¡Conoce al deportista que se puso en la piel de este terrible ser!
Si son fans de la saga Alien, sabrán mejor que nadie cómo las películas nos han acostumbrado a impresionantes criaturas. Y la criatura final de Alien: Romulus no es la excepción. En dicha cinta, dirigida por el uruguayo Fede Álvarez, vemos de regreso al terrible Xenomorfo, pero también somos testigos de un tercer acto brutal, con una criatura que ha provocado todo tipo de reacciones. Ya sabíamos que muchos de los efectos se realizaron de forma práctica, pero, ¿cómo se creó al ser que atemorizó a la audiencia en el final de Romulus? Aquí tenemos la respuesta.
NOTA: Los siguientes párrafos contienen spoilers mayores de Alien: Romulus
Durante el primer acto de la película, Kay (Isabela Merced), revela que está embarazada. Minutos después, el personaje termina en las garras del Xenomorfo, y son los protagonistas, Rain (Cailee Spaeny) y Andy (David Jonsson), quienes la liberan. La estación espacial donde transcurre el horror está infestada de aliens y a punto de chocar con un planeta cercano, por lo que todos intentan escapar. Visiblemente dañada, Kay se inyecta el “Compuesto Z-01” de Weyland-Yutani, hecho de materia extraída de los Xenomorfos, y creado para hacer avanzar a la humanidad.
Cuando todo parece a salvo, Rain pone a Kay en una cámara criogénica que la “mantendrá a salvo”, pero el parto de esta última se adelanta. La criatura que nace no es precisamente humana y tierna, sino un bebé que a cada segundo evoluciona hasta convertirse en un aterrador híbrido entre humano y Xenomorfo. En su forma final, la criatura es alta, blanca, con un aspecto horrible, cola y ojos perturbadores. ¿Su nombre oficial? “The Offspring” (“La Descendencia”).
“Por la forma en que se describe, estás tratando de imaginarlo en tu cabeza y no sabes cómo el director va a crear este personaje”, dijo el supervisor de efectos visuales Daniel Macarin a Variety. “¿Va a parecer un xenomorfo? ¿Será algo muy peculiar? ¿Será algo que nunca hayamos visto antes?
Como se mencionó líneas atrás, Fede Álvarez siempre tuvo en mente que las criaturas fueran diseñadas de forma práctica y con la menor cantidad posible de CGI. En el caso de The Offspring, tanto Macarin como Ludovic Chailloleau, supervisor de animación, quisieron trabajar con un enfoque de “menos es más”. Así contrataron a Robert Bobroczkyi, jugador de basquetbol que mide 2.31 metros de altura. Este no tiene experiencia en la actuación, y aunque eso pudo representar un enorme reto, también sirvió como inspiración para el equipo detrás de cámaras.
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“La forma en que se mueve es única. Considerando su gran tamaño y el concepto de la criatura, él nos dio un montón de cosas visuales a las que pusimos atención. Eso me resultó sobresaliente. La primera vez que lo vimos en el set, a este actor de 2.31 metros, y con su vestuario fue aterrador. Hicieron un gran trabajo con la apariencia del personaje, y supimos que todo lo que pensábamos aportar iba a funcionar”.
Pero el nacimiento de este hibrido también fue un desafío por sí mismo. Crearon el huevo de donde salía, y también al bebé, pero este no tenía movimiento. El director quería que este pareciera vivo, y que su apariencia resultara espantosa desde el principio. Se trabajó en un rostro animado que no luciera lindo, pero tampoco desagradable por completo. La intención era despertar curiosidad por lo que sucedería después.
La cola y la boca se convirtieron en un ligero dolor de cabeza. En Alien: Romulus lucen totalmente amenazantes, pero llegar a ese resultado costó un poco de trabajo. Nadie quería que se vieran como partes de un animal común, por lo que debían supervisar el movimiento, su tamaño, y cómo podía manejarlas Robert Bobroczkyi con su vestuario. Tales aspectos no serían protagónicos, pero debían representar una gran amenaza.
“No pasas mucho tiempo en pantalla con este personaje, por ello hay que asegurarse de que el público nunca tenga una reacción equivocada. Si se ríen de eso o algo les parece gracioso, entonces los has sacado del momento y probablemente no tengamos tiempo suficiente para volver a ponerlos en acción”, afirma el supervisor de efectos visuales.
El tercer acto termina con la colisión de la nave y el planeta. Sí, Bobroczkyi tiene gran condición física, pero no la suficiente para realizar complejos stunts con el traje de la criatura. La producción necesitaba que el híbrido quedara colgado, saltara y se lanzara, pero no era posible para el deportista. No de una forma segura. Tampoco se podía recurrir a los stunts, pues no había alguien con semejante altura. Tomando los movimientos previos del intérprete, los encargados de efectos visuales animaron un modelo digital que pudiera ponerse en peligro, literalmente, hasta su último aliento.
Si en algo coinciden críticos y audiencia, es que el aspecto de la criatura es aterrador y logra un muy efectivo resultado. ¿Qué opinan ustedes? ¿Creen que Alien: Romulus nos dio a uno de los monstruos más terroríficos en toda la saga? Si quieren revivir sus escenas, la película continúa en salas de Cinépolis.
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