toma del vuelo, pues no quería lastimar “al niño de oro”.
“Recuerdo que después, al principio, todos decían: ‘Nico acaba de lastimar a nuestro chico. Nico acaba de cortar a nuestro miembro favorito del elenco’. Y recuerdo pensar: ‘Dios mío, esto es horrible’. Luego vimos el material, y se ve cuando se golpea la barbilla. Gracias a Dios. Me habría sentido muy… Me sentí muy mal cuando pensamos que era yo. Y él no lo dejaba ir. Le pareció muy gracioso”, agregó Parker.
¿Un rodaje con poca suerte?
Los golpes se volvieron una constante durante el rodaje, pues la intérprete de Astrid tuvo que cargar un hacha muy pesada. Ella misma se considera una persona poco coordinada, por lo que algunos movimientos le parecieron más complicados de lo normal. Se golpeó un diente y las manos, pero nada tan grave o sangriento como lo sucedido con su compañero.

Incluso el equipo detrás de cámaras vivió estragos en su salud. El supervisor de guion, el director de fotografía y hasta el supervisor de efectos visuales se contagiaron de COVID. Esto derivó en que Dean DeBlois, el director, también contrajera la enfermedad a pesar de que se cuidó durante mucho tiempo para no afectar el rodaje. A pesar de la sangre, los dientes golpeados y los virus en el aire, DeBlois afirma que no cambiaría la experiencia.
“Sinceramente, me encantó. Disfruté cada minuto, incluso cuando hacía frío, llovía e incluso nevaba a veces; estaba eufórico. La gente no lo entendía del todo. Empecé pensando: esto va a ser el final de mi carrera o quizás el comienzo de una nueva dirección, pero sea como sea, me lo voy a pasar genial haciéndolo”, concluyó.
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