Una historia de caminos, venganza… y un increíble talento familiar.
Hay viajes que no sólo nos enseñan del camino que se recorre, sino también de nosotros mismos y hasta dónde podemos llegar. Luego de un exitoso paso por numerosos festivales y cuatro nominaciones a los Premios Ariel 2024, por fin llega a las salas de Cinépolis A cielo abierto, película escrita por Guillermo Arriaga (Amores perros), y dirigida por sus hijos: Mariana y Santiago Arriaga. El proyecto, que tardó décadas en ver la luz, es uno de los más esperados dentro del cine mexicano este 2024, y ante su estreno, les contamos por qué ver A cielo abierto.
Una trama poderosa
Dos hermanos adolescentes emprenden un viaje de carretera hasta la frontera entre México y Estados Unidos para localizar al responsable del accidente de coche que causó la muerte de su padre. Acompañados por su bella hermanastra, los tres hermanos se embarcan en un tenso viaje de venganza y de crecimiento que, en última instancia, les hará aceptar la muerte de su padre.
Todos los personajes atraviesan una pérdida, y la carretera se convierte en una forma de fluir y dejar salir todos los problemas que llevan por dentro.
“En la película el perdón juega un papel importante. Creo que en la vida nos fijamos mucho en las cosas que nos dañan o las que no tenemos. Cuando perdemos algo pasamos por todo tipo de emociones, pero es importante saber sentir enojo. Considero que el perdón llega cuando dejas de fijarte en todo lo nocivo y te enfocas en lo que queda, cuando piensas en el camino que lleva a la vida, y no a la muerte”, afirmó Maximo Hollander en conferencia de prensa.
Años en el tintero
La historia de A cielo abierto toma como inspiración un accidente de Guillermo Arriaga en diciembre de 1985. El director, cerca de la huasteca potosina, venía en un auto que cayó dentro de un barranco. Tiempo después, sabiendo que no podía desaprove char la experiencia vivida, se embarcó en la aventura de escribir esta, su primera película. Los accidentes (como el espectacular choque de Amores perros) se convirtieron en un común denominador de sus guiones. El borrador de A cielo abierto pasó por algunos problemas antes de llegar a la pantalla grande, pues su creador lo vendió. Durante algunos años se pensó que alguien más podría dirigirlo, e incluso se quiso adaptar, pero no de la forma en que Guillermo Arriaga buscaba. Irónicamente, su texto esperó a un par de hermanos que, como los protagonistas, también tenía grandes experiencias en la carretera.
- Te puede interesar: A cielo abierto – Tráiler y todo sobre la película nominada al Ariel
Trabajo de familia
Además de narrar una historia centrada en el poder de la familia, A cielo abierto es un ejemplo de que el talento corre por las venas de los Arriaga. Guillermo, el padre y guionista, trabajó el guion décadas antes de que sus hijos siquiera pensaran en dedicarse al séptimo arte. Cuando Santiago lo encontró, casi por accidente, lo leyó de inmediato. Se encontró con una historia que, gracias a ligeros cambios, seguiría tan vigente como hace décadas y podría conectar con muchas personas. Además, se sintió totalmente identificado.
“Creo que mi hermana y yo somos muy afortunados por tener un padre escritor. Lo podemos conocer como padre, y también por los miedos que tiene u otras etapas de su vida. En este guion habla del padre en el que recién se había convertido, del México con el que crecimos, las dinámicas que vimos. Claramente, Mariana y yo estamos en esa historia, hay muchas cosas que resonaron, como pelearnos por la televisión o los viajes que hacíamos a Coahuila. Puede que no lo haya escrito yo, pero me representa como persona y director”, dijo Santiago Arriaga.
Tres protagonistas unidos por el destino
La elección del trío protagónico (Máximo Hollander, Theo Goldin y Federica García) estuvo, en cierto sentido, clara desde un inicio. Hollander, por ejemplo, se encontró con Santiago y Mariana Arriaga en un encuentro de nominados al Ariel, y desde entonces, no dejaron de pensar en él. Federica, por otro lado, tuvo contacto con los Arriaga desde muy pequeña, esto porque sus padres conocían a la familia de cineastas. El destino los reencontró en los 15 años de ella, cuando A cielo abierto ya estaba más cerca de convertirse en película. Theo conoció a los Arriaga con 11 años, y estos de inmediato supieron que debía estar en la cinta.
Sin dudarlo, los directores sabían que ya tenían a los tres hermanos protagonistas. Fue como si el destino los hubiera enlazado, muchos años antes, por una poderosa razón.
Producción de primer nivel
Curiosamente, la familia Arriaga tiene una gran relación con el desierto. Es un lugar que les representa muchas cosas y los inspiró para llevar a cabo esta cinta. Algunas de las locaciones incluso forman parte de su vida cotidiana. Coahuila se posicionó como un estado lógico para filmar la cinta, ya que prácticamente los involucrados tenían conocimiento del territorio. Tras años de planeación y el proceso de rodaje, los directores, productores y el reparto se sienten muy agradecidos con aquella tierra.
“Filmar ahí fue todo un tema, pero el estado fue muy generoso con nosotros. Nos apoyaron muchísimo. Era peligroso estar tanto tiempo en carretera, pero nos rodeamos de un equipo increíble; todo el equipo de transporte, producción, arte, etc., estuvo con nosotros hasta el final. Se resolvió muy bien con los paisajes que ofrecía Coahuila. Fue uno de los retos más grandes que he tenido, pero todo salió muy bien”, dijo Eréndira Núñez Larios, la productora.
Descarga la app de Cinépolis y consulta la cartelera, horarios, estrenos, preventas y promociones que tenemos para ti.
